martes, 2 de septiembre de 2014

Aún se siente el pensamiento alegre de la rumba (a la memoria de Peret)

Cuentan que después de dos semanas de juerga ininterrumpida, Peret tuvo una 'iluminación' y se pasó a la luz evangélica. Fue en los 80, cuando la rumba catalana, que él había llevado a sus más altas cotas de popularidad, mantenida por la versión madrileña o callejera de Chichos y Chunguitos, comenzaba a perder su hegemonía de canción popular en favor de nuevos sonidos por los que se decantaban las nuevas generaciones de músicos gitanos, y el público con ellos (Pata Negra, Ketama...).
Pero la rumba nunca desapareció. Y Peret fue viendo cómo la rumba seguía presente y surgían grupos, músicos que se apoyaban en ella y conectaban con un amplio público. Si bien ya nadie tocaba la guitarra ventilador a la manera original, la rumba de final de siglo XX-principio del XXI era una amalgama de su rumba, la de los Chichos, la de Paco de Lucía, la de "Volando voy", la de Gato Pérez combinada con rock, reggae, hip-hop y, por supuesto, el ingrediente latino, los sones del otro lado del mar presentes desde sus inicios, era el rumberío de los Ojos de Brujo, Estopa, Muchachito Bombo Inferno, Gypsy Kings...
Y Peret volvió, ya como patriarca, para darse cuenta que nunca había dejado de estar sentado en el trono que conquistara en los 60, que sólo fue un flash el que le hizo creer lo contrario y en ese trono permaneció hasta el fin de sus días en este planeta. Larga fue su vida como rey de la rumba, y aún se le ve ahí.
La rumba sigue siendo sinónimo de fiesta, de diversión, de subversión o irreverencia, también, pues la juerga te puede llevar hacia otras luces menos previsibles o institucionalizadas en lo religioso. Un tipo de canción popular que continúa conectando con un gran sector del público de este país -también de otros-, tal vez porque no ha encontrado el relevo en otro tipo de canción que sea la mayoritariamente popular; ahora todo está desfragmentado, abierto a la elección, inducida o no, de cada cual. Y sin embargo, parece que al sonar el ritmo rumbero algo se despierta, conecta en el/la oyente, sea cual sea su edad o procedencia...
Pues disfrutemos de este pensamiento alegre que se baila: la rumba.

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