martes, 9 de abril de 2013

Rom, romaní: mujeres gitanas, idioma gitano (y II)

"La mayoría de los rom (gitanos) creen en el mule (los espíritus) y le temen. Aunque los hombres parecen tener toda la autoridad, son las mujeres las que poseen los poderes más sombríos y formidables. Su legimitidad se basa en el conocimiento de los espíritus y de las curas medicinales y, en último término, en su capacidad para contaminar a los hombres. Aunque la muerte, la autoridad final, es masculina, sólo una mujer puede ahuyentarla.
Pero no sólo hay que preocuparse de los espíritus. Una mujer puede 'contaminar' a un hombre sólo con lanzarle las faldas por encima de la cabeza, o incluso con la amenaza de hacerlo. La mujer tiene el poder porque ella misma, innatamente, es mahrime (impura)... si está casada, lo que equivale a decir sexualmente activa. La mujer gitana debe tomar complejas precauciones para no exponer a otros sus 'impurezas' (Los parámetros de pureza e impureza en la Ley Romaní se denominan mahrime).
Estos códigos bien definidos de pureza y contaminación son el verdadero lenguaje universal de los gitanos, comprendido en todos los dialectos y regiones; aunque no siempre se cumplan rigurosamente".


"Las ancianas puede que sean quienes disfruten de una posición más ventajosa en la sociedad gitana. Como mujeres están investidas con poderes místicos. Pero como son mujeres viejas su sexualidad no es una amenaza y no tienen que observar ya muchos de los rituales de limpieza, pudiendo comer y fumar con los hombres.
En claro contraste con las mujeres occidentales, que pueden sentirse deprimidas durante la menopausia, cuando parece desvanecerse su atractivo biológico, las mujeres gitanas de una cierta edad mejoran de posición. Al hacerse físicamente más parecidas a los hombres, superan la inferioridad social de su sexo.
La gente vieja es reverenciada, en general, entre los gitanos, y las gitanas viejas suelen tener también mucho que decir en los asuntos seculares: las mujeres ancianas casadas pueden participar en la Kris (asamblea, es la Corte Romaní, compuesta por Jueces según los clanes).
Desde Albania a las Américas, los viejos son venerados por la experiencia y el profundo conocimiento que poseen".


"El romaní, esta lengua vernácula sumamente aspirada y roncamente gutural, resulta excepcionalmente expresiva, sobre todo con una voz vieja, profunda y cascada por el tabaco.
El idioma romaní tiene un vocabulario básico, pequeño... una limitación que fuerza al hablante a ser ingenioso.
El lenguaje fluye como un buen poema, rico en el detalle, en imágenes concretas y en el uso fresco y original de palabras simples.
La función del romaní es expresar sociabilidad más que intercambiar ideas.
Jan Yoors estaba embriagado con el idioma... y con la vida. A los doce años abandonó su hogar en Amberes y se fue de viaje con un grupo de gitanos nómadas lovaras, con permiso de sus padres. Estuvo con ellos unos seis años; y cuando llegó la hora de dejarlos, en 1940, se sintió desesperado: 'No me expresaría ya más en el salvaje y arcaico romanés, impropio para la charla menuda. No usaría ya las vigorosas, poéticas y plásticas descripciones y las parábolas ingeniosas de los roma ni me entregaría a la intensidad sin trabas y la fecundidad de su lengua'".

(Concluimos el traer unos cuantos extractos del libro de Isabel Fonseca, Enterradme de pie. La odisea de los gitanos -en la Biblioteca Pública de Valladolid, lo tienen-, seleccionados, según su gusto y para nuestro interés, por Dhalua -thanks-. Pero seguiremos hablando del pueblo gitano, elemento imprescindible en el tema que ocupa este blog: el flamenco. Al libro de Fonseca pertenece la primera foto; la segunda -'mujeres kalderasa caminando en Inglaterra, 1911. Fotografía de Fred Shaw'- al libro, Los gitanos, de Angus Fraser. Editorial Ariel. 2005).


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