miércoles, 25 de abril de 2018

'El Camarón de la Isla con la colaboración especial de Paco de Lucía' (1973/1997), por Faustino Núñez

El nuevo texto que traemos al blog pertenece al libreto del quinto disco que grabara Camarón, el titulado El Camarón de la Isla con la colaboración especial de Paco de Lucía, publicado en 1973 y reeditado en 1997, como toda la discografía del cantaor (se volveria a reeditar en 2005, remasterizado). Una reedición que incluía una serie de textos escritos por Faustino Núñez, a quien se sumaría en alguno de ellos, José Manuel Gamboa. Los dos, Gamboa y Núñez, escribieron un libro imprescindible sobre el genio de la Isla, Camarón. Vida y obra (Iberautor. 2003), donde disco a disco, cante a cante analizan-cuentan el arte de Camarón y por extensión el de Paco de Lucía. Tal y como aquí hace Núñez, pero ampliado, explicando los adjetivos en grado superlativo aquí empleados para referirse al inolvidable cantaor, y a su compañero al toque.
Se ha escogido este disco, de todos los que dispone la Biblioteca Pública de Valladolid sobre Camarón -toda su discografía oficial y alguno posteriormente editado-, porque es uno de los que tienen todas las hojas del libreto completas -signo del movimiento, de préstamos que tienen los discos- y porque resulta representativo del hacer de Núñez, uno de nuestros más reputados escritores -y más- de flamenco (hemos puesto enlace a cada cante -en el título-, para acompañar la lectura con la escucha; disfruten de una y otra).


Tal y como se había hecho en los tres primeros discos que grabó Camarón, aparece en este de nuevo el clásico título ‘con la colaboración especial de Paco de Lucía’. Si bien por primera vez en la portada aparece un retrato de Camarón solo, realizado por José Lamarca, y que representa al joven cantaor luciendo una apariencia que servirá de modelo a muchos flamencos, artistas y aficionados. La estética de la esclava y los anillos, los grandes cuellos de las camisas sobresaliendo por la chaqueta y, cómo no, el pelo largo y repeinado. Una forma de lucir que el mismo Camarón iría poco a poco variando a su gusto. Al margen de apariencias, los cambios verdaderos los podemos observar en lo musical, ahí es donde realmente apreciamos las mejoras que disco tras disco los dos jóvenes artistas gaditanos pretenden imponer a su renovado estilo.
Por aquellos años la carrera de Paco como concertista va día a día en aumento, imparable en su ascenso a lo más alto. En este mismo año de 1973 el de Lucía graba nada menos que su ‘Fuente y Caudal’, larga duración en el que aparece la famosa rumba ‘Entre dos aguas’, que le catapultará definitivamente a la fama. Por su parte el Camarón, siempre junto a Paco, continúa su camino ofreciéndonos este su quinto disco lleno de esencias flamencas y en el que no escatima un ápice en verter, sobre los doce cantes que deja grabados, lo más exquisito de su repertorio. Junto a Paco prepara los cantes: “el Paco me escucha una cosa que cree que es buena, me dice, hazla otra vez, y la grabamos”. Así de sencillo es el proceso creativo de estos dos gigantes de la música española del siglo XX. Y tras escuchar el disco comprendemos por qué es así de hermoso el resultado: fundir la profundidad cantaora de Camarón con el inteligente tamiz de un esteta como Paco de Lucía.
Si en discos anteriores predominaba la variedad de estilos, aquí, sin desechar el esquema clásico de ofrecer la mayor diversidad posible, Paco y Camarón incluyen hasta tres Fandangos, dos Bulerías (que, por cierto, aparecen las dos seguidas en el disco), unas Bulerías por Soleá y, cómo no, la Soleá, los Tangos (esta vez de Málaga) y la Seguiriya, cantes estos obligados en casi toda la discografía de Camarón. El disco se abre con un Taranto y concluye con una Malagueña y con el único Martinete que dejara grabado Camarón en toda su carrera discográfica. A estas alturas de su vida Camarón habrá dejado ya grabados más de veinte estilos distintos, lo que viene a demostrar su conocimiento de  los palos flamencos y su versatilidad como cantaor actualísimo. Todos los estilos suenan en su voz con un eco de auténtica sabiduría flamenca, a la vez que poseen la personalidad y el poderío de tener un estilo propio, una forma única de interpretar los estilos flamencos, siempre aliñados con el inmejorable acompañamiento de Paco de Lucía, y Ramón de Algeciras en la segunda guitarra. En esta ocasión el padre de Paco de Lucía, Antonio Sánchez, aparece como autor de la totalidad de los temas que aparecen en el disco.

El acento innovador, que el Camarón y Paco siempre han querido transmitir a los aficionados, aparece en esta grabación con una intensidad sincera y segura, puramente flamenca, sin aprovechar coyunturas más o menos favorables, y siempre apostando por el esfuerzo de abrirse un camino en el, por entonces, monolítico panorama flamenco. Si el mercado discográfico estaba muy regado de productos cuasiflamencos o seudoflamencos, un producto como éste aparecía como una apuesta arriesgada que sólo el paso de los años ha podido confirmar sin paliativos: su enorme calidad artística; más allá de las infundadas críticas que algunos ‘enteraos’ quisieron verter sobre la obra de estos dos enormes recreadores del más puro cante y toque flamenco.
Su vocación jonda queda plasmada desde el principio. El hecho de abrir el disco con un Taranto, demuestra la valentía de estos dos jóvenes artistas. Con ‘Camino de Totana’, en realidad una Taranta, el cante de Camarón se nos muestra pletórico de facultades. La guitarra de Paco de Lucía propone bellísimas falsetas y un acompañamiento respetuoso y magistral. Algunos acordes de la guitarra son, sin duda, premonición del nuevo lenguaje armónico que impondrá su autor a las jóvenes generaciones de guitarristas.
‘Hermanito mío’ son unas Seguiriyas, género jondo por antonomasia que Paco introduce con novedosas realizaciones en lo melódico preparando el cante de Camarón donde recreará los estilos de Manuel Molina y Juanichi el Manijero, versión que tiene los hermosos tonos de las Cabales, con sus guiños al tono mayor. Por Seguiriyas es el Camarón un destacadísimo exponente, en este repertorio se encontraba en su terreno y supo renovar un cante tan tradicional con el singular timbre de su voz.
Una arpegiada introducción de la guitarra abre los Fandangos, ‘Que no se quita con ná’. El estilo del Niño de Camas es recreado por Camarón en una textura alta, que demuestra la amplitud de sus facultades cantaoras. Todos los presentes en la grabación explotan de júbilo ante el sincero cante del de la Isla. Los ritornelos de Paco entre fandango y fandango son auténticas obras maestras de la música de guitarra. La compenetración entre ambos artistas viene demostrada con creces en este corte de relajado y sincero ambiente familiar.
Por Bulerías no tenían rival y esto queda demostrado en estas ‘Dame un poquito de agua’, que interpretan totalmente entregados. El Camarón abre con un ‘yali yali’ para entonar las coplas con un tremendo sabor flamenco. Las guitarras derrochan en todo momento falsetas y más falsetas, pequeñas piezas para guitarra. Los trabalenguas del cante demuestran por otra parte su dominio de los estilos de su comarca de origen, los estilos de Cádiz que él desde niño escuchó en las mejores versiones. Cierra con ‘nonaino’ muy rítmico imponiendo el sello de la casa.
Por si unas bulerías no eran suficientes, ahí van otras, esta vez tituladas, ‘La jaca que yo tenía’. En esta ocasión podemos escuchar nuevas tonadas de los estilos, más recortados, propios de la provincia de Cádiz. La tercera letra tiene algunos tonos de cuplé, de canción, como era común en la interpretación de algunas bulerías. ‘Lailo lailo’ para concluir el cante y, como antes, imponer el sello propio de los estilos que ambos artistas supieron cultivar juntos.
‘A la sombra de un laurel’ son unos hermosos Fandangos de Huelva inspirados en la popular romería que todos los años se realiza a la ermita de la Virgen del Rocío en la primavera, a la que todos los flamencos son muy devotos. El tono general en el que están interpretados estos fandangos tienen una muy marcada personalidad ya desde el principio y aunque breves (dos letras) albergan la esencia de estos por los que Camarón y Paco tenían una especial predilección como han sabido demostrar a lo largo de su extensa carrera discográfica.
Una introducción de la guitarra abre estos tangos de Málaga, ‘Quisiera volverme pulga’, en realidad unos tangos del Piyayo o tangos aguajirados. El cantaor malagueño Piyayo después de estar en Cuba ‘metió por tangos’ los puntos que se cantan en la perla del Caribe. Camarón hace una versión muy inspirada, a la vez que valiente y virtuosa, demostrando una vez más su conocimiento de estos cantes, penosamente considerados por algunos como poco gitanos y en consecuencia poco flamencos.

Foto: Pablo Juliá.
Al igual que en el disco anterior, Camarón incluye en este unos Fandangos recreación de aquel creado por el cantaor Antonio de la Calzá, que titula ‘Salud antes que dinero’. Tanto Paco como Camarón se encuentran aquí inspiradísimos, con una compenetración que merece el reconocimiento de todos los presentes en la grabación. La interpretación de Camarón es tan soberbia que merece, incluso en ambas letras, el ole de su inseparable compañero.
Son las Bulerías por Soleá un género que combina la armonía de las bulerías con el compás de la soleá. El sugestivo resultado lo podemos escuchar en toda su grandeza en estas ‘Busco yo mi soléa’. En realidad se trata del primer cante de una Bulería por soleá, siendo el segundo y tercero una soleá. En este corte podemos apreciar como los lentos melismas del cante y su inspiración creadora demuestran la talla artística del joven cantaor de la Isla, que por entonces iba paso a paso definiendo su personalidad avasalladora, imponiendo su estilo hasta el punto de convertirse en el rey del cante durante décadas.
Ahora le toca el turno a una Soleá, con armonía y compás de Soleá por supuesto. ‘A un sabio le oí decir’, un recio cante con todos los ingredientes del más auténtico cante jondo. La interpretación se ciñe a las versiones tradicionales que se realizan según los estilos trianeros. En Triana, la Soleá, la Seguiriya y los Tangos tienen versiones de inspirada vena flamenca que Camarón sabe hacer suya sin desmerecer cualquier otra versión.
La Malagueña del Mellizo, quizás una de las composiciones más emblemáticas del corpus del cante flamenco, ha soportado el paso del tiempo manteniéndose dentro de los esquemas melódicos que el enorme creador gaditano, Enrique el Mellizo, impuso en su día.  La versión del Camarón y Paco de Lucía, titulada ‘Las espinas de una flor’, rezuma frescura en todos sus parámetros interpretativos, y ambos artistas, con aire renovado, saben interpretar este cante añejo dotándolo de la actualidad que merece.
Camarón no cultivó con frecuencia los cantes a palo seco, es decir, aquellos que se interpretan sin el acompañamiento de la guitarra. El Martinete ‘Las doce acaban de dar’, de marcado estilo camaronero, es templado en un primer momento con una toná, que dará paso al martinete propiamente dicho. Un martillo golpea sobre un yunque, en clara referencia al pasado fragüero de los gitanos de la Baja Andalucía, realizando la métrica del compás de Seguiriya, sobre el que se interpretan muchos de estos cantes. Camarón concluye así este disco que marcará una nueva etapa en la imparable ascensión de su vertiginosa carrera como cantaor y artista completo del Arte Flamenco que fue.

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