La historia del cómic, o el tebeo como genialmente se le llamó en este país -así como en otros países toma su propio y singular nombre (manga, quadrinhos, fumetti, bande dessinée...)-, guarda ciertas similitudes con la del flamenco.
Un origen claro/oscuro, lejano, allá por los albores de la civilización: egipcios, griegos, romanos, incas, aztecas... (prehistorietas: Tapiz de Bayeux, Columna de Trajano, Códice Colombino...); lugares de nacimiento tan lejanos como disputados, al final Estados Unidos se queda con la creación moderna del cómic (en el reparto, Francia con la del cine).
Comparten el haber sido mal considerados, minusvalorados, denostados por arriba, debajo y el medio, en especial, "bienpensantes", seudointelectuales; prejuiciados, falseados, estereotipados; un reconocimiento general, entre comillas, tardío; dudas sobre si son un arte, dudas permanentes sobre su futuro, de si están perdiendo pureza, que ya no salen artistas como los de antes, que puede desaparecer (no pasará -mientras este mundo siga siendo como es-, son artes solitarias, siempre al alcance de cualquiera, de una voz, de un objeto que pinte y una mente que narre, cuente).
Artes y artistas, a lo largo de su historia, perseguidos, censurados, condenados, cuestionados, humillados, manipulados por señoritos empresarios, políticos, por sí mismos, incluso... Y aún así...
En las peores condiciones posibles de trabajo, de aplastamiento creativo, de sumisión forzosa, sometimiento a estilos de vulgaridad consumista, el poder del cómic, como del flamenco, permanecía, esperaba. Se escapaba.
Pocas veces se han unido ambas artes. El cómic Flamenco, de Santos de Veracruz y Jorge Zentner es uno de los pocos ejemplos (ya tratado aquí, como otros proyectos. Pinchar, cómic, en etiquetas), y al que pertenecen estas páginas, donde 'suenan' los fandangos que con el título "Clemencia" aparecieron en el disco de Miguel Poveda, Zaguán (Amamos, lo diremos así, a uno y otro, al tebeo y al flamenco. Espacios de libertad, uno a través de la imaginación, el cómic; el otro, desde el mismo ser).
Por si interesa saber más del cómic y su historia, un libro, no es el único, pero reciente: La novela gráfica, de Santiago García (Editorial Astiberri, 2011).
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