viernes, 31 de enero de 2014

Félix Grande, memoria del flamenco



"No hay en toda la tradición de poesía castellana, ni culta ni popular, capaz de poner de pie, e incluso de rodillas, una emoción con tan pocas sílabas". Con palabras como éstas, rotundas, sugestivas, de emoción a flor de piel, expresaba su amor por el flamenco Félix Grande. 


Ayer falleció el escritor, el poeta, conocido y reconocido enamorado, divulgador del flamenco.
"Mi larga y amante relación con esta brava música contiene gratitud y derrota. Gratitud porque debo a la estética y a la ética de esta música trágica y exquisita grandes raciones de verdad y de vida, grandes horas de dicha y de desgarramiento: los dos caminos por donde nos es posible llega a la ciudad de nuestro corazón. Derrota, porque daría todas las páginas de amor que le he escrito a este tema, y todas cuantas pueda escribirle hasta el día de mi muerte, por ser un digno guitarrista, en vez de lo que soy: un guitarrista fracasado" (Nota a la primera edición de su libro, Agenda Flamenca. Mondadori, 1992).
Este libro fue el primero sobre flamenco que tuve. Fue mi primer contacto con una hipótesis, hasta entonces aceptada de forma generalizada, sobre ciertas etapas referidas al origen del flamenco, que Félix Grande desarrollaría en Memoria del Flamenco (Espasa-Calpe, 1979).

Hipótesis sobre la que el mismo Grande advertía, "se encuentra cada día menos socorrida por la investigación"; pues, "antes que pontificar, opta por sugerir" (J.M. Caballero Bonald). Como flamencólogo habría que situarle en un lugar intermedio entre la 'vieja escuela' (Manuel Ríos Ruiz, Juan de la Plata...) y la 'nueva escuela' (Ortiz Nuevo, Gamboa...). Con la primera compartía una forma lírica a la hora de escribir sobre flamenco, sin caer en lo empalogoso, en la poética floreada y vacía, en esa versión mala de la influencia 'lorquiana' cuando tocaba referirse al flamenco; de la segunda, una mayor claridad sobre el hecho flamenco, el ímpetu de esa mirada nueva y del saber, la inteligencia que ésta contenía. Por supuesto, hubo discusiones, debates, pero sin disminuir, "libertad a nuestra capacidad de asombro, ya que el cante continúa siendo, mediante su voraz hermosura, un hecho misterioso".
Grande supo apreciar, de inmediato, el arte de los nuevos valores que por aquellos años -70-80, del siglo pasado- comenzaban a escribir nuevas y grandiosas páginas en el flamenco, representados en Camarón de la Isla y Paco de Lucía. Al tocaor dedicó varios artículos, muestra de su admiración por, "el genio de Paco de Lucía y mi devoción por la música de la guitarra flamenca", al que defendió de, "los mandarines de la llamada música culta -personificados en "el genial intérprete" Andrés Segovia- contra este sonido incomparable que no merece ni la ignorancia ni el despecho". O que fue uno de los miembros del jurado el año en que Miguel Poveda ganó la Lámpara Minera. Pasión y conocimiento: Félix Grande.
Al hilo de la triste noticia de su fallecimiento hemos recordado algunas visitas recientes a esta nuestra ciudad del escritor, poeta y flamenco. Su presencia en las primeras ediciones de las Jornadas Flamencas 'Ciudad de Valladolid' contribuyendo al prestigio de este evento flamenco y el alto nivel de ilustres conferencias y artistas que por él han pasado; la charla que ofreciera en 2007 en la desaparecida Aula Flamenca previa al recital de María Toledo; o en 2009 compartiendo mesa con Luis Eduardo Aute, quien se confesó alumno de Grande -"hasta que no le conocí yo escribía canciones malamente"-, Sabino Méndez y Félix Romeo para hablar de 'Música y Poesía', y de la que recordamos esto que dijo: “Los músicos son seres que han conectado con la palpitación cósmica con un lenguaje, con un código expresivo más afinado que el de cualquier otro arte”; o una copla, de amor, que recitó:

"Cuando yo me muera
te pido un encargo
que con la trenza de tu pelo negro
me amarren las manos". 

(En el libro colectivo, A Camarón, publicado por la Bienal de Sevilla al poco de fallecer el cantaor, escribió: "Camarón ha muerto y no ha muerto". Lo mismo podemos decir de él: Félix Grande ha muerto y no ha muerto; es Memoria del Flamenco).


2 comentarios:

  1. La grandeza del flamenco está en ser "un quejío de un alma rota que trasciende a lo sagrado." Por lo tanto, tiene íntima relación con la poesía y el hecho poético, porque baja a "los ínferos del ser". Es el lamento, el dolor expresado por palabra convertida en cante.

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