El flamenco se mantiene: las nuevas generaciones

¿Cómo definir el estado actual del flamenco, a nivel artístico? De mantenimiento. Esa es la impresíón que dan los nuevos y las nuevas, jóvenes, cantaores y cantaoras. Mantener el flamenco, y su herencia y legado.

Jesús Méndez, de la nueva generación.

Son más de Mairena que de Camarón. Ya no se habla de imitadores, seguidores 'camaroneros' entre las nuevas generaciones; sí en cambio que éstas son tan conocedoras, tan estudiosas del arte como lo fue Don Antonio.

Era necesario sacudirse la sombra alargada de Camarón, sólo que no parecen, estas nuevas generaciones, haberlo hecho como lo hizo el genio de La Isla con sus antecesores. No se han subido a sus hombros para ver más allá, como él hizo con Mairena o Caracol. Su actitud, la de Camarón en el mundo-tiempo flamenco, sigue siendo un ejemplo, modelo a tener cuenta para quien se erija o a quien se quiera erigir en referente de una, la nueva modernidad del flamenco. No es seguir su estilo, su forma, pues esa actualidad, modernidad es, demandará otra.

El flamenco se mantiene. También porque estos tiempos son los que son. Lo único que se ve seguro, para bien o para mal, es la historia anterior, muy anterior, incluso, la que respetan estas nuevas generaciones, la que no dejan de citar. Mostrar lo mejor de esa fértil historia e intentar aportar alguna que otra innovación, aunque sólo sea la de no imitar a Camarón, es su logro y su reto.

¿Flamenco postmoderno: tomar lo clásico y lo moderno y crear a partir de ellos? (Tiene su lado malo, la postmodernidad, si no se supera). Miguel Poveda y Mayte Martín estarían en los inicios -con el rupturismo de Camarón latente, asumido-, y pocos han contribuido a mantener el flamenco en primera línea de atención, en lo artístico y en lo industrial, como Poveda.

Toca esperar, sin desesperar, lo cual no significa exigir, espolear a estas y las que vengan nuevas generaciones; y atender, fijarse en los detalles de su hacer, a ser posible sin relacionar con el pasado y sí con el futuro. Siempre se precisa más Camarón, más Manuel Torre; otr@s, distint@s, que hagan el cante del cambio (evolución no, por favor). Y nos conmueva y asombre con su alboroto.