Traemos un nuevo texto tomado del disco de Antonio Reyes y Diego del Morao, Directo en el Círculo Flamenco de Madrid, escrito por el presidente de esta entidad flamenca y otras muchas ocupaciones e inquietudes relacionadas con el flamenco, Carlos Martín Ballester. Un relato de primera mano al ser él uno de los impulsores, instigadores del encuentro y grabación. Este es un resumen, bastante amplio de lo que pueden encontrar en un disco de un cantaor y un tocaor que son del agrado de la afición, sobre todo de la exigente.
Comienza Martín Ballester contando cómo el proyecto empezó, “a fraguarse meses atrás”, cuando sugiere a Antonio Reyes, “lo tentador que sería para el
aficionado un primer encuentro con Diego del Morao. Importantes motivos me hacían
pensar que esa unión sería un rotundo éxito. Primero, porque son los jóvenes
talentos más destacados de sus respectivas disciplinas: de una parte, el cante
inconfundiblemente gaditano (o sea, universal) de Antonio, y de otro, la
guitarra jerezanísima de Diego; segundo, porque el toque elaborado, chispeante
e intuitivo del hijo de Moraíto encontraba su mejor correspondencia en el cante
delicioso y perfeccionista de Antoni; y tercero, por encontrarse ambos en esa
etapa de joven madurez que tan buenos frutos suele aportar.".
Prosigue el relato con los preparativos del encuentro entre
los dos -“se admiraban en la distancia, pero no habían tenido la oportunidad de
conocerse y plantearse un proyecto en común”; y cómo desde el primer momento, “la comunicación entre
ambos comenzó a fluir de manera natural”-; elección de lugar –Círculo Flamenco
de Madrid-, de acompañantes a las
palmas y jaleos -“dos figuras fundamentales: de Cádiz, Diego Montoya, y de
Jerez, El Chícharo"-...
“A diferencia de directos que suelen realizarse en el panorama flamenco actual, aquí no se grabarían un buen puñado de cantes para extraer una selección; tampoco habría tomas alternativas, ni discretas versiones de estudio (…) Sería un todo o nada: si salía bien tendríamos el tipo de directo intenso y cercano que tanto apreciamos los aficionados. Ambos recibieron el desafío con una mezcla de curiosidad e ilusión, sazonadas con las dudas lógicas ('¿la primera vez que trabajamos juntos vamos a grabar un disco?'). Puerta grande o enfermería.
“A diferencia de directos que suelen realizarse en el panorama flamenco actual, aquí no se grabarían un buen puñado de cantes para extraer una selección; tampoco habría tomas alternativas, ni discretas versiones de estudio (…) Sería un todo o nada: si salía bien tendríamos el tipo de directo intenso y cercano que tanto apreciamos los aficionados. Ambos recibieron el desafío con una mezcla de curiosidad e ilusión, sazonadas con las dudas lógicas ('¿la primera vez que trabajamos juntos vamos a grabar un disco?'). Puerta grande o enfermería.
"(…) Llegó la noche y la prueba de sonido se desarrolló de la
mejor manera posible: ajustando parámetros y corrigiendo detalles sin el más
mínimo incidente (…) Se abrieron las puertas al público.
"Una muestra más de que no buscábamos un directo
predeterminado es que no comentamos con Antonio lo que cantaría, ni el orden o
la duración de los cantes. Recuerdo que en los días previos me preguntó si
debía incluir algunas de las letras que preparamos recientemente o era mejor
reservarlas para su próximo disco en estudio, y le comenté que –sencillamente-
hiciera lo que le apeteciera en cada momento.
"Quienes hemos escuchado infinidad de veces a Antonio Reyes,
percibimos en sus primeros escarceos por soleá que esa noche podía ser ‘una de
esas noches’. La simbiosis con la guitarra de Diego del Morao confirmó los
mejores presagios: nótese su sensibilidad enriqueciendo los personales
silencios del cantaor y los sugerentes tonos que ofrece. Intuición pura de uno de
los máximos talentos de nuestra música. El chiclanero, por su parte, además de
dejar patente su flamenquería y exquisito decir, supo rebuscarse en un grado
superior, así como hallar el abandono preciso cuando el cante lo requería, sin
duda, el único camino para alcanzar el puesto de privilegio al que está
llamado.
"Como conclusión, decir que el flamenco como género musical
posee unos valores propios que le hacen encontrar en el directo su mejor campo
expresivo. Paradójicamente, son escasos este tipo de grabaciones si se comparan
con las realizadas en estudio a lo largo de la historia del sonido grabado.
"Uno de los objetivos de este disco, por tanto, es poner a
disposición del público una muestra de lo que puede dar de sí una noche de
inspiración flamenca en un ambiente de máxima complicidad.
"Deseo que este recorrido por soleá, tangos, alegrías,
seguiriyas, bulerías y fandangos colme las expectativas de los aficionados y sea
el comienzo de una cita anual con un directo extraído de la programación del
Círculo Flamenco de Madrid.” (C. M. Ballester)
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