lunes, 23 de septiembre de 2013

El martinete visual de Serrano de Osma

El director español Carlos Serrano de Osma dirigió en 1960 la que sería su última película, La rosa roja. Una historia sobre La Parrala, cantaora del siglo XIX, con aura de figura legendaria del cante flamenco, como la de Silverio Franconetti, que aparece en la película -y su café- interpretado por el actor, Santiago Ontañón.


El mítico cantaor había sido convocado anteriormente a las pantallas de cine por Edgar Neville en su película, El crimen de la calle Bordadores (1946), donde era interpretado por el cantaor El Niño de Almadén (Neville también se había acercado a la figura de La Parrala -más bien, su hija- en un cortometraje realizado en 1941 con el nombre de la cantaora por título). Aún así, La rosa roja es una película de canción española -la copla tradicional edulcorada- más que de flamenco. Su protagonista era Mikaela, una de las 'folklóricas' del momento (en el currículum cinematográfico de la cantante figuran dos películas -La reina del Tabarín; Vampiresas 1930- dirigidas por Jesús Franco. Sirva esto de homenaje y reconocimiento a uno de los pocos, muy pocos directores que en este país han hecho cine sabiendo lo que esto significa).
Pero unos quince años antes Serrano de Osma sí había tenido más presente lo flamenco.


"Pretendo que el cante y el baile flamenco sean en esta película elementos que no corten la línea argumental, sino que le sirvan de soporte. Es decir, lo temático no hace alto para dejar paso a la música y a la canción; las atraviesa, rectilíneo, en busca de su diana emocional", dijo el director de cine sobre su película, Embrujo (1946).
Onírica, expresionista y surreal o un 'martinete visual', se ha dicho de una película diferente en cuanto a lenguaje cinematográfico, por los tiempos en que fue realizada, y por el género en el que se encuadraba, el de la llamada 'españolada' (Desarrollado en los años 30, principalmente durante la República, prestaba atención a ambientes y temas muy españoles como los toros, la zarzuela, lo andaluz, el folklore, protagonizadas por Angelillo, Imperio Argentina, Carmen Amaya... y títulos como Morena Clara, La verbena de la Paloma, La hija de Juan Simón, Nobleza baturra, María de la O, Suspiros de España...).

Fotograma de Embrujo.

Un género cinematográfico rechazado por la dictadura franquista, en un principio, pues en años posteriores -a partir de los 50- desarrollaría su propia 'españolada'.  Embrujo contaba con la pareja de moda del momento: Lola Flores y Manolo Caracol. La intención de Serrano de Osma era aprovechar el éxito de la pareja para llegar al gran público, que no habría tenido acceso a la película, por su ambición formal, por su singular forma de contar una historia de amor pasional (probablemente, de esta película surgieran aquellos comentarios sobre la relación 'tormentosa' de los dos protagonistas).
No pudo ser. A los críticos del momento no les gustó, los censores reprobaron el "ambiente de tabernuchas y borracheras", y Lola Flores se 'mosqueó' con el director -le llamó caruchino- y con la película ("eso del surrealismo ni nos gusta, ni nos va"). El propio Serrano de Osma también hizo reflexión sobre su película: "Es una película frustrada. Allí sobran muchas cosas: Quintero, León, Quiroga, los que se llamaban productores, y algún que otro intérprete. También sobraba mi paciencia".

Manolo y Lola 'embrujados'.

Las intenciones del director eran mostrar, "la parte de alma que vibra y late en un tercio de martinete por Andalucía la baja; una película sin la Andalucía al uso y al abuso, y sin manzanilla. La entraña del pueblo no tiene que ser localista ni tener por fondo la Torre del Oro. Embrujo quiere ser una película de raza, en su más íntima acepción de raíz; llevar a la imagen lo que queda detrás de las palabras de una canción del pueblo" (Caracol interpretaba algunas de sus más populares canciones: "La niña de fuego", "La Salvaora").
Para quien no pasó desapercibida fue para otros directores que tomaron nota del experimento cinematográfico de Serrano de Osma, para bien o para mal (a unos les serviría de inspiración -Val del Omar, Aguaespejo granadino; Enrique Herreros, María Fernanda 'La Jerezana'-, a otros de 'camelo', por utilizar la opinión de Lola Flores sobre Embrujo). Un intento de modernidad en un país con un régimen político que rechazaba por sistema tal pretensión, donde lo flamenco estaba más presente que el flamenco. Habría que esperar unos años a Duende y misterio del flamenco, de Neville, para tener una película de flamenco verdadero.

Carlos Serrano de Osma.

(Esta entrada del blog es producto de una casualidad y una serie de encadenamientos que a partir de ella se producen. Empezó con una búsqueda de un libro de cine para un amigo convaleciente y la aparición de Serrano de Osma en esa búsqueda, que conduce al descubrimiento de una tésis sobre el director de Embrujo, de la que proceden la mayoría de los datos ofrecidos aquí, cuyo autor es Asier Aranzubia, crítico y estudioso del cine, surgido de la Cátedra de Cinematografía de la Universidad de Valladolid, de una de sus más interesantes generaciones de alumnos, prácticamente la última -al final sale esta ciudad que no sólo en el flamenco tiene algo que decir, también en el cine-. Y que Silverio Franconetti llevó a recordar el libro de Daniel Pineda Novo, Noticias inéditas -Ediciones Giralda, 2000- donde aportaba la fe de bautismo del cantaor estableciendo su verdadero fecha de nacimiento).

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