domingo, 2 de julio de 2017

Camarón de la Isla en el 25 aniversario de su fallecimiento: siempre vivo en nuestro blog (y 2)

Como decíamos en la anterior entrada, hace cinco años se celebraron diversos actos con motivo del 20 aniversario de la muerte de Camarón de la Isla. Tal y como en este 2017 se celebrarán llegado este 2 de julio.
Volviendo a aquel 2012, la casa discográfica de Camarón publicaba un disco, Con Camarón, con cantes procedentes de grabaciones para RTVE y Canal Sur, acompañado por el toque de Paco de Lucía, Tomatito, Juan Habichuela, Ramón de Algeciras, Paco Cepero, Raimundo y Rafael Amador, Niño Jero, Vicente Amigo, Paco el del Gastor, Moraíto Chico y Sabicas. Además, incluía "Bulería del Cojo Peroche", grabación rescatada a la que Paco de Lucía y Tomatito ponen nuevo toque; y Tomasito, Yeyé de Cádiz, Cuquito de Barbate y John el Canelo, bajo la dirección del hijo de Camarón, Luis Monge, y el asesoramiento de José Manuel Gamboa, en una inédita aportación.

En nuestro blog seguíamos con referencias, noticias como el peculiar homenaje del cubano Pedrito Martínez, al más grande artista flamenco, interpretando en clave musical cubana ocho cantes de Camarón en el disco, Rumba de la Isla.
Durante el 2013 y 2014 con el impulso de la 'marca Camarón' surgen diversos proyectos, que se han extendido hasta la actualidad (museo-casa; actividades continuas), entre ellos estaba el espectáculo Eterno Camarón, que nos trajo a Valladolid a su hija, Gema.

Gema, en un momento de 'Eterno Camarón'. Foto: Ricardo F. Otazo.

Camarón de la Isla es una presencia constante en nuestro blog; aunque haya que recurrir a montajes fotográficos como el que dio pie a una entrada sobre él y Elvis Presley, aprovechando de paso el volver a citar el libro, Sobre Camarón. La leyenda del cantaor solitario (Alba Editorial, 2004), de Carlos Lencero, que recomendamos vivamente, Un autor al que hemos recurrido en otras ocasiones, como cuando recordamos en este blog los citados 20 años de su fallecimiento con una serie de entradas.
La de Lencero; la del amigo Miguel Ángel Galguera; la de Pedro Sanz; la bibliografía existente sobre él; o una en la que recuperábamos un reportaje a Camarón en la revista Europa Viva (una exclusiva de este blog en plan archivo, tipo el excelente blog Papeles Flamencos, por ejemplo; como también nos dio por transcribir la entrevista incluida en el dvd París -87/88- Camarón).


La atracción que ha ejercido el cante de Camarón tal vez sea mayor entre quienes nos podemos considerar pertenecientes a, digamos, la 'generación' Camarón; pero creo que su atracción va más allá de las edades de sus oyentes, sean de ahora o de antes.
Un ejemplo. Rodolfo Otero, bailarín, bailaor vallisoletano perteneciente a una generación anterior, la de Antonio Mairena y su maestro Antonio el Bailarín, le pregunté, ¿qué te pareció Camarón cuando salió?:
-Te voy a decir una cosa. Dentro del conocimiento y de la ignorancia, como Camarón era un progresista, pues en aquella época, los que éramos los flamencos abigarrados, que queríamos el purismo, encontrábamos a Camarón que era, fíjate que tontería, una degeneración del flamenco. Como que rompía los cánones del flamenco. Eso considerábamos. Yo estaba acostumbrado al cante de los cantaores que había antes de él (Niña de los Peines, Caracol, Mairena...). Puede ser que nos dejáramos influenciar por opiniones... puristas, digamos.


Un penúltimo recuerdo para este recuerdo del 25 aniversario de su fallecimiento. 
En el libro Crónicas del Festival Internacional del Cante de Las Minas. La Unión 1961-2001, su autor, Asensio Sáez, hablaba sobre la edición del Festival de 1989, que contaba con el mayor presupuesto de su historia. Buena parte de él para pagar el caché de Camarón (dos millones de pesetas, una cantidad que no cobraba nadie). El cantaor no se había presentado en otra edición anterior (1985) y a poco de empezar la gala nada se sabía de él. Hasta que: "¡Camarón ha llegado hace cinco minutos!", anuncian los presentadores. El Mercado tiembla. Tras unos minutos de espera, todavía, la presencia de Camarón, acompañado de Tomatito, su guitarrista. Al fin, su actuación, su entrega total al público, esto importa. Su voz se hace entonces quejido, treno, clavelón de sangre, lumbre de fragua, cal de fachada, paso de Semana Santa. 'Y el público lo escucha en pleno delirio -pluma de Álvarez Caballero en el País-, jaleándole clamorosamente, celebrando de manera estentórea cada ¡ay! suyo, casi en trance de histeria'. Es el enajenado éxtasis, la glorificación del cantaor. La apoteosis de Camarón.

 

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