viernes, 2 de junio de 2017

Club Flamenco (52) Capuletti en la mesa del cante jondo (y 2)

Habíamos dejado al pintor vallisoletano Capuletti decidido a dar el siguiente paso en su trayectoria artística. París será el escenario de su decisión, de su proyección. Allí continuará con sus trabajos de escenografía en la Compañía del Marqués de Cuevas, al tiempo que realiza sus primeros exposiciones. Con la compañía del Marqués viajará a Nueva York, ampliando sus contactos dentro del mundo del arte y definiendo su estilo pictórico.
En esos años, décadas de los 50-60, su interés por el flamenco no sólo sigue intacto, sino que se amplia mediante la relación con artistas flamencos como Vicente Escudero e inicia diversos proyectos.


Surge así la idea de realizar una historia del flamenco mediante retratos de artistas flamencos, que han tenido una gran difusión dentro y fuera de España. Serán un total de 49 retratos, "no grabados, si no dibujos hechos de una forma peculiar, con tempera, una tinta que seca muy rápido". Hiperrealistas, resaltan, "lo que da expresividad a un retrato: las manos y la cara; el cuerpo, un esbozo; todo sobre un fondo gris, que otorga una atmósfera especial al retrato".
L@s retratad@s proceden de su amistad con artistas y de las fotografías de los primeros flamenc@s incluidas en el libro de Fernando de Triana, Arte y artistas flamencos (1935).
(Os enlazamos al blog 'Mi espacio flamenco', dedicado al flamenco y la pintura, donde podéis ver alguno de estos retratos, y más información sobre el pintor: 1 y 2).
El otro gran proyecto de Capuletti es La Cena del Cante Jondo; obra que no llega a finalizar y de la que sólo quedan una serie de bocetos.


Tomando como referencia la Santa Cena, de Leonardo Da Vinci, en ella incluye a cantaores y tocaores que a él le gustan y con los que trabará relación cuando abandone París, en 1967, y se traslade a Andalucía, sentando su base de operaciones y reuniones en Mairena del Alcor, en el cortijo La Modorra.
Los seleccionados son: Antonio Mairena -presidiendo la mesa-, Fernando Terremoto, Paco Laberinto, Tomás Torre -hijo de Manuel-, Juan Varea, Pericón de Cádiz, Juan Talega, Manuel Morao, Niño Ricardo, Melchor de Marchena, Tomás Pavón y él, Capuletti (se comentaba que Jarrito iba a figurar en el papel de Judas; tal vez por eso que decían que siendo gitano cantaba como un gachó).
Mairenista, el pintor siempre dijo que, "sé más de flamenco que de pintura". Entre los palos flamenco le gustaba la petenera, la caña y los caracoles, éste "un cante bonito, vistoso y alegre, al que va a hacer muchas referencias en sus cuadros", comentó Enrique en la Tertulia Flamenca.

Juanito Mojama.

Vimos imágenes de sus cuadros y dibujos; vídeos de los cantaores de esa mesa -y de Rafael Romero el Gallina, y de Juanito Mojama, y alguna curiosidad como ésta-, y el espacio habitual para comentarios: de la época del flamenco que vivió Capuletti, la de los 50-60, donde lo antiguo vivía con lo nuevo; donde se recuperaba la dignidad y categoría como arte del flamenco; donde el 'purismo' resurgía con bríos, fanatismo incluso, y la reacción a esto.
También se habló del gusto del vallisoletano por los toros, y su relación con toreros y rejoneadores; y del final de su vida, en Alemania (1978), donde se había instalado tras conocer a una mujer y separarse de su musa.
Y tiempo para realizar una mirada al futuro de la Tertulia, si el tiempo y la autoridad lo permite porque ideas no faltan, como abordar la figura de Enrique Morente -no pudo entrar esta temporada- o la obra fotográfica de Pepe Lamarca, que podría estar presente, pues tiene buena relación con Valladolid.
Todo se andará. Nos queda la fiesta fin de temporada, el 23 de junio, en la Biblioteca Pública de Valladolid.


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