viernes, 27 de septiembre de 2013

Mi atracción por el flamenco: El 'flechazo' (I)

Sitúo la primera vez que fui ‘tocado’ por el flamenco durante unas fiestas de esta ciudad. Era de noche y pasaba por delante de la iglesia de San Agustín. Una ex-iglesia más bien, pues estaba abandonada (por los curas), semiderruida, el Ayuntamiento de Valladolid de por aquel entonces (psoe; años 80) trataba de darle algún uso para conciertos (allí, La Fura del Baus ejecutó su primer espectáculo).
Así que pasaba por esta ex-iglesia cuando miro hacia su interior y veo a un cantaor al fondo (le recuerdo joven, no sé quién podría ser). Me paré a escucharle y de repente todo aquello que se me había dicho, y yo buscado, que me pasaría con el rock sinfónico, progresivo o psicodélico, ese ‘viaje’, se produjo con el cante de aquel cantaor. 

Sin Título. Leopoldo del Brío Trimiño.

Fue como ausentarme, ser llevado fuera de allí, me sorprendió y gustó la experiencia-sensación, me quedó grabada.
Años atrás, el disco que más cerca sentía para poder conseguir ese ‘viaje’ era el You, de Gong, o ese poder le otorgábamos mis colegas y yo, más que a los de Pink Floyd, Moby Grape... Hace poco he vuelto a oírle, y se deja oír, aunque siga sin llevarme de trip.
Antes de ese momento en la ex-iglesia, mis antecedentes flamencos eran nulos. En la radio no escuchaba nada de flamenco, o si sonaba no quedó registrado en mi memoria sonora. Mis oídos iban hacia el rock, el pop, la música negra, músicas que empezaría a escuchar, y después a interesarme por ellas, hacia los 70. Tendría en torno a 15 años.

Fue la música negra la primera en hacerme sentir 'algo', la primera en 'tocarme', abrir mis oídos. El primer disco que compré fue el single Papa was a rollin' stone, de The Temptations. A partir de ahí, todo lo relacionado con ese tipo de sensibilidad negra, afroamericana si quieres, marcaría mi relación con la música. Aquel post-soul, funky de Kendricks y compañía me llevó a interesarme por los antecedentes de la música negra: blues, r&b, soul, ¡doo- wop!, gospel -jazz, claro- y hacia delante lo que estuviera por venir en el hacer musical de la gente de color.
Antes del flechazo con el flamenco recuerdo haber comprado, de segunda mano, el disco de Antonio Mairena, Triana, raíz del cante, en Cantarranas, el antiguo rastro de este Valladolid (por aquel entonces leía el semanario musical de rock Disco Exprés, donde muy de vez en cuando hablaban de flamenco, tal vez de ahí me sonara el nombre de Mairena). Al llegar a casa puse el álbum -de vinilo, aún le tengo- en el tocadiscos por la cara B (se decía que si la primera canción de la cara B era buena, el disco también lo era). Sonó “Gitana pura”, unas bulerías, que enseguida me atraparon (“Era de Triana y se llamaba Carmen…”), no así el resto de cantes del disco: no sabía por donde cogerlos. Visto ahora, este contacto vendría a ser como cuando conoces la que crees va a ser tu identidad sexual.
Más o menos por ese tiempo, el amigo Leo (había sido batería en grupos de San Sebastián, Donosti; le iba el rock un montón) me puso La leyenda del tiempo; un gozoso descubrimiento que quedó ahí, seguía mandando en mis intereses musicales lo negro, el rock, algo de pop (Añadiría otro antecedente, la canción “La lotera”, de Lola Flores –grabada en 1958 como un "monólogo sobre ritmo de tanguillos", según he leído a Gamboa que definieron sus autores León y Quiroga-, y que el amigo Poldo, pintor-escultor imaginero, me hizo escuchar entre Bach y Ligetti dentro de sus sicodélicas soirées castellanas. Cuando llegó el rap me acordé de ella. La 'música clásica' y yo, nos respetamos. Soy más del jazz, o era, hace tiempo que no veo gran cosa por ahí).
Y fueron llegando los Pata Negra y los nuevos gitanos-rockeros-poperos flamencos. Y de vez en cuando iba escuchando algo más de flamenco.
Con el paso del tiempo llegaría el abandono de las músicas ‘guiris’ (pop, rock y compañía); pasaron a un segundo o quinto plano -sólo consiguen llamarme la atención sonidos, estilos nuevos-, el flechazo aquel fue convirtiéndose en algo más serio, en la relación que actualmente mantengo con el flamenco.

(Continuará: ¿Por qué? ¿cómo? ¿cuándo?: El Amor).

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