Existen multitud de documentos,
escritos, soportes sonoros, etc., que, lamentablemente, desconocemos los aficionados al flamenco
siempre interesados en conocerlos (y en poseerlos). Muchos de estos tesoros
se mantienen, guardados celosamente como
tesoros, en peñas, casas de aficionados, buhardillas, arcones viejos y hasta en
lugares tan extraños como cajas de seguridad de algún banco.
Por otra parte, muchos aficionados
anónimos han dado el paso de colgar en las herramientas de Internet, muchos de
estos tesoros para que puedan ser vistos u oídos por quien tenga interés: es
una manera de dignificar y expandir el flamenco.
Uno de estos tesoros, es una grabación realizada
un día de 1974 en un viejo cassette de cinta ancha, que un aficionado de La Unión trajo, tiempo después,
desde Alemania, donde había estado de emigrante. Un disco ‘pirata’ histórico, con
una historia detrás.
(Foto. Paco Sánchez) |
Tomás López Castelo
fue testigo privilegiado de aquel día y contó la intrahistoria registrada en dicha grabación en un número de la revista Lámpara
Minera, de 2003, un encuentro único, situado al margen de la oficialidad, entre un antes y después del flamenco:
“Fue en el año 1974, cuando la
amistad, que lo hace todo, y me refiero a mi amistad con Francisco ‘Paco’ Vallecillo, presidente entonces de la Peña Flamenca de Ceuta
y director de la
Revista Flamenca 'F', y que compartía con mi persona el Premio
Nacional de Periodismo de la
Catedra de Flamencología de Jerez de la Frontera; pues bien, le
pedí a Vallecillo que me echara una mano para organizar una gala flamenca de tronío
en La Unión con
el fin de entregar los Primeros Premios Nacionales del Aula de Flamencología del
Noticiero de Cartagena. Su respuesta
fue, '¡ya esta la barca cantaora en aguas de buena y alegre esperanza camino
del buen puerto unionense!'.
De Ceuta, toda la directiva con Vallecillo al frente; de
Sevilla, Los Mairenas, con su patriarca y grandioso maestro de maestros, D. Antonio Mairena; de Madrid, el profesor Alfredo Arrebola y el gran pedazo de
guitarrista Paco de Lucía; de nuestra Cartagena y La Unión, Pencho Cros, Los
Piñanas, Juan Jiménez el Macareno, Miguel Caparrós, Eleuterio Andreu y como
guitarrista, Antonio Fernández, patriarca del clan flamenco del cante y la
guitarra de Los Fernández. La
presentación de aquella noche única en la historia flamenca corrió a cargo de
la emisora murciana Radio Popular.
Diremos que la gala y el encuentro organizado por mi
persona, me costó diez mil pesetas; la cena la ofreció el
Ayuntamiento de La Unión,
que entonces presidía Antonio
Sánchez Pérez, y el 'El
Noti' ofreció un almuerzo en un típico
restaurante donde no faltó el caldero y el conejo con patatas al ajillo
y como postre el arrope y pan de Calatrava y tocinillo de cielo.
La sala La
Carroza, generosamente cedida por su dueño, Juan González,
fue el marco de la gran gala. Duró casi cinco horas en el transcurso de las
cuales se bebieron quinientas botellas
de Tío Pepe, ofrecidas a cambio de publicidad en 'El Noti'; otros bebieron, Agua
del Indio, que ofreció un representante de una reciente firma inglesa entrada
en el mercado.
Diremos que el plato fuerte fue Antonio Mairena, que por primera vez pisaba estas tierras y que no
sabía por donde salir cuando le pidieron que tocara algunos de los palos
(mineros). Pidió perdón y dijo, 'señores,
no son de mi saber, pero les prometo que muy pronto estarán en mi repertorio'.
Me preocupé de pedir para él lo que existía en el mercado discográfico y claro
está, casi todo pertenecía a lo grabado
por Antonio Piñana y un single de Esteban Bernal. Antonio Mairena nos ofreció todo su saber sobre los cantes gitanos
y andaluces.
Le tocó el turno a Paco de Lucía. Recogió su premio y dijo, que no podía tocar porque se había dejado
la guitarra en Madrid. De golpe, y como si La Carroza fuera un taller
artesanal de la guitarra, aparecieron casi una docena de guitarras y Paco de Lucía eligió la de Antonio Fernández. Comenzó con pocas ganas pero
se encendió el fuego de las cuerdas y madre la que se armó, no había quien lo
parase. Lo más tremendo fue el gran silencio que se hizo cuando alguien pidió a
gritos que los dos monstruos se unieran. Me dijo Vallecillo, 'buena se está
armando'.
Mairena miró a Lucía y éste devolvió la mirada, y es la
única vez en la historia que dos maestros de maestros se pusieron en duelo por
seis palos de tierras abajo".
Tal vez el resultado fuera como suena en este y este vídeo.
Además de recoger el premio de aquel periódico, Antonio Mairena actuaría en el Festival de La Unión, ese mismo año de 1974, tres años después de que un accidente de coche le impidera acudir. Paco de Lucía participaría, de forma oficial, en el disco de Mairena, Cantes en Londres y La Unión (1984), tocándole por soleares.
Al año siguiente de su participación en La Unión, Mairena anuncia su retirada de los escenarios durante la celebración del XIV Festival de Mairena del Alcor. En sus palabras de despedida hace balance del "inmenso caudal" de su legado, con el que brinda un futuro a los jóvenes cantaores y delega en ellos la responsabilidad para con el flamenco: "Deben de tomársela muy en serio. Deseo de todo corazón un futuro esplendoroso, tanto para el cante flamenco como para el cante gitano andaluz".
En el cartel del Festival de Mairena de Alcor de aquel año, en el que aparecía un buen número de tales jóvenes, figuraban Pepe Sanlúcar, Nano de Jerez, El Farruco, Pansequito, Calixto Sánchez, Manuel Mairena, Manuela Carrasco, Chiquetete, El Lebrijano, Terremoto, Curro Malena, Lole y Manuel... y quien se subió a hombros de gigantes como Mairena para ver más allá del flamenco, de lo que hasta entonces había visto el maestro: Camarón.
En su crónica aquí reseñada, dice Castelo, fallecido en marzo de 2005, que aquella noche única Mairena no pudo meterle mano a la minera, que los cantes de Levante, "no eran de su saber". Sí lo eran de Paco de Lucía y Camarón. En su segundo disco juntos hicieron una taranta de La Gabriela y volverían en siguientes álbumes con más tarantas, tarantos, fandango minero, cartageneras y mineras de Chacón. El universo flamenco se expandía.
Antonio Mairena y Paco de Lucía habían actuado juntos unos años antes. Concretamente en el verano de 1971 en la II Cata Flamenca de Montilla.
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