miércoles, 15 de julio de 2015

Un café flamenco con Pedro Sanz, el cante de José Salinas y el toque de Carlos Blanco

El sol pegaba fuerte en la tarde del pasado sábado camino de la localidad vallisoletana de Valdestillas, tenía ese 'toque' seco propio de estas tierras castellanas, el que revela campos y pinares como verdaderos habitantes de la tierra, despliega gozoso el señorío de su esplendor bajo la luz solar, la misma que vaciaba de presencia humana las calles y plazas del pueblo, envolvía en silencio la tarde de verano. Puertas afuera.
Puertas adentro, ese sábado, como a las cinco de la tarde, sonaba un toque de guitarra y un cante. Y el bullicio de quienes llenaban el amplio salón de un restaurante, celebrando el convite de una boda. 
"Un café flamenco", nos había dicho Pedro, para el día en que se casaba uno de sus hijos, el que quedaba de los tres. Hablamos de Pedro, de Pedro Sanz, que es como decir Valladolid y flamenco, algo que saben incluso fuera de esta ciudad. Ya sea porque dirige las Jornadas Flamencas 'Ciudad de Valladolid' -doce ediciones-, por el aprecio y respeto que muestra hacia la afición vallisoletana, y a la del resto del mundo, y viceversa; porque es una de las alma mater de este blog... Pedro es hombre de ideas y aún más de acción cuando se habla de flamenco.

José Salinas y Carlos Blanco.
Por eso este regalo ¿del hijo al padre, del padre al hijo, familia y amigos? ¿todos? de traer un cantaor y un tocaor a la fiesta que supone una boda cercana. José Salinas al cante y Carlos Blanco a la guitarra fueron los elegidos para hacer flamenco, serio, como ellos saben hacerlo, con palos como soleares o mineras, cante por el que siente debilidad Pedro, que este año no podrá acudir al Festival de Las Minas, al que, además, había sido invitado como jurado del Concurso de Cantes Mineros. Y es que el cuerpo de Pedro le ha pedido un tiempo de recuperación, y en eso está nuestro amigo, compañero.

Pedro escuchando la minera.
Pedro tenía que contar con artistas flamencos de su tierra para este día, dos elementos indisociables en su labor flamenca, que Valladolid siga siendo plaza fuerte del flamenco.
Y compartimos cantes, toques y afición flamenca -allí estaban también otros aficionados amigos de Pedro-, en un ambiente singular (la banda sonora de las bodas suele estar en mano de los pinchadiscos, que hubo, después), a la caliente luz del sol de un día de verano castellano, amigable.


(Al final del recital, hablamos con Salinas y Blanco, de algunos de sus proyectos como el reciente de Rasa-Duende, junto a la bailarina Mónica de la Fuente, que tras su preestreno hace unos meses en la Casa de la India, estrenarán oficialmente después del verano. Y que Salinas espera estar en Flamenco India, el espectáculo dirigido por Carlos Saura que hará su estreno mundial en el Teatro Calderón de Valladolid, del 1 al 4 de octubre, y en el que Salinas ha venido participando desde su gestación. Blanco nos habló de su próximo viaje a Brasil para participar, una edición más, en el Encuentro Internacional de Flamenco de Bahía; y departimos alguna cuestión más de flamenco con Pedro, amigos y aficionados, mientras la calurosa tarde se iba dulcificando y los invitados entraban en la discoteca para ponerse en manos del pinchadiscos y los éxitos payos del momento. La fiesta continúa).

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