miércoles, 26 de febrero de 2014

"La piedad de Paco de Lucía"

De nuevo la radio emite una noticia que provoca un cierto mareo, un abrir más de la cuenta los ojos y los oídos, encoge el estómago y al incidir en el relato de los hechos, recoger testimonios hace temblar el lacrimal: Paco de Lucía ha muerto en México, a los 66 años.
En estas líneas se resume la despedida de quien nos ha acompañado durante mucho tiempo con su toque. Y su presencia ha estado cerca hasta el último momento. 
Hablaba el viernes con Pedro Sanz sobre Félix Grande -quiere, Pedro, dedicarle un homenaje- y de la admiración que tenía el escritor por Paco de Lucía y contaba Pedro que Grande había aconsejado a Paco un médico para que le tratara de sus problemas con el peso, que le tenían bastante preocupado.
El lunes, tenía que recoger unos papeles y buscando una carpeta para que no se arrugaran apareció la que anunciaba el concierto que ofreció en este Valladolid, un 6 de diciembre de 2010. Iba alegre con la carpeta y deseoso de mostrarla allí dónde iba, porque sabía que atraería la atención, despertaría comentarios de admiración, habría miradas de reconocimiento en quienes se fijasen en ella, aunque no fueran flamencos.
A Paco de Lucía le conocía todo el mundo en todo el mundo, de oídas y de escuchas.
Félix Grande (y antes El Torta, meses aciagos para el flamenco), que le dedicó su libro Memoria flamenca, escribió sobre el genio de la guitarra numerosos artículos, principalmente, en su época más gloriosa, 1970-80. Uno de ellos, tiene un título hermoso: "La piedad de Paco de Lucía".
Relataba la negativa de Paco de Lucía a no tocar en un concierto que se debía celebrar el 12 de octubre de 1989 en Sevilla con Plácido Domingo y Julio Iglesias: "Mi nombre aparecía junto a los precios; sentí que se ofendía a mi cultura y dije que no tocaba", explicó de Lucía (al tiempo que devolvía los cinco millones de pesetas -de la época- que le pagaban por el concierto).
"El artista que más genialidad expresiva, técnica y emotiva ha agregado" al flamenco no reivindicaba su nombre, "sino lo que yo represento": el flamenco, "una cultura extraordinaria nacida de la pobreza. Al sentirla ofendida abandonó cinco millones de pesetas y se fue sin tocar. El hambre que durante dos siglos pasaron los flamencos suena bajo la tierra como un terremoto de orgullo. La humillación que durante dos siglos padecieron los artistas flamencos ha recibido cinco millones de besos en la frente. ¿Aún no habíais advertido que la música de Paco de Lucía está, como las obras de todos los genios, acerada por la piedad" (F. Grande).

2 comentarios:

  1. Este gobierno de indeseables, parásitos, mentirosos, se ha superado una vez más con la Cultura del Pueblo el flamenco. Lamentable su actitud de no haber repatriado el cadáver de Paco de Lucia sin rendirle los honores que se merece, es si era la marca España, ¿Qué hubiera pasado si el fallecido hubiera sido, Julio Iglesias, Placido Domingo?. Estoy indignado de esta gentuza, que piensa que el flamenco es la muisca de gente de mal vivir.

    Pedro Sanz

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  2. En tu línea, Pedro -cuánta razón tienes- este artículo, gran artículo, de Miguel Mora en El País: http://cultura.elpais.com/cultura/2014/03/01/actualidad/1393634030_693162.html

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