martes, 6 de mayo de 2014

Triana (1) La forja de un carácter diferenciador

Volvemos a Triana y seguiremos en ella durante unas cuantas entradas, de la mano de Pedro Sanz, quien se ha adentrado en una de las principales cunas flamencas para ofrecernos su visión, su opinión, su conocimiento de la historia y el arte trianero. En esta primera entrega sitúa el campo histórico, geográfico, humano del barrio sevillano para dar respuesta a cómo se fue configurando "un carácter, una filosofía de vida, un pensamiento peculiar y como consecuencia una creación propia en la expresión musical" del flamenco de Triana.
"Son muchos los estudiosos, investigadores, escritores -como Serafín Estébanez Calderón 'el Solitario' y su libro Escenas Andaluzas-, que sitúan Triana como el primer lugar donde se localizó el flamenco. A estas fuentes debo añadir la información facilitada, en largas conversaciones, con Emilio Jiménez Díez, investigador, flamencólogo y poeta nacido en la Cava de los Gitanos de Triana, y Manuel Márquez el Zapatero, quien alberga los secretos de la soleá del Zurraque, un secreto compartido por unos pocos y envidiado por los más grandes cantaores profesionales. Gracias a su zapatería de la calle Pureza, este cantaor vivió una de las etapas doradas del cante trianero, aquella en la que El Arenero, Oliver y compañía se congregaban en las tabernas para interpretar los cantes de los alfareros. Aunque la estampa hoy es historia, su cante sigue estando vivo.

Manuel Márquez el Zapatero.

"Para encontrar los cantes de Triana es imprescindible analizar el carácter de los trianeros, que no es otro que el del mestizaje surgido de las tres culturas allí instaladas, y de los que llegaron años más tarde buscando el amparo de un barrio en el que nadie se sentía forastero.
"Triana, desde su configuración como núcleo poblacional, fue un caso atípico en relación con el del resto de Sevilla capital; hasta tal punto, que desde la otra orilla del río el venir a Triana se consideraba una odisea, debido a su mala fama, donde  se creía que las reyertas  eran  continuas y los navajazos estaban  a la  orden  del  día. ¡Cierto que se dieron en ocasiones!... ¡Tal vez haya obedecido a unos intereses muy concretos de la clase  dominante!...
"En sus inicios Triana estaba configurada por un caserío muy disperso y una escasa población que no generaba un lazo común de unión, ni una idiosincrasia peculiar; si bien, empiezan a florecer una serie de industrias auspiciadas por la abundancia de agua y el fértil limo que dejaba puntualmente el Guadalquivir. Como consecuencia nace el trabajo artesanal de la alfarería, así como la industria del jabón. Triana se consolida como núcleo poblacional con la llegada de los castellanos, siendo  Fernando III (siglo XIII) el que establece su campamento para la toma de Sevilla al final del foso de la Cava, en la Dehesa de Tablada, y es cuando aparece su carácter al asentarse en este territorio la mayor parte de las huestes que acompañaban al Rey, donde se encontraban todos los oficios que asistían a la tropa. La llegada de los gitanos aportará una nueva mezcla, sin olvidar a los árabes ya asentados y dedicados a la labor de la tierra (Los judíos quedan en el interior de la ciudad, a intramuros, creando sus propias juderías y perteneciendo a un estrato social más alto, no asentándose en Triana, si bien jugando en su economía).


"También va a jugar un papel determinante en la configuración definitiva del carácter trianero el descubrimiento de un Nuevo Mundo, al florecer nuevos oficios: carpinteros de ribera, calafates, rederos, veleros, alfareros, herreros, estos dos últimos jugarán un papel fundamental en la forja de los cantes de Triana.
"Por contra, el traslado de la Casa de la Contratación a Cádiz (1717), motivado al no poder atracar los buques de gran calado, traería la merma del comercio del puerto al vivir toda su industria  al amparo de éste. Triana entró en declive y aunque siguieron establecidos ciertos oficios, no con la fuerza y pujanza de antaño.
"El aislamiento natural, el Guadalquivir barrera separadora -y castigadora por las anegadas que traía puntualmente todos los años (sus pequeños patrimonios, enseres y ajuares, tenían que reducirse a lo indispensable)-, su configuración de casas bajas a lo más de dos plantas, en su mayoría corrales y patios de vecindad -toda la vida se realizaba en la calle, al aire libre, con la cual las relaciones humanas y la solidaridad, por las carencias citadas, era una constante-, alejaban a Triana de la contaminación de las expresiones y comportamientos de la ciudad; crea así su propio léxico, su propia fonética y su propia música, que no fue otra que el flamenco. Razones tenemos.

"El  humano, el  individuo, en  función del ambiente que le rodea, le hace ser diferente a otros nacidos y criados en otro pago o lugar al estar en consonancia con su hábitat. A los hechos nos remitimos poniendo como ejemplo la diferencia de carácter existente entre los pueblos del norte de Europa con  los del sur, a más distancia menos parecido, a más proximidad más semejanza, pero estableciendo siempre matices  en función de tres factores:  geología, clima e  individuo.
"Triana, debido a la feracidad de su vega, su situación geográfica, climática y la mezcolanza de culturas, propició el nacimiento de un carácter diferenciado al  resto del otro núcleo poblacional situado en la otra orilla del río. No por esto tendremos que argumentar que este fuera mejor que aquel, pero sí diferente por las razones expuestas.
"La expresión personal y la originalidad musical que ha surgido en el hábitat natural de convivencia impuesto por el medio que lo ha desarrollado lentamente no nace de una forma o manera inmediata, por tanto tendremos que decir que en la Triana actual aún se conservan muchos rasgos del comportamiento de antaño, aunque estos van ausentándose, apareciendo otros, pero siempre conectados y teniendo por base los originarios. La Triana rural ha desparecido por completo, estando en la actualidad incrustada en el comportamiento del individuo urbano."

No hay comentarios:

Publicar un comentario