jueves, 19 de octubre de 2017

Misterio y realidad del Flamenco: 'Lejos de los árboles', de Jacinto Esteva (proyección este sábado en la Seminci)

La Semana Internacional de Cine de Valladolid inaugura este sábado su 62 edición, que concluirá el sábado siguiente, 28 de octubre. Entre las primeras proyecciones aparece la película Lejos de los árboles, de Jacinto Esteva, con un único pase este sábado en la sala 11 de los Cines Broadway, a las siete y media de la tarde.
Apuntamos este film por su relación con el flamenco (creo que no es la primera vez que en este blog ha sido señalada la cinta de Esteva). Una relación concretada en un baile de Antonio Gades (con la bailaora Curra Jiménez, y el cante de Calderas de Salamanca), casi al final de tan singular película.
Unas fuentes señalan el inicio de su rodaje en 1965, otras en 1963, su fin hacia 1970, su estreno en el 71-72. Un baile de fechas señal de sus problemas de producción -financiación-, de censura -con el fin del franquismo pudo restituirse la media hora cortada.
Lejos de los árboles es algo más que un documental donde se recogen diversas escenas de ritos, fiestas producidas a lo largo y ancho del territorio español tanto en el ámbito rural como urbano. Desde los bailes en una discoteca de Gerona, hasta 'Los Picaos', pasando por la Romería de Almonte, convento de clausura, mujeres trabajando en el campo y el puerto, Rapa das Bestas, batalla del vino de Haro, carrera de burros, encierros, pasacalles, funerales, tablao, bodegas de Jerez...


"Un ensayo fílmico", se ha dicho de la película de Esteva. Hay un estudio, hay una(s) idea(s), abiertas a la interpretación, a la interrogación (un ejemplo en este enlace), que no interfieren el goce estético de su visión.
Al final: el flamenco (con permiso de la muerte). Se muestra en la única secuencia con una puesta en escena 'elaborada' frente a todas las demás - las citadas arriba: encierros, fiestas, romerías...- tomadas tal cual se producen, 'reales' (descontando los títulos de crédito). ¿Por qué?
Es como si todo lo visto confluyera en el baile flamenco de Gades. Frente a la bárbara espontaneidad ritual de las manifestaciones populares, ya sean en los diversos pueblos españoles o en sus ciudades, la armonía de unos movimientos buscando, trazando un plan que le aleje de esa barbarie (estamos en un tiempo -década de los 60 del siglo XX- donde el flamenco ha alcanzado una total consciencia de su "mundo y formas", y puede mostrarse como alternativa y espejo: real).
El flamenco es esto, también. Dice, vemos, en esta secuencia del baile. Sin desvelar el misterio que late en este arte (hay una parecida reflexión relacionada con el toreo -colabora el torero Chamaco en la película-, que apunta en parecida dirección y el director resuelve, en este caso, a través del montaje paralelo). 
El cine busca crear una experiencia, no visual -efectos especiales-, sino a través de lo visual. Una experiencia vital. Como el flamenco lo hace a través de la emoción (la emoción no es el fin del flamenco, del 'flamenquito' sí puede ser). Uno y otro para llevarnos a 'lo adulto' -ese misterio, ese mundo por descubrir-; para algo bajó el mono del árbol, a caminar erguido y empezar a ser humano, ¿o es que simplemente se fue a una casa en el campo, en la ciudad? (la ciudad ha creado otros rituales bárbaros, con su música extranjerizante -suenan Gatos Negros, Mustang-, continuadores de aquellos rurales, pero insatisfactorios una vez concluidos).


Es la única presencia flamenca detectada en esta nueva edición de la Seminci, que se sepa, la cinta de Esteva. Podría añadirse otra, la de Diego el Cigala, pero la suya aparece unida a lo que hace últimamente, la cosa de la 'salsa', a la que se ha entregado en su nuevo disco y da título al documental, Indestructible. El alma de la salsa (día 22, 22.15h; día 23, 12.00h. Cines Broadway).
P.D.: Lejos de los árboles también se puede ver completa en youtube.

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