¿Qué es el amor? El infinito. Infinitas, dicen, son las
posibilidades de hacer música, por algo que tiene que ver con las matemáticas, a su vez también, parece ser, infinitas. Y
cuando el amor, el infinito es “arrojado a los perros”, como dijo el escritor
francés Céline, tenemos la música predominante, la que suena por radiofórmulas,
la de l@s superventas o, dado el estado de ventas discográficas, l@s
superpopulares. L@s del éxito.
Crecí con ellos, y por lo que veo/oigo estos medios de
difusión musical continúan siendo el patrón de referencia para much@s oyentes
de música, jóvenes, viej@s y niñ@s (hasta la preadolescencia no me fijé en la
música). Por lo general, y con permiso de las redes sociales, se suele empezar
así. Luego un@ va encontrando su camino -o quedándose en el (im)puesto-, encontrando su sonido, estilo por comodidad o
necesidad.
No es cuestión de entrar en por qué me atrajo tanto la
música desde que tomé conciencia de ella y de lo que suponía para mí, personal
y socialmente (tendrá que ver, como casi todo, con los sentimientos y cómo
gestionarlos). Me atrajo tanto como para estudiar la historia de aquello que me
interesaba, en este caso todo lo relacionado con el rock –incluye el pop-, la
música popular global del siglo XX, si puedo decirlo así.
También profundizar en por qué un@s me gustaban más que
otr@s. Así que estaba más cerca de un crítico que de un músico. Toda esa orientación, identificación por el género musical no me hizo desear ser músico, salvo en sueños.
Antes de comenzar el siglo XXI había tomado mi decisión. A
la pregunta ¿qué música te gusta? Mi respuesta sería y es: El flamenco. Las
reacciones entre l@s no flamenc@s ante tal respuesta son las esperadas:
prevención, estupor, extrañeza, disculpas, a veces –“es difícil no lo entiendo
no acabo de tal vez algún día…”- … Más, sabiendo algun@s de mi trayectoria
‘profesional’ (si tecleas por internet: Benito Carracedo, algo saldrá al
respecto, supongo).
Debido a esa actividad ‘profesional’ no me he despegado de
las otras músicas (anglosajonasyankis y resto del mundo), más o menos sigo
estando al tanto de lo que pasa por esos mundos del rock pop, derivados y
otros. Pero la música que me llena es el flamenco.
Dibujos: Carlos Pacheco. |
Y ahora toca hablar de lo propio, de por qué considero el
flamenco una música ‘propia’, de ‘mis raíces’, que toca verdaderamente mi
sensibilidad, se sincroniza con ella, más que las anglosajonasyankys con las que
me crié.
(To be continued)
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