martes, 17 de julio de 2012

Lole y Manuel, (aquel) cante hippie

-¿Cómo definirías vuestro cante?
-Pues es una cosa muy particular, que no se parece a nada, clarísimo; todavía no he visto nada que tenga esa musicalidad en el flamenco. Guitarras como la mía hay muchas, pero voces como la de Lole no he visto ninguna.


Toda la razón tenía Manuel, nada sonaba como Lole y Manuel en la España de mediados de los 70. Habría que pensar en una mezcla muy sui géneris, muy particular para establecer una relación con una pareja que triunfó desde el mismo instante de su aparición.
Habría que pensar en una especie de canción de autor progresiva o sinfónica -dos  estilos con mucho tirón, por entonces-, como si Dylan fuera Pink Floyd o viceversa (Manuel estuvo a punto de producir el primer disco de Triana). Siendo sólo una voz y una guitarra había, latía en su música, en sus canciones una sofisticación, un refinamiento -herencia árabe, también- que les hacía únicos, incluso en el mundo musical gitano español. De ahí que se los relacionara con lo hippie cuando para ellos sería Lorca el referente principal -el tardohipismo mandaba en aquella época, el poeta granadino era, prácticamente, un desconocido; las malditas gracias del tirano Franco-. 
Así la pareja llegó a diferentes públicos. Lo mismo teloneaban a Lou Reed que actuaban en el Festival de Jazz de Montreux con Paco de Lucía, en la primera vez que el prestigioso certamen invitaba a músicos españoles; o formaban parte de variopintos eventos como, por ejemplo, el Festival de la Luna (Fuenteaguinaldo, Salamanca; acudieron 20.000 personas) con Iceberg, Manolo Sanlúcar, Tequila, Pernil Latino o Sergio Godinho, o sea, entre lo progresivo, lo popular y lo comercial.
Dejaron cuatro discos, y algunas canciones para la historia gracias a la voz dulce, cargada de expresividad de Lole y al sonido que supo imprimir Manuel a aquellas grabaciones, con aquellos medios de entonces (Manuel fue en quien primero pensó Camarón para su disco, La leyenda del tiempo. Empezaron a trabajar juntos, pero La Chispa, la mujer de Camarón, y Lole no congeniaron. Y hubo que dejarlo. Manuel al oír el disco, felicitó a Camarón). Luego se separaron, también como matrimonio, se volvieron a unir mucho tiempo después, musicalmente, hasta que lo dejaron y fueron cada uno por su lado.

En las contadas veces que el semanario musical Disco Expres dedicó su atención al flamenco, Lole y Manuel fueron los más requeridos, con varias portadas y un buen número de páginas. Entre ellas esta entrevista, de julio de 1976 (nº 380), realizada por Diego A. Manrique (sí, él), tras una actuación suya en Burgos. “Es la primera vez que el matrimonio Molina actúa por el Norte”, cuenta el periodista, quien sólo hablará con Manuel, pues Lole, que “había tosido frecuentemente durante la actuación, no se sentía bien” (en estas tierras, dicen que hasta el 40 de mayo no te quites el sayo, no es de extrañar que siendo primeros de julio hubiera caído una nevada o habido una bajada fuerte de los termómetros, pero fueron “acogidos cálidamente” por “un auditorio predominantemente joven”).
Cuando se realiza la entrevista está a punto de salir su segundo disco, Pasaje del agua., que sería editado por una multinacional, "eso es lo que estamos buscando", explicaba Manuel, "para que podamos salir fuera de España a trabajar y que nuestros discos se vendan en Estados Unidos o en cualquier otro sitio".

-Tu evolución musical, Manuel, es un poco sorprendente. Se empezó a hablar de ti cuando estabas con un grupo de rock, los legendarios Smash. ¿Cómo fue esto de ir hasta el rock y volver luego hasta el flamenco?
-Bueno, es muy difícil que un gitano suelte sus prejuicios ante la música. Quiero decir que me gusta el Camarón de la Isla como gitano que soy, pero también me gusta Jimi Hendrix, no cabe la menor duda. Eso para mí es una cosa positiva. Para mí, Smash ha significado casi la mitad de lo que soy, quiero decir, que yo desconocía formas de música que Smash me ha enseñado, qué duda cabe.
(…)
-Hay algo que me sorprende de Nuevo día (su primer disco) y es la forma en que se han utilizado instrumentos eléctricos de una forma muy detallada y para dar unos toques precisos, ¿de quién fue la idea?
-Fue mía. Es algo que le debo precisamente a Smash. Pero no me quedó tan bien como yo quería. Verás, yo quería llamar a un violinista japonés que es extraordinario, pero me tuve que conformar con Carlos Cárcamo -del grupo Granada- y su melotrón.
(...)
-Algo que mucha gente echa en falta en vuestras letras es la carga crítica, política como la de Manuel Gerena o Manuel de Paula. Vuestras letras son muy poéticas, pero no se encuentran reflejos de la realidad social andaluza, ¿qué me dices de esto?
-Gerena tiene su forma, Lole y Manuel tienen la suya, y después está el flamenco en general, donde hablan de cosas que a mí no me interesan, hablan de cosas ficticias. A mí, por ejemplo, no me gustan las letras que cantan por seguiriyas, por soleares; que si mi madre está en la vía, que si a mi padre lo metieron en la cárcel, yo que sé. Ni mi madre está en la vía ni mi padre en la cárcel. Yo lo que sí puedo decir es que, ‘el sol joven y fuerte ha vencido a la luna, que se aleja impotente del campo de batalla'. En realidad no me interesa decir una cosa que no siento (Manuel acompañó a Gerena durante un tiempo: "Tenía mucho miedo porque siempre que tocaba con él, siempre había dificultades, la policía y todo eso").

-¿Cómo empezó lo de Lole y Manuel?
-Lole y yo nos conocemos desde que Lole tenía siete años y yo catorce, precisamente desde que se fue a vivir a Sevilla, al nº 22 de mi calle, yo vivía en el 54. Lole es de Sevilla, pero su madre es de Orán, Argelia. Yo soy de Ceuta. Nos conocimos pues éramos los únicos gitanos que había en la Avenida. Yo siempre he estado en casa de Lole y ella siempre estaba en mi casa. Nos ligamos y aquí estamos.
-¿Qué es para ti ser gitano?
-En realidad… yo no soy racista, para mí, lo primero que hay que ser es ser persona, después gitano o payo. Gitano es nacer de una mujer gitana, pero ante todo y sobre todo, ser persona. O sea que no sé decirte qué es ser gitano porque en realidad no lo sé.




(Hasta aquí, también, ha llegado la recuperación de artículos reacionados con el flamenco de la publicación, Disco Expres. Se merece una despedida, como esta que hizo otra gloriosa revista de la época, Star:  "Se nos va el Disco Expres. Y nos duele bastante. Aunque no fueran muchos miles sus lectores, ellos sabían que tenían cada semana una revista inquieta y viva, conectada al viejo corazón del rock pero con ojos para todo lo que la rodeaba (subcultura, contracultura, sexo, cine, comix, libros y mil rollos más). Una revista que apoyaba decidamente todo el movimiento rockero de este país y que proporcionaba constantemente una información que las exquisitas revistas despreciaban olimpicamente. El Disco era una revista guapa e irregular,marchosa y confusa, original y, a veces, fea, adelantada y despistada. Este mundillo raquítico en el que nos movemos se nos ha hecho más triste con su partida". No llegó a los 80, pero alumbró un Nuevo día).

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