miércoles, 1 de noviembre de 2017

'Rodolfo Otero: Amor por la danza', en versión original (28 de julio del 2016 - y II)



-¿Le hicieron un homenaje a Vicente Escudero aquí, en Valladolid?
-No me suena. En Barcelona, sí.
(La tele sigue puesta, sin sonido -la tele andaluza-, sale la Cátedra de Flamencología de Jerez, aparecen los retratos flamencos de Capuletti).
-Era muy amigo de mi hermano Publio, que en paz descanse. Su padre tenía una peluquería, Peluquería Lillo, en la calle Santiago. Y estaba Capuletti, que el hombre no sabía qué hacer, porque, claro, estaba asediado. Llevaba unas patillas, unos pelos… no le dejaban ser como él era. Y era un dibujante de primera categoría. Vino una vez a casa porque mi hermano le dejó unos libros que eran de mi padre.
-¿Ya tenía una trayectoria, aquí, como pintor?
-Sí, la trayectoria que te dejaban tener en Valladolid (años 40-50; franquismo). Aquí se hizo, y aquí a luchar, con todo. Hasta que se fue. En un pueblo de Sevilla se instaló, sí.
-Ese homenaje a Escudero fue al final de sus días, para recaudar fondos porque no lo estaba pasando bien, en lo económico
-Sí. Dijeron que se lo iban a dar en un bar que había en la Plaza del Val, el dinero que recolectaron. No sé, al final creo que le hicieron una guarrada. El homenaje fue en el Calderón.
-¿Una guarrada le hicieron?
-Se quedaron con el dinero, lo que recaudaron, le mangaron o lo que fuera. Sí, sí, lo que estás oyendo. ¿Quién? No sé. Valladolid-Campo Grande. Ancha es Castilla, hala a tomar por culo (risas). 


-Hoy he estado hablando con un colega que tiene un grupo y se queja de que no hacen caso a los músicos de aquí.
-Aquí había un grupo muy famoso, que era de las Delicias.
-Celtas Cortos.
-Sí.
-Estos tuvieron suerte. Y la suerte…
-Ya te conté lo de mi hermano y otros que pusieron una exposición en el Campo Grande y se tuvieron que llevar las pinturas en carros e ir corriendo para casa porque les hostiaban. ¡Joder! Lo único fue la protección que tuvieron por [Cayetano de Mergelina y Luna] Mergelina, el rector de la Universidad, e hicieron la exposición en el Palacio de Santa Cruz, que era de la Universidad. Entre esos pintores estaba Gerardo Pintado, que era un gran pintor, hizo el Tragaldabas, también, ahí le tienes, todavía, creo. Para los niños.
-En Valladolid la relación entre artistas e instituciones es problemática. Como que dando dinero se cumple.
-Ni eso, si quiera.
-Recuerdo en unas fiestas de Valladolid a un grupo llamado Los Nadie…
-¿Los Nadie? No les he conocido.
-Sí, tuvieron su importancia en los 80. Pues, actuaba en la Playa de las Moreras y en medio de su actuación comenzó a tirar al público, en monedas de quinientas pesetas, el dinero que le había dado el Ayuntamiento por su actuación, como protesta ante esa ‘relación’ cultura-instituciones.
-Eso lo hacía el mejor charlatán que ha habido, de España: León Salvador, de Valladolid. Vendedor, cuchillas de afeitar El Indio, y lo que fuera. El más famoso charlatán de toda España. Y decía para dejar a toda la gente cautiva, ¡aquí (golpe en la mesa) murió Sansón y todos los filisteos!  Y tiraba el dinero, que tenía metido en un sombrero, y la gente aaah, a recoger el dinero. Ya tenía la maraña atenta (risas). En toda la Plaza Mayor. No había otro charlatán, el mejor. Tenía una mojarra que pegaba, tela. Eso era un personaje de verdad. Levantaba la maleta y ahí empezaba el invento. Como no había entretenimiento en aquellos tiempos, era una diversión, que te lo pasabas fenómeno estando allí de oyente y vidente.
-Voy a esperar a Puri para ver si ha conseguido que funcione el vídeo y ver la actuación que dieron las alumnas de tu escuela en Palencia, que está grabado en VHS, el antiguo ese.
-Ah, no sé.


-Oye, ¿había boxeadores aquí, en Valladolid, que fueran famosos o algo así?
-Sí, hombre. Estaba Garrido, boxeador, de la Plaza de la Cruz Verde, sin ir más lejos (la plaza está al lado de donde vive). Peso medio. Era buenísimo. Y el cabrón se saltaba, para entrenarse, una caseta que había donde vendían pan o vendían hostias. Era muy bueno. A nivel nacional. Con Luis de Santiago ha boxeado y todos esos.
-Y ¿de los americanos?
-Me gustaba Joe Louis, el mejor que ha habido; tenía un juego de piernas, que siendo peso pesado, era como un bailarín, como que no pesaba nada.
-¿Ibas al cine, de niño?
-Joder, y me colaba y todo. Me agarraba a los capotes de los militares, me metía dentro de ellos, y entraba (río). Que sí, lo hacíamos los chavales así. Al Capitol, Lafuente, al Pradera. Y a ese que te he dicho de los Maristas, de la calle 2 de Mayo. El Hispania, se llamaba.
-¿Qué películas te gustaban?
-Me gustaban las películas de asaltadores, o de Nick Carter, de Buffalo Bill… He ido mucho al cine. Iba también al cine de los Luises y los Koskas, curas, encima te daban de merendar, un cacho de pan y una onza de chocolate; también los del San José tenían cine, estos eran jesuitas. Allí estudió mi sobrino. Pero se tuvo que marchar porque un cura le quería meter mano. Según él.




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