miércoles, 11 de julio de 2012

Ramón el Portugués: Desde el corazón


“Yo era un hombre incorregible, me gustaban las cosas que fueran de verdad, me gustaba que se hicieran las cosas con humildad, el contacto, la ayuda, sin ser nadie más que nadie”.
El amigo Carlos ‘Byron’ nos pasa un número antiguo de la revista literaria y cultural, El Urogallo (diciembre, 1995) dedicado a Extremadura, con dos apartados sobre el flamenco extremeño. En uno, Serafín Portillo ofrece un sustancioso análisis de sus rasgos específicos, dando cuenta de las principales figuras (Porrina de Badajoz y toda su saga familiar, Niño de la Ribera, Indio Gitano, Juan Cantero, Manolo de Badajoz…), los estilos (jaleos y tangos) y la historia.
En el otro, una conversación con Ramón el Portugués, transcrita por Miguel Ángel Ramos. El cantaor extremeño -sobrino y yerno de Porrina, parte de aquella nueva generación de cantaores encabezada por Camarón y Enrique Morente, con quienes compartía las mismas inquietudes y sentires hacia el flamenco- habla de sí mismo, de lo que sabe y ha vivido, como muy acertadamente señala el titular de la entrevista, “Desde  el corazón”.

Fotografía: Paco Sánchez.

“Nací un once octubre en Mérida, en la Feria Chica. Los gitanos extremeños se casaban ese día, acordaban la boda y la celebraban en la feria, y mi madre, estando en estado, creía que le daría tiempo de llegar a Badajoz, y yo nací en una posada, al lado del puente, donde paraban los gitanos… Esto del Portugués me ha traído muchos problemas, como si yo fuera un rebelde o alguien que se echa de la tierra. Mis sentimientos son extremeños y seguirán así, aunque viva en Nueva York. Fue al grabar mi primer single que me dijeron, ¿cómo te ponemos?. Mi suegro (Porrina) ya es de Badajoz y lo de Niño de Badajoz… ponte Ramón el Portugués, me dijeron, y yo sin pensar lo que me podría venir dije, bueno…
“Llegué a  Madrid a los doce años a cantar a los tablaos. Con mi suegro, con el que empecé... cantaba mucho por él, por Terremoto. Siempre estaba en los cuartos escuchando a los antiguos… Mairena, Chaqueta, Almadén, el de la Matrona, Varea, Pericón, Caracol, la Piriñaca… Con Camarón trabaje mucho, éramos muy amigos, yo lo quiero mucho, me parece siempre un cacho de pan… Presenté a José Mercé en el café Chinitas…

“Admito todo lo que sea de verdad, soy muy libre para las músicas, no soy hombre estricto. La música la siento. Me gusta el jazz, la clásica… He colaborado con Morente, Farruco, el Güito, Jorge Pardo, Benavent, la lista sería interminable… Me gusta cantar todo, me gusta cantar sin preferencias… Lo mismo que pongo el corazón para cantar por tangos lo pongo para cantar por seguiriyas, ¿o mi corazón va a depender del nombre del cante?... Allí donde está tu corazón está tu persona…
“Los tangos de mi tierra son maravillosos, prácticamente, son los que se cantan ahora. Desde que Camarón los cantó, que yo se los enseñé y él los mejoró, porque era un genio y yo no lo soy, esa es la verdad… Yo grabé los jaleos conforme los siento, sin perder la raíz de mi tierra. Hasta las letras son antiquísimas…
"La seguiriya debe tener un tono determinado, requiere en , por la forma de tocar, por el cante, por la estructura. En un ritmo piensas en cómo evoluciona la voz, en cómo recoger, estirar en velocidad, en cómo el corazón tiene que ir a ritmo. En la seguiriya tienes que centrarte, relajarte, poner los cinco sentidos… No es que sea tan dramática, sino que al centrarte en ti mismo empiezas a sacar todo lo que hay en tu corazón, empiezas a romper, a quebrantarte, a sentir cosas que te importan. Como la seguiriya por bulerías de Camarón, en la que canta lo que dicen de él…”
“La soleá también es muy profunda y muy pastueña, tiene mucha majestad. Te puedes recrear en el cante sin profundizar en él. Tiene partes que las llevas con mucho peso y tiene partes que la adoras y partes que profundizas y te la guardas. La parte final acaba por bulerías, siempre terminamos así, no sé por qué…
“Como testimonio, quiero decir aquí que yo he tomado droga veintiocho años y el alcohol más de treinta, y no había quien me quitara, ni hospitales, ni psiquiátricos. En una oración Dios me quitó… Estoy en el Culto, no bebo, no tomo drogas, practico las cosas de Dios. Dios me ha enseñado que la música no tiene color, que la música es una…”.

Ramón con El Bola.
“Me acuerdo de las Nochebuenas, en la Plaza Alta, donde estaba el mercado en el que compraba mi abuela Ana, cómo tocaba la guitarra, por jaleos que era una maravilla, aunque también se tocan a compás con las varas, con los juncos… a mi padre le dicen el Musiquita… En la casa en la que vivíamos, una habitación era para mi tía Negra, su marido y sus hijos; en la otra habitación, nosotros, que éramos doce o trece… nos buscábamos la vida por las cafeterías, la calle Encarnación, el Mesón Castúos esperando hasta las tres de la mañana a los señoritos…
“Duende tienen, por ejemplo, Manuel Torre o el Marruro, pero todavía faltaba algo al cantar por ellos, faltaba salirse de la ortodoxia… tu te vas y viene otro, no eres eterno, tu eres bueno y te ponemos como símbolo y después no hay nadie, pero ¿por qué?... A mí Caracol me llegaba más que los que llamaban puristas. No hace falta hacer treinta cantes para ser bueno, puedes tocar dos palos y transmitir a los corazones. El público está dispuesto a recibir, de verdad… aunque nosotros les engañemos, yo el primero, diciéndoles, mira, es que el cante de Alcalá es de esta forma, lo ponemos todo según la ley nuestra. Y no es lo que nosotros pensemos sino como tú pienses, es que digas la verdad desde tu corazón y el que está dispuesto a recibir se quebrante y se vaya lleno para su casa… no les pongas muchas ideas, ni les asesores… tampoco los que vienen con el cante ya oído, que si no lo haces como ellos quieren tampoco vale…".

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