viernes, 15 de noviembre de 2013

Baile para el Día del Flamenco, en Valladolid (y una crónica del concierto de José Salinas)

Otro sábado más volvemos a tener flamenco en el Teatro Cervantes. Si la pasada semana la cita fue con el cantaor José Salinas (más adelante os dejamos una crónica del concierto enviada por el amigo Pedro), ahora es con el baile, el que trae la Compañía de Antonio de Verónica y Saray Cortés.


Gitanos los dos, él de Málaga, ella de Barcelona, presentarán su espectáculo, Quebranto: "Un viaje a través de los diferentes palos del flamenco, los genuinos, los vivos, los que crecen por sí mismo sin perder sus raíces... Un trabajo emocional, al descubierto, sin máscaras, sin tapujos. Flamenco al desnudo que permite al espectador disfrutar de las almas libres que lo interpretan... un espectáculo vivo, que respira a cada momento a través del cante, las guitarras, la percusión, las palmas, la flauta o el baile. Cada pieza que conforma este espectáculo, cada persona, dota al mismo de una personalidad única a la vez que se suma a la de sus compañeros para ofrecer toda una fiesta flamenca" (extracto del dossier de prensa).
En muchos lugares de Andalucía, Extremadura o Cataluña se celebran distintos actos con motivo del Día del Flamenco, instaurado hace dos años tomando como fecha  el día de su declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad: el 16 de noviembre. Sea por casualidad o por undevel, esta ciudad, Valladolid, tendrá su día del flamenco con Quebranto (nueve de la noche; entrada, 18 euros).

Tal y como habíamos dicho, os dejamos con el comentario de Pedro Sanz del concierto de José Salinas, el pasado sábado en el Teatro Cervantes:
 
La Sala Cervantes fue el lugar elegido por el cantaor almeriense afincado en Valladolid, José Salinas, para presentar su disco, Tierra de Luz, acompañado a la guitarra por Amir John Haddad “el Amir”; el bajo de Josemi Garzón, y la percusión de Pablo Martín, quienes ofrecieron un espectáculo que se puede calificar de sobresaliente.
Con un sonido impecable y  una puesta en escena sobria, perfectamente ordenada, que evitó cualquier acople de sonido, la más de una hora y media que duró el espectáculo atrapó el interés de una sala, prácticamente, llena.
José Salinas dispone de un buen registro de voz y un dominio de los medios tonos que permite ir del flamenco más ortodoxo -guajira, tangos, soleares, vidalita (soberbia)- a implicarse en otras formas que, sin desvirtuar la raíz de lo jondo, no pierden el sabor flamenco (como bien dijo el cantaor en referencia a Enrique Morente), especialmente cuando se hace con respeto, gusto y rigor como él lo hizo.
La implicación de músicos tan experimentados y de larga trayectoria como los que le acompañaban el pasado sábado es una garantía de un trabajo bien hecho, que ha dado como resultado Tierra de Luz.

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