Los cantes mineros se
caracterizan por su riqueza melódica y musical y por el predominio de los
semitonos y microtonalidades. Sus coplas constan de cuatro o cinco versos
octosílabos y los temas más frecuentes en ellos son las vicisitudes y
penalidades del trabajo de los mineros, con la excepción de la cartagenera, en la que abundan también
temas amorosos o referentes a la ciudad que le ha dado nombre al cante.
Los cantes mineros más conocidos son: taranto, taranta, minera, cartagenera, murciana y levantica. El acompañamiento a la guitarra de todos los cantes mineros es con el toque por tarantas, salvo el taranto en el que el acompañamiento es por tarantas a compás.
Los cantes mineros más conocidos son: taranto, taranta, minera, cartagenera, murciana y levantica. El acompañamiento a la guitarra de todos los cantes mineros es con el toque por tarantas, salvo el taranto en el que el acompañamiento es por tarantas a compás.
(Por
otro lado, los fandangos mineros, emparentados con los cantes del trovo, son
una de las formas más primitivas de los cantes de las minas, ya que todo ellos
proceden de los fandangos regionales. Es un palo poco cultivado,
pero de una gran belleza. Su máximo exponente fue Antonio Piñana).
TARANTA
Es el cante minero por excelencia, de ella derivan la mayoría de ellos, salvo la cartagenera. Consiste en una forma de fandango, siendo Linares (Jaén) donde presenta su primer acabado musical hasta adquirir entidad propia en Almería y Cartagena-La Unión. Se trata de una cuarteta octosílaba o quintilla, y suele ser un cante largo, prestado a grandes interpretaciones vocales. Sólo se canta, no se baila. Cuenta las penas o deseos de los mineros.
Es el cante minero por excelencia, de ella derivan la mayoría de ellos, salvo la cartagenera. Consiste en una forma de fandango, siendo Linares (Jaén) donde presenta su primer acabado musical hasta adquirir entidad propia en Almería y Cartagena-La Unión. Se trata de una cuarteta octosílaba o quintilla, y suele ser un cante largo, prestado a grandes interpretaciones vocales. Sólo se canta, no se baila. Cuenta las penas o deseos de los mineros.
MINERA
Modalidad de la Taranta
que surge a mediados del XIX como una derivación de los fandangos
locales de la Sierra
de La Unión. Suele
conllevar una interpretación muy rígida, con una gran carga de dramatismo. Se centra
en la vida del minero, de donde procede su nombre y constituye
el eje del concurso del Festival del Cante de las Minas. Se considera como creador a El Rojo el Alpargatero, y a su hijo, el continuador; posteriormente, ha quedado definida por Antonio Piñana, Pencho Cros o Encarnación
Fernández.
TARANTO:
Tal vez, el más popular de los cantes mineros, tiene su origen en las cuencas almerienses. Es un cante triste y sobrio, derivado de la taranta o incluso anterior. A diferencia del resto de cantes mineros tiene un compás binario. Se baila (Carmen Amaya lo consagró). El acompañamiento musical solía ser el de la Malagueña, luego, y hasta ahora, por tarantas. Uno de sus más
grandes intérpretes fue el mítico Manuel
Torre (Dónde andará mi muchacho); después, Antonio Fernández Díaz “Fosforito” ofrecería una variante de mayor dificultad melódica e interpretativa.
CARTAGENERA
Surge de la influencia de la taranta en canciones murcianas
tradicionales como los cantes de madrugá. Se aleja más de la cadencia andaluza y del ámbito folclórico que el resto de
formas mineras. Es el único de los cantes mineros que no habla de lo rural ni del trabajo en
las minas, expresando tradicionalmente temas de índole local y personal. Entre 1890 y 1920 tuvo su etapa de esplendor, siendo D. Antonio Chacón quien más la difundió con un estilo más cercano a las tarantas a diferencia de Rojo el Alpargatero que la acercaba a la malagueña. Existen dos modalidades de cartagenera, la grande y la chica.
LEVANTICA:
Se
trata en esencia de un tipo más de taranta que, al
contener líneas melódicas de marcada recurrencia en su interpretación, ha
prevalecido en el tiempo precisamente por su simpleza: conservar una cadencia
melódica definida y reiterada en sus tercios pares, cuyas pautas se repiten en
todos los estilos. Es uno de los más originales cantes mineros y, se dice, procede del cante propio de los tartaneros. Requiere una gran versatilidad en la voz; a Perico Sopas y Pedro el Morato se les tiene como sus creadores, siendo unos
de los estilos preferidos de Chilares y el Rojo el Apargatero.
MURCIANA:
Con una estructura -octosilábica como la cartagenera o la levantica- se acerca más a la malagueña que a la taranta. Se dice procede de las malagueñas-murcianas, murcianas por su relación, en un principio, con algunos cantos folklóricos de la huerta murciana. En La Unión se popularizó y de tanto 'insistir' se ha llegado a consolidar. El Cojo de Málaga la grabó por primera vez en 1921.
Se debe de especificar que el toque de los estilos de levante es en la Tonalidad de Fa# (fa sostenido mayor) y son cantes libres en cuanto al compás.El Taranto es el único estilo levantino que se realiza en clave rítmica de tangos( compás binario de 4x 4) aunque algunos de los estilos se pueden realizar en el tono de malagueña y últimamente se aplica también en Re# (Re sostenido mayor).Todo va a depender de la tesitura de voz del cantaor.
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