sábado, 11 de junio de 2016

Una Trasnoche - con José 'Mijita'- despide las 13 Jornadas Flamencas 'Ciudad de Valladolid'



Con anterioridad a la etapa de los cafés cantantes (1860-1920), hubo otra menos conocida (1788-1860), que se desarrolló en ventas, posadas y mesones que pululaban por los caminos andaluces.
El flamenco sale de la intimidad de la familia y empieza a darse a conocer. Comienzan a configurarse los palos más primitivos -“romance, el polo, la caña, tonás, serranas, rondeña, fandangos y seguidillas-; paralelamente aparecen nombres tan importantes en el flamenco como Tío Luis de la Juliana, El Planeta, El Fillo, La Petenera, Tóbalo, Frasco el Colorao... 
Fue en estos espacios donde el cante, baile y toque empieza a fluir entre viajeros, tratantes, gañanes, carromateros, buscavidas, vagabundos, militares, etc. Lugares donde rezuma un trasfondo social de realidad de las gentes más humildes; de buscarse la vida, de compartirla, de cantarla. Constituían la voz de un pueblo, que escenificaba, cantando y bailando, sentimientos, experiencias y anhelos en la más absoluta intimidad.


Rememorar aquellas fiestas o juergas improvisadas del último tercio del siglo XVIII, que contribuyeron a dar a conocer y expandir el flamenco como el arte del pueblo -como le bautizaron muchos escritores y poetas del S. XIX y XX-, es la razón de ser de la trasnoche flamenca. 
Este tipo de juergas íntimas eran frecuentadas por todo tipo de personajes, algunos poco o nada recomendables. Se creaba un ambiente íntimo con la compañía de una jarra de vino; se conversaba, se discutía, se hacíaa nuevos amigos de distintas condiciones sociales y se escuchaba el cante, el toque y el baile. Son noches donde la presencia de los duendes se nota, se siente, hasta comparte mesa.
Este tipo de reunión improvisada contribuía para relajar tensiones y olvidarse por un rato de los problemas (tan necesarios en los tiempos que nos toca vivir), donde la solidaridad en el flamenco era el bien más apreciado. Como dijo Manolito el de María: el flamenco es la música más democrática que existe, a todos nos une y nos atrapa. Un mismo interés sin distinción social, política o religiosa, en un arte que se gestó, nació y desarrolló en el “barranco de la marginación”. 
La trasnoche flamenca no es un espectáculo más ni pretende serlo, busca convertirse en un espacio abierto, donde se den cita los aficionados más cabales con los que no lo son tanto; los interesados por este arte, con los que no pueden asistir a los espectáculos programados por incompatibilidad laboral, pueden disfrutar de una velada teniendo como testigo la noche, donde los duendes, por muy despistados que estén, siempre hacen acto de presencia, y encontrarse cara a cara y por derecho con los cantes de madrugá.
Para esta primer trasnoche se ha contado con la presencia del cantaor José Carpio “Mijita”, de la Plazuela de Jerez de la Frontera, donde las calles están “preñadas de soleás y siguiriyas, y perteneciente a una “estirpe” de artistas, los Carpio-Fernández. ‘Mijita’ estará acompañado por la guitarra de jerezano Antonio Higuero.

(El acto contara con la asistencia de artistas que han participado en las 13 Jornadas Flamencas ‘Ciudad de Valladolid’, y aficionados llegados de otras provincias.). 

Lugar de realización: sábado, día 11. 22.30h. Patio del LAVA. Entrada: 10 euros.

Pedro Sanz, coordinador y fundador de las Jornadas Flamencas.

2 comentarios:

  1. No pude asistir a la trasnoche flamenca, solo deseo que fuera mejor que el encuentro del pincho flamenco del jueves 9 a las
    14 hs. en el restaurante.Me reservo la opinión. Un saludo cordial

    ResponderEliminar
  2. Sin duda que fue mejor. El "desastre" del pincho (entrecomillado del propio Pedro) habrá que comentarlo. Saludos, Luis

    ResponderEliminar