A continuación la entrevista prometida a Paco de Lucía. Publicada en el semanario musical Disco Express (nº 444. 16-9-1977), fue realizada por Jordi Costa durante la grabación del disco, Interpreta a Manuel de Falla, un mes después de los conciertos con Santana en Barcelona y San Sebastián. Una
entrevista reveladora del 'hermano gemelo de Camarón', que dirían
el Gamboa y el Núñez. Lo es por lo que dice de sí
mismo, como persona y músico, y cómo lo dice. Sinceridad, palabra hermosa,
gozosa, increíble.
-Paco, ¿dónde estás después de Entre dos aguas?, ¿dónde está tu música?
-No lo sé. Más libre,
lejos de esas trabas que pretenden colocarte los puristas. Aunque no existen
los puristas. ¿Qué sabe un flamencólogo de la vida en el flamenco? El flamenco
es algo vivo aunque haya gente que desearía verlo muerto, pero tranquilo en sus
definiciones. No creo en el purismo. Creo en la pureza y esta no es más que
hacer lo que cada uno siente, lo que cada cual lleva dentro, ser uno mismo. Se
ha abierto una puerta del flamenco, que es la puerta de la improvisación.
-Pero, ¿es que de verdad
no está vivo, no es libre el flamenco?
-El flamenco debe estar
vivo, debe ser libre, como todas las músicas, como todas las cosas. Pero
también en el flamenco existe un sistema que marca unas normas de las cuales no
puedes salirte si no quieres ser a tu vez desterrado. Pero ya no me preocupa si
hago flamenco o dejo de hacerlo. Tengo la seguridad que da el saber que
haces lo que realmente sientes. Eso es lo importante.
-Ya te has alejado del
flamenco, tal vez hayas sido desterrado, ¿qué música haces ahora?
-Yo pienso que la música
no tiene nombre, que es imposible definirla. Ocurre, sin embargo, que todos
venimos de alguna parte y mi parte es el flamenco. Todo lo que yo haga, por
tanto, sea la estructura que sea, sonará a ese flamenco que yo siento y que he
vivido. Ahora tú me preguntas qué música hago. No lo sé, de veras.
-Y el enfrentamiento con un publico rock, con otro público, ¿no te influye?
-Y el enfrentamiento con un publico rock, con otro público, ¿no te influye?
-Hace mucho que superé
eso. Pienso que para llegar a otros, hay que estar de acuerdo consigo mismo. La
reacción de un público, esa reacción fácil unas veces y difícil otras, no te
debe cambiar en la forma de tocar, en la forma de sentir. Hay que ser fiel a uno
mismo por encima de todas las cosas, es la única forma de seguir, de no caerte.
-¿Grabar un tema tan
conocido como La danza del fuego, no es una concesión? Grabarlo un poco en plan
salsero, ¿no es otra concesión?
-Bueno, sí, hay que
reconocerlo. En cierta forma es una concesión. El disco entero es sobre Falla y
yo quiero realizarlo respetando al máximo su obra. Lo que ocurre es que cuando
penetras en el mundo del consumo, en el mundo del dinero, en esta máquina
siniestra, te ves obligado de alguna manera a ceder para que alguien gane
dinero, en este caso, la industria del disco. Yo sé que un número como la Danza del fuego, dentro de
un Lp que es puro, puede hacer vender muchos discos y esto, hoy por hoy, sigue
siendo necesario.
-Normalmente se ha dicho de tí que eres una persona difícil de entrevistar, huidiza, ¿por qué?
-Normalmente se ha dicho de tí que eres una persona difícil de entrevistar, huidiza, ¿por qué?
-Tal vez porque los
periodistas buscan respuestas concretas, que definas. Y yo no tengo nada que
definir, no tengo nada. Me encuentro en una búsqueda constante, y eso de quedar
ahí marcado, habiendo fijado una idea que mañana puede ser distinta, haber
variado por completo, me preocupa.
-¿Por qué no quieres
definir?
-Porque todo está
variando, nada es inmóvil. Sin embargo existen unas normas y unas convenciones
concretas que hemos inventado para no matarnos entre nosotros mismos. Pero es
que yo vivo solo y no tengo por qué vivir según dice el sistema. Lo único que
necesito es un poco de dinero para vivir. Todo lo demás te ata, te sujeta...
-¿Y si los demás te
definimos a tí, diciendo, por ejemplo, que has tenido una actuación genial?,
¿eso te interesa?, ¿eso no te ata?
-Sí, claro... No sé...
Creo que el genio no existe. Hay unos mejores que otros y uno que tú no llegas
a entender. Eso que no entendemos es el genio, lo que llamamos genio. Pero en la
realidad no existe.
-Tu música en Barcelona
era clara, obvia, ¿cómo se produce el que cuando un músico toca, parezca a veces
que todo es muy sencillo y otras que todo es terriblemente complicado?
-Eso depende de que uno
mismo lo vea claro. Si no estás tranquilo, relajado, cuando no tienes el
equilibrio suficiente, tratas de hacer más de lo que puedes hacer o de lo que
debes hacer o de lo que sientes en ese momento, la música que realizas se
transforma en algo intelectual, frío, confuso.
-¿Y por qué juegas con la
gente?, porque la traes y la llevas.
-Tal vez sea por
agresividad, un poco de agresividad y miedo. Porque me da miedo estar solo
encima de un escenario delante de tanta gente, y me da pánico que esa gente se
aburra conmigo. Es entonces cuando tomo esa postura agresiva, que no sé que es,
pero que yo también he notado. Y yo soy todo lo contrario. Yo nunca trato de
imponerme, ni quiero molestar, ni herir a nadie...
-Si tanto miedo te da
aburrir a la gente porque sales a un escenario, ¿es que sientes necesidad de
hacerlo?
-No, nunca he sentido esa
necesidad. Es horrible... Aunque hay veces que te encuentras. Te encuentras
cuando te olvidas de que hay un público y entonces es como estar solo. Me
parece terrible eso de tener que actuar en un sitio y a una hora y un día
señalados y buscar la inspiración justo en ese momento, va contra natura, ¿no?.
-Ahora vas a comenzar una
gira por Sudamérica y otra por Europa, ¿cómo te sientes ante una gente que no
es la tuya?
-Bien, muy relajado. Ese
es un público que no te exige nada, está abierto. Puedo permitirme el lujo de
improvisar, de volar, sin miedo a salirme de 'lo que debe ser', sin miedo a
equivocarme...
-¿Qué sentido tienen tus
colaboraciones con Al Di Meola o Santana?
-No lo sé, yo no les he
buscado, sino al contrario. Yo sólo me presto. Y, naturalmente, veo lo que
puedo pescar. Yo no salí muy contento de la grabación con Di Meola, pero el sí.
Era su disco. Era extraño tocar con él, es un hombre que no se para a sentir.
Es muy joven y tiene demasiada técnica. Le faltan unas cuantas borracheras y
conformarse, para hacer música hay que saber conformarse. Sentarse y hacer
tonterías... saber hacer tonterías.
-¿A qué te refieres cuando
dices que se puede tener demasiada técnica?, ¿a los dedos?
-No, no sólo eso, sino también
una técnica de conocimientos. La música es en realidad matemática y dominando
esa matemática puedes llegar a hacer música muy buena. Pero es conveniente
olvidarse de ello de vez en cuando y acordarse de otras cosas, de la niñez...
-Tú, cuando estás tocando,
¿piensas?
-Cuando estoy tocando
bien, a gusto, no pienso. Pero casi siempre pienso, lo cual quiere decir que
casi nunca toco a gusto. Pero cuando eso ocurre, vuelo, siento que no estoy
allí...
-Si lo que deseas es
tranquilidad, ¿por qué te lanzas ahí, qué buscas?
-Yo no quiero ser una
estrella. En cierta forma estoy aprovechándome de la gente para ser yo. Tener
compensaciones y facilidades, no sólo en el terreno económico, sino en otro más
vital.
-¿Y qué es lo que das a
cambio?
-Es que haciendo esto es
la única manera en que puedes ofrecer algo a los demás. Cuando tú eres feliz, y
te encuentras contento contigo mismo, puedes dar algo. Si no, te agotas, y no
vale para nada. La soledad te da neurosis, pero eso puede resultar en algo
creativo. El estado ideal es estar solo con la gente. Recibes influencias,
ideas...
-Es algo difícil que lo
consigas ya, ¿no?
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