Entre los artículos que hemos venido trayendo de Disco Expres relacionados con el flamenco, este que viene a continuación es de los más singulares publicados por el semanario musical: la crónica del concierto de un cantaor de los de antes, no de los nuevos de la época que llamaban la atención al semanario, nos referimos a Joselero de Morón.
Tal crónica apareció en el nº 405 (17-12-1976) y llevaba por título Joselero con sombrero nuevo, referencia al habitual sombrero que este apreciado y querido cantaor gustaba de llevar. Un detalle de 'entendido', tal vez, producto del asesoramiento de José Mª Esteban, "filosofian flamencusí", como llama Jordi Tardá, comentarista musical ajeno al 'rrollo' del flamenco, a quien le acompañó para la elaboración del reportaje.
El concierto tuvo lugar en una mítica sala barcelonesa, Zeleste, donde un año antes se había grabado una actuación del cantaor, de la que salió el disco, En directo. Zeleste 1975 (reeditado hace unos cuatro años), editado por Edigsa, sello discográfico fundamental en la promoción de la nueva canción catalana (vean enlace).
He aquí lo principal de la crónica del concierto de Joselero, que estuvo acompañado por la guitarra de su hijo Dieguito: “Mucho ambiente flamenco en la sala. 'Señores,
vamos a cantar primeramente una soleá para hacer el amor (soy arroyo y no me
enturbio / y aunque me caiga una tormenta / yo me mantengo tan claro) y luego
unas bulerías que tienen cuarenta años y se llaman Los pajarillos (solitos
quiero que amen / solitos con mi recuerdo / solitos con mis pesares)', sirve a modo de presentación Joselero.
"Y el Joselero se fue a tomar unos chatillos y vuelta a flamenquear otra vez. La segunda parte está iniciada ¡toma castaña! por un, 'señores les voy a cantar un cante bueno que se pega a los riñones, unas seguidillas por gitanos'. Joselero se desenvuelve magníficamente en este campo -apunta el Esteban-, mientras Dieguito es motivo de elogios ¡viva los toques de majestad! ¡viva la pureza gitana! (yo me mantengo en mi fe / yo soy un cuadro de mi tristeza).
"Y el Joselero se fue a tomar unos chatillos y vuelta a flamenquear otra vez. La segunda parte está iniciada ¡toma castaña! por un, 'señores les voy a cantar un cante bueno que se pega a los riñones, unas seguidillas por gitanos'. Joselero se desenvuelve magníficamente en este campo -apunta el Esteban-, mientras Dieguito es motivo de elogios ¡viva los toques de majestad! ¡viva la pureza gitana! (yo me mantengo en mi fe / yo soy un cuadro de mi tristeza).
'Seguidamente voy a
cantarles un tango de creación mía. Gitano'. El tango es lo mejor de la noche (la virgen va caminando solita / y no lleva más compañía / que el niño en la
barriguita… En todo el vecindario / no hay nadie que me dé una escopeta / para
matar a mí contrario… En el monte mataron
a mi caballo / y mi cuerpo cayó en la arena). El Joselero juega ahora con la voz y la ovación es de gala. Una feliz noche flamenca
en el Zeleste ¡y que no decaiga, tío!".
El motivo de que un sello discográfico tan especializado como Edigsa publicara el disco de Joselero de Morón -de corta e interesante discografía- estaría en lo que cuenta Jordi Tardá al principio de su crónica al señalar a Toti Soler como responsable de tan atípica reunión.
Y es que el músico, guitarrista y compositor catalán,
encontró en el flamenco el modo de resolver la encrucijada ante la que
se encontraba cuando el éxito llamaba a su puerta como integrante del
grupo Pic-nic y sus pretensiones de hacer un tipo de música más personal.
El mismo Disco Expres recogía el resultado de este encuentro en una entrevista, aparecida en el nº 260 (1-2-1974) bajo el título, Toti Soler, ahora dedicado al flamenco; que, en parte, reproducimos por lo que de interesante tiene.
Tenía Soler por aquel entonces unos veinte años cuando viaja a Andalucía, en concreto a Morón de la Frontera, "para estudiar con Diego del Gastor" (de ahí, lo de Joselero, cuñado del genial tocaor), y pregunta el autor de la entrevista, Carlos Roldán, qué pinta un catalán haciendo flamenco:
El mismo Disco Expres recogía el resultado de este encuentro en una entrevista, aparecida en el nº 260 (1-2-1974) bajo el título, Toti Soler, ahora dedicado al flamenco; que, en parte, reproducimos por lo que de interesante tiene.
Tenía Soler por aquel entonces unos veinte años cuando viaja a Andalucía, en concreto a Morón de la Frontera, "para estudiar con Diego del Gastor" (de ahí, lo de Joselero, cuñado del genial tocaor), y pregunta el autor de la entrevista, Carlos Roldán, qué pinta un catalán haciendo flamenco:
-Lo mismo que puede pintar un inglés haciendo blues o un inglés haciendo música hindú.
-¿Se trata, no obstante, de una baza oportunista o has tenido de siempre una predilección por el flamenco?
-El flamenco era una cosa que me intrigaba, pero lo desconocía absolutamente hasta que hice un viaje a Andalucía y de repente empecé a notar las vibraciones, o como quieras llamarlo. Me busqué un profesor, hice viajes allá, empecé a estudiar. Y fue el interés, porque yo nunca hago nada para ganar dinero, sino porque me gusta.
-Pero, ¿el flamenco se aprende con un profesor?
-Creo que el flamenco es algo que hay que vivirlo. Quizá nacerlo... pero vivirlo más.
Diego del Gastor (Steve Khan) |
-¿Existe alguna relación entre el flamenco y otro tipo de música que hayas desarrollado con anterioridad?
-El flamenco es una música que ha salido de un pueblo y es una música natural. Una música que lleva siglos funcionando como otras músicas de todo el mundo. Lo que yo hago en realidad es una cosa mía, personal.
-¿Basta sólo con la técnica para tocar flamenco?
-No, no. Hace falta sentirlo. Y mucho.
(Un último apunte, para saber más sobre Joselero de Morón aquí)
(Un último apunte, para saber más sobre Joselero de Morón aquí)
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