"Hace falta el cine para las palabras que se quedan en la garganta y para desenterrar la verdad" (Jean-Luc Godard).
Tal propósito encontramos en el cine de Tony Gatlif, nacido en 1948 en una familia residente en Argelia, de madre malagueña con raíces gitanas y padre bereber. Marcha del país árabe siendo un chaval, al no aceptar un matrimonio de conveniencia. Francia es su destino, y mientras, "era un pequeño ladrón, un niño de la
calle", descubre el cine -"la pantalla blanca es la camisa del samaritano" (Godard)- y su poder de transformar la mirada para crear un mundo acorde a nuestros deseos. Y para dejar claro qué tipo de mundo, la música. Y más en concreto la música de los gitanos.
Como la Libertad, "el alma gitana no es fácil de contar y de hacer comprender", ha dicho Gatlif. En el idioma caló, 'li', significa libertad, pero la legal, la que te dan los papeles. "No existe ninguna palabra en la lengua gitana para significar la Libertad. Los gitanos no emplean esta palabra ya que son libres de por si".
Como la Libertad, "el alma gitana no es fácil de contar y de hacer comprender", ha dicho Gatlif. En el idioma caló, 'li', significa libertad, pero la legal, la que te dan los papeles. "No existe ninguna palabra en la lengua gitana para significar la Libertad. Los gitanos no emplean esta palabra ya que son libres de por si".
Y esa libertad, ese alma gitana, es expresada, 'vista' a través de la música, la de su pueblo, protagonista de muchas de sus películas.
Nos vamos a quedar con las que tienen relación con el flamenco.
La primera es Corre, gitano (1982), que dirige con Nicolás Astiárraga (productor de Arrebato, de Iván Zulueta, otro rebelde) y en la que participan el bailaor Mario Maya o el cantaor Manuel de Paula (aquí, una anécdota del rodaje contada por éste, y aquí, un vídeo de la peli con los dos).
Decir también que Gatlif es autor de la mayoría de las bandas sonoras de sus películas, y demuestra un oído y un gusto tan excelente como variado, de lo tradicional a lo actual, de las músicas del mundo al pop-rock occidental. Un ejemplo perfecto de esto, es Exils (2005), que empieza con música electrónica (techno, house, drum 'n' bass), compuesta por él, y termina en una cofradía sufí de Argelia, donde se realiza una ceremonia musical para alcanzar el trance y exorcizar los, nuestros, males síquicos. Arrebatadora. (La música electrónica, la de verdad, también busca el trance. Dejamos apuntado el tema, y seguimos con lo nuestro).
Mario Maya en 'Corre, gitano'. |
En esta película, también hay flamenco. Los títulos de crédito anuncian a Farruquito, pero es su hermano, Farru, el que aparece bailando unas bulerías por La Macanita y la guitarra de Diego el Morao (ver vídeo). En otras escenas, canciones compuestas y cantadas por Jóse Pérez Silva, del que no hemos encontrado datos (ver vídeo). El sentido musical de Gatlif aporta un significado especial a una escena de Exils, en la que los dos protagonistas caminan entre los restos de un botellón por las calles de Sevilla y las botellas vacías suenan musicales a su paso (botellón: para los bienpensantes, reunión de chic@spara emborracharse, juventud desperdiciada, etc. En una escena de la película Swing, el director gitano-bereber mete a 22 músicos en una caravana tocando jazz manouche: "En los errores es donde aparece la belleza").
Otra película muy gitana, española y flamenca: Vengo (2000). Protagonista, Antonio Canales, que sólo actúa, no baila. El cante lo pone una, como siempre, arrolladora Paquera de Jerez; también aparece Tomatito con músicos árabes en una 'fusión flamenco sufí'. Más Bobote, Gritos de Guerra, La Caíta, Remedios Silva y otros gitanos flamencos (aquí toda la peli). Latcho drom (Buen viaje) (1993), es un documental sobre la emigración gitana, un recorrido por la India, Egipto, Turquía, Hungría, Rumanía, Eslovaquia y España. De nuevo, La Caíta -¡grande!, ver vídeo- y otros gitanos de Badajoz, con Remedios Amaya -este ya lo mostramos aquí-, entre otros.
Si el cine es acción (Samuel Fuller), el de Tony Gatlif es viaje, interior y exterior; si Stravinsky hubiera conocido el cine de Gatlif, lo añadiría como excepción que confirma su regla de que, "la música en el cine es papel pintado". Dicen de sus películas que son irregulares los que quieren una forma de relato clásico o más bien normalizado; aparte de que hay otras formas de relatar, el cine no está para contar historias: "El cine nunca ha querido producir un acontecimiento, sino, en primer lugar, una visión" (Godard). ¿Qué le pierde al cine de Gatlif? Su deseo de ser útil, es decir, su compromiso social, su activismo contra todo lo que sea intolerancia, injusticia, ataque a la libertad. Bien vale no ser un genio del cine si tal utilidad se manifiesta de la forma libertaria en que es ejercida por Gatlif.
Este es el cartel de su última película, realizada en España durante el movimiento 15-M, tomando como punto de partida el libro ¡Indignaos!, de Stephane Hessel (la anterior, Korkoro (Libertad), sobre la deportación de gitanos desde Francia a los campos de exterminio nazi, no recuerdo haya sido estrenada en este país).
Otra película muy gitana, española y flamenca: Vengo (2000). Protagonista, Antonio Canales, que sólo actúa, no baila. El cante lo pone una, como siempre, arrolladora Paquera de Jerez; también aparece Tomatito con músicos árabes en una 'fusión flamenco sufí'. Más Bobote, Gritos de Guerra, La Caíta, Remedios Silva y otros gitanos flamencos (aquí toda la peli). Latcho drom (Buen viaje) (1993), es un documental sobre la emigración gitana, un recorrido por la India, Egipto, Turquía, Hungría, Rumanía, Eslovaquia y España. De nuevo, La Caíta -¡grande!, ver vídeo- y otros gitanos de Badajoz, con Remedios Amaya -este ya lo mostramos aquí-, entre otros.
Si el cine es acción (Samuel Fuller), el de Tony Gatlif es viaje, interior y exterior; si Stravinsky hubiera conocido el cine de Gatlif, lo añadiría como excepción que confirma su regla de que, "la música en el cine es papel pintado". Dicen de sus películas que son irregulares los que quieren una forma de relato clásico o más bien normalizado; aparte de que hay otras formas de relatar, el cine no está para contar historias: "El cine nunca ha querido producir un acontecimiento, sino, en primer lugar, una visión" (Godard). ¿Qué le pierde al cine de Gatlif? Su deseo de ser útil, es decir, su compromiso social, su activismo contra todo lo que sea intolerancia, injusticia, ataque a la libertad. Bien vale no ser un genio del cine si tal utilidad se manifiesta de la forma libertaria en que es ejercida por Gatlif.
Este es el cartel de su última película, realizada en España durante el movimiento 15-M, tomando como punto de partida el libro ¡Indignaos!, de Stephane Hessel (la anterior, Korkoro (Libertad), sobre la deportación de gitanos desde Francia a los campos de exterminio nazi, no recuerdo haya sido estrenada en este país).
Taraf de Haidouks, Kocani Orkestar, Bea Palya, Lounés Matoub, Rona Hartner, Gitanos del Rajastán, Tchavolo Schmidt, Sheik Ahmad Altuni, otr@s músic@s y sonidos que aparecen, suenan en sus películas, llenas de personajes vitales, libres o con ansías de serlo -solemos ser los payos-, de personajes-actores admirados por Martin Scorsese ("Robert de Niro actúa muy bien, pero nunca podrá actuar como un gitano de verdad") pueblan la filmografía de un director de cine que ha 'tocado' el alma del flamenco, "tiene un ritmo de ruta, de
camino, de gente que avanza".
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