Los homenajes o reconocimientos a personas o artistas en el flamenco,
en especial cuando han dejado huella por sus valores, humanos, sociales o
simplemente como defensor de este arte, datan de tiempos pretéritos a la vez
que son muy valorados y respetados entre la afición.
En esta línea, el pasado viernes 14 a las 19,30 horas en el Salón
de Actos de Caja España, la
Peña Flamenca “La Siguiriya”, organizó un homenaje a quien
durante años fue su Presidente PASCUAL
CORDERO. El acto contó con la presencia de su viuda Juana y su hijo Luis a
los que, antes de empezar se les hizo entrega de una placa y ramo de flores
recordando el día.
Miguel Pérez Lubiano, amigo y miembro de la Peña, leyó una semblanza, recordando
los pasos de Pascual, su pasión por los toros, su afición al flamenco, cuando
desde crío cuando oía cantar a través de las lumbreras de las viejas tabernas del viejo Valladolid a los
aficionados más señeros de la ciudad
del Pisuerga. Su lectura provocó, en más de uno de los presentes, que los ojos
se mojaran.
Al acto se habían sumado numerosas aficionadas y aficionados
de Valladolid, Toro, Zamora que quisieron presentar
sus respetos a la viuda e hijo y al propio Pascual, a través del cante y toque
que a Pascual tanto le apasionaba.
No estuvieron los mejores cantaores y guitarras del panorama
Nacional, tampoco se les pidio su presencia, ni hacía falta, la respuesta la
dieron los aficionados y aficionadas de su tierra, sus amigos, compañeros, a los
que Pascual aconsejó, animó y, hasta enseñó amar este arte. Ellos fueron junto
a los miembros de la Peña La
Siguiriya, los que hicieron posible el éxito del homenaje a Pascual.
Hacer una valoración artística me parece innecesaria y fuera
de lugar, pero aun así, solo diré que, entrega, pasión, respeto y la admiración
que se dio, es difícil de superar, todos, recordaron a uno de los referentes de
nuestra ciudad, Pascual Cordero, y todos se dejaron el alma abriéndose en canal
en cada tercio. Una fecha que siempre tendré presente.
Cuando salía del homenaje, me decía una y otra vez, que
orgulloso me siento de los flamencos de mi tierra.
Escrita en una servilleta de papel, por su autor y amigo,
Enrique Hernández, una noche de cante en el Bar Vinagrero en La Unión, dice la copla minera.
Para cantar por
mineras
tienes que tener
presente.
Lo mismo dentro que
afuera
Las canta aquel que
las siente.
Un abrazo flamenco.
Pedro Sanz
No hay comentarios:
Publicar un comentario