sábado, 4 de febrero de 2017

Principio del 2017: El flamenco se mueve (Nîmes, Jerez, Londres...), ¿y avanza? (recordamos con Ortiz Nuevo)


El flamenco rueda en estos primeros compases del 2017. Primeros pasos en Nîmes (Francia) -pueden leer algunas crónicas de los recitales aquí en glorioso, y por un sabio flamenco, francés-, en la Biennale de los Países Bajos -éxito de público y crítica-, en Perú (Festival Flamenco y Punto, con amplia representación de sólo artistas sudamericanos); arranque de la gira Flamenca del Norte; ya cerca está el de Helsinki, al igual que el de Jerez -el primer Gran festival del año-, la Cumbre Flamenca de Murcia o el Festival de Londres -nivelazo como es habitual en brexitlandia-...


Y se anuncian contenidos para festivales venideros -el Potaje, 25 aniversario de Camarón...-, programaciones -Flamenco Viene del Sur, Círculo Flamenco de Madrid...-, concursos... Y durará una antológica exposición de y en la Biblioteca Nacional de España: Patrimonio Flamenco, hasta el 2 de mayo...


Más todos los pequeños, medianos actos, recitales que se han venido celebrando y van a celebrarse en los próximos días. Añádase la edición de discos a la vista o un poco más allá: Carmen Linares, Vicente Amigo, Rosalía y Raúl Refree, Tomasito, Jesús Méndez, Dani de Morón, Rocío Márquez... O los de edición reciente como el homenaje de Jerez a Caballero Bonald, el de Chacón, una antología de Don Antonio realizada por Carlos Martín Ballester, el de La Macanita...


¿Buena salud en el flamenco? ¿o digamos, como aquel, 'y sin embargo, se mueve'? 
Hace poco, nuestro archivero 'El Byron' encontraba un artículo de José Luis Ortiz Nuevo, publicado en los 70, en 'Informaciones', un periódico que no sobrevivió a la post-transición. Hablaba el escritor, investigador, poeta, director de escena y festivales y más siempre relacionado con el flamenco, de la "Crisis de los festivales", de que "evidentes son los síntomas de que algo enrarecido turba la flamenca realidad, en su doble vertiente de conservación y creación artística", que el público empezaba a estar harto de tanto festival como había, de que los artistas no podían mostrar sus condiciones por cómo se montaban dichos festivales... cañero y contundente Ortiz Nuevo apuntaba a las "organizaciones pequeño burguesas" de estos espectáculos, "siempre chatos, carentes de imaginación, sin el más mínimo andamiaje que una y potencie lo diverso"; a las peñas "falsamente tradicionalistas" que asfixian, "la imaginación de los creadores".
¿Es extrapolable el análisis de Nuevo al presente? Si respondemos sin partidismos sacaremos alguna conclusión verdadera (Eran también tiempos de 'mairenismo' a ultranza; y sí, había un gran desbarajuste en lo tocante a los festivales, del que sólo sobrevirían los más fuertes, aunque con daños).

Del impagable blog Papeles Flamencos.

Mientras, me quedo con ciertas partes de su artículo, que, creo, conviene recordar, no olvidar.
"En sus orígenes, antes de que aparecieran los negocios y el cante fuera mercancía, los flamencos cantaban para sí mismos y sus más intransferibles y personales penas. Luego, entre la necesidad y el arte, llevaron la criatura a las tabernas y a los cafés del cante y a los escenarios y a las ventas y a los tablaos...
Lo que de testimonial veracidad perdía el cante de los marginados andaluces, ganaba en belleza, armonía y apreciación social. En el principio le escucharon tan sólo los compañeros de la prisión y del suburbio; después, los borrachos; más tarde, los aristócratas del nombre, la tierra y los dineros... y ya en nuestros tiempos las masas plebeyas del género fácil en la melodía y en el espíritu mismo de la copla. 
(...) Si hay una palabra que encaje bien con el espíritu flamenco esa es la libertad. Libertad para acoger y escupir el silencio. Libertad para la borrachera. Libertad... porque el cante nació de su ausencia y la busca desesperadamente como sea.
(...) El flamenco crece y contagia desde el sobresalto. Los cantes o son llamaradas o no son nada. No hay término medio porque es un arte 'dicho' desde el límite. Y es un límite en el que la tragedia y la gloria se aman apasionadamente (...) Antes había lacras lacerantes, pero había arte (...) Antes reinaba la anarquía y el hambre, y las fiestas eran cuando Dios y los señoritos lo querían, pero había arte.
(...) Y, por supuesto, lo que no se pretende ni se incita es volver a lo que fue en el tiempo. Porque muchos fueron también los espantos y muchas las sumisiones y los dominios. De lo que se trata, de lo que deber´´ia tratarse, es de avanzar, porque a nada -y al arte mucho menos- le conviene pararse y contemplar entre las rejas de lo establecido lo que creció y frutificó en su hora".


Como a mediados de los 50 del siglo XX, el flamenco comenzó "la regeneración 'jonda'", señala Ortiz Nuevo, y Fosforito fue una de sus figuras más destacadas, aquí le traemos y queremos compartir especialmente con l@s nuevos seguidor@s de este blog, una tradición nuestra que teníamos un tanto olvidada. Gracias.

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