martes, 4 de diciembre de 2012

El baile (y III) Vicente Escudero: Solo

-¿Qué admira, que resaltaría de Vicente Escudero?
-Para mí, la admiración más grande que pueda haber: que un hombre solo pudiera haber llegado a bailar con la Paulova en Moscú. Estar en Estados Unidos. Y estar por todo el mundo. Como una primera figura. Él solo.

Estamos con el maestro de baile, Rodolfo Otero, en su casa, tomando café con galletas y magdalenas, para recordar que hoy, 4 diciembre, hace 22 años Vicente Escudero falleció. Tenía 92 años. Queríamos otra voz para hablar sobre el baile de nuestro paisano.
-Y no le quería enseñar nadie, nunca, ni un paso. Ya lo sabes tú, que decía que había uno que cuando bailaba, que era cheposo, se estiraba y estaba hasta guapo (Enrique el Jorobado). Antonio el de Bilbao, al que admiraba, no le enseñaba nada, le veía bailar". 

Ver y observar, en el camino de aprendizaje de Vicente Escudero hacia su baile. Ver y observar y abrirse el 'conocimiento' del baile hasta su inicial naturaleza -bailar con el sonido de la lluvia, del viento, de los pájaros...-, hasta su(s) posible(s) futuro(s): entre el ruido de los motores ¡Baile de hierro! ¡Baile de bronce!.

-Y se tuvo que marchar a Granada y vivir entre los gitanos, allí en las cuevas del Sacromonte.
-¿Su baile es gitano?
-No. Es lleno de su propia personalidad y de la influencia que había entonces, en París, que era el mundo más civilizado en cuanto arte, de lo que era el impresionismo, el surrealismo... En eso estaba basado el baile de él, esos brazos... (Vemos a Escudero en un vídeo: http://www.youtube.com/watch?v=fhbPHlhGDfU).
Todo esto tiene un mérito impresionante, en una época donde no había una gran divulgación, como ocurre ahora mismo. Él bailaba dentro de la intuición y del poco conocimiento que tenía, tuvo que inventárselo para llegar a bailar flamenco. No es verdaderamente... es el flamenco puro de ÉL, el concepto que él tenía del flamenco.

Fotografía: Grey Villet.
Esa manera suya tan personal de bailar, esa ri-gi-dez viene, según mi conocimiento de la danza y de la sociología de la danza, de que el pueblo, enseguida que uno bailaba, era ¡maricón! Entonces, tiene que, para defenderse, poner ese decálogo. Y perdona que levante la voz, porque hablo con el alma.
Y esa es la principal razón del decálogo: no mover las caderas, no mover las manos para un lado... Para que no hubiera nada femenino ¡Y eso es una imbecilidad! Él se protegía. Es un estudio sicológico de él. Él ve en los gitanos que bailan, que bailan a su libre albedrío, sin brazos, sin hostias, sin nada. Y él empieza a levantar los brazos, porque antes los brazos no les podía levantar un hombre porque le llamaban maricón. Tenía que bailar con las manos a la altura de los ojos, más arriba no debería ser.  
Para que nunca le confundieran con la feminidad, porque eso era horroroso. Él era extremista. De ahí sale el decálogo como sale. Cuando él dice austeridad y no sé qué, él mismo salía con unas botas con dibujos y de colorines, ¿dónde estaba la austeridad?. 

Otra visión, matiz sobre un decálogo, criticado -prepotencia, encorseta el baile; si hasta el mismo Escudero se saltaba las normas, se ha dicho; sobre ello debatimos en el Club Flamenco-; es, también, recordar la época en la que vivió el bailarín; más brutal que esta, en lo moral; más estrecha, aún, de mente.
-La primera ver que le vi fue aquí, en Valladolid, en la Calle Panaderos esquina a la calle Mantería, de paisano que iba, andando, a buscar a Carmita García, que estaba en el hotel. Cuando le conocí, fue en el Carnegie Hall, en Nueva York. Nosotros estábamos, el ballet de Antonio, en el Broadway Theatre, y me dijo, "pero, paisano...".
 
Entramos en recuerdos personales del maestro Otero. Sobre Antonio, de cuyo ballet llegó a ser primer solista, -"Escudero y Antonio llevaban una pugna tonta"-; Pilar López -"enseñó a bailar; a mí nunca me gustó, porque yo estaba en otro tiempo"-, de círculos, de geometría (Vemos un vídeo de Mario Maya), de la Tía Ramona, de aquel Valladolid, de "el carácter", de Farruco- "era la hostia; es que salía y ya era flamenco. Andando, dando un paso, al respirar"-, del flamenco gitano y el flamenco payo -"yo así lo determino"-, Carmen Amaya -"tampoco fue a una escuela"-; Gades, Israel Galván -"no sé por qué hace lo que hace"-, Farruquito...

-El flamenco es un transmisor de ese mercurio que hay en el centro de la tierra, que pasa y pasa por tu cuerpo, encendido al rojo vivo y lo transmites hasta las estrellas, si quieres. De ahí vienen los enfados con uno mismo. Te cabreas bailando flamenco, te enfadas.
R. Otero en su estudio, en su tiempo.

1 comentario:

  1. He leido este articulo seis veces, sin prisa, saboreandole y, cinco me he detenido en la foto del maestro Rodolfo Otero, cuerpo girado, cabeza ligeramente abajo, bazo izquierdo con muñeca girada abajo... ¡¡ madre de mi vida como bailaba el maetsro ¡¡¡. Maestro asi ya no se baila, asi es como se deberia bailar.

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