La canción flamenca moderna toma verdadera carta de naturaleza con La leyenda del tiempo. Ni el éxito anterior, en ventas y popularidad, de Las Grecas, la rumba "Entre dos aguas" de Paco de Lucía, ni de Lole y Manuel o Triana tuvieron el suficiente empuje para asentar un estilo, integrarlo en la corriente musical imperante alejada del flamenco, el pop y el rock, y quedarse en ella; atraer tanto a músicos gitanos y no gitanos, como a público de todas las clases.
Raimundo Amador y Kiko Veneno. |
Entrada masiva de los presentados con la etiqueta 'nuevo flamenco', luego fusión o mestizaje, a principios de la década de los 80. No era más que, de nuevo, canción flamenca puesta al día, no cante flamenco, pero partía de él.
Y es Pata Negra el modelo, referente, piedra angular de todo ese 'movimiento'; los hermanos Amador abrieron la puerta para todos los que vendrían inmediata y posteriormente, casi, o sin casi, hasta hoy.
Arrajatabla (de izquierda a derecha): Diego Amador (teclados); Juan Reina (voz, guitarra); Jesús Arispont (bajo); Raimundo Amador (voz, guitarra eléctrica); Manuel Sutil (batería); El Manglis (guitarra eléctrica). |
Pasaron los años, las décadas y el modelo se mantenía, parecía que todo seguía igual en el mundo pop-rock al que había accedido, se había instalado la canción flamenca moderna. Si Morente hubiera publicado "Omega" diez años antes se habría visto como evolución lógica de lo hecho por Camarón en "La leyenda...". En lugar de un trabajo singular más del cantaor granadino, la canción flamenca podría haber avanzado con los tiempos, plantearse nuevos rumbos y no esporádicos acercamientos a la actualidad musical del momento (Chambao, 'flamenco chill').
Claro, que el panorama musical pop-rock patrio, sin raíces o influencias flamencas, también invitaba al estancamiento, el mirar hacia atrás. Más o menos sigue ahí (en el resto del mundo pasa-ba- lo mismo).
Y aparece Mártires del Compás cuando la canción flamenca -fusión, mestizaje- de finales del siglo XX era un cliché, dejándose llevar por la inercia, cargada de sonidos comunes, repetitivos, de textos llenos de tópicos, vacíos (el modelo Niña Pastori, de éxito, se impone, y permanece con las actuales Indias Martínez y compañía).
Chico Ocaña, voz, alma y letra de Mártires del Compás. |
Chico Ocaña y sus muchachos van a acabar con el cliché al poner verdad, así como con los tópicos, la escasa, nula calidad de los textos. Recuperan la pureza de la canción flamenca moderna. Un reto para el resto (de ahí el nombre que dan a su música de 'flamencobilly', referencia al rockabilly, la autenticidad del rock and roll primigenio).
Pero también se acabó Mártires del Compás (gracias por todo, de corazón).
Pata Negra y compañía conectaron y se integraron en el sonido del tiempo que les tocó vivir, el más popular; ahora es otro tiempo y hay -ya desde hace tiempo, pero bueno- otro sonido, que va a hacerse popular, y sobre el que el músico con raíces flamencas tiene que pensar (o revertir a/en objeto folklórico). ¿Cómo convivirá el compás natural del flamenco en un mundo sonoro tan dependiente de un enchufe para hacer música?, ¿cómo sueña un cantaor su cante en un mundo de seres electrónicos?
(Las fotos, inéditas, son un regalo del amigo Lostau, que también gusta de aflamencamientos).
Cuanta razón llevas! Y lo poco que se los valora tanto a Mártires como a los hermanos Amador... El disco "Veneno" es otro pilar del nuevo flamenco totalmente desconocido para el gran público.
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