El recuerdo de Pablo de Alba en la anterior entrada de
este blog, nos trae otro recuerdo del aficionado vallisoletano conocido por su
apodo, ‘Besuguito’, y a su vez otros
recuerdos de cómo eran las cosas no hace mucho por este Valladolid y
alrededores (antes de 'Valladolor').
Sucedió en Peñafiel, un
junio de 1990. En su célebre Plaza del Coso se celebraba un recital de cante y
baile organizado por la Peña El Quejío, de la capital, y la Asociación Chaborros de Ondebel, de la localidad vallisoletana
–fama de hacer buen lechazo-, con el fin de “mejorar la buena relación
entre payos y gitanos, en este pueblo que es de todos y al que todos queremos”,
dijo Luis Barrull, presidente de la Asociación gitana, tal
y como informó el diario Alerta en su desaparecida edición vallisoletana.
Los de la Peña el Quejío. |
Estuvimos allí y
recordamos la fantástica sangría ofrecida, y hecha, por las familias gitanas a l@s no much@s (por no
decir poc@s) presentes. Primero salieron los payos, todos aficionados, miembros de la Peña, caracterizada
por no encerrarse en un cuarto dándole vueltas al flamenco sino llevarlo a la
calle, a los colegios o a lugares como este.
“Bernardo Pérez, tremendo; Diego
Pérez-Sanz, desgarrador; ‘Castañeta’,
al máximo; Luis González, aumentando
la alegría, y Manuel Panero, la
pureza. Acompañados por tres artistas de la guitarra flamenca, Luis Lara, Miguel Uña y Rafael Feliz
tomaron las seguiriyas, las malagueñas, los fandanguillos, el martinete, las
soleás, los tientos y las bulerías para mirar al vacío y arrancar de allí la
pena y la alegría del tener y el no tener”, relataba Benito C. Fields, firmante
del reportaje.
“Para cerrar el recital
subieron los gitanos”, proseguía el artículo. “Como muy bien dijo el
flamencólogo Román: ‘Es patrimonio gitano la gracia, el salero y el
compás’. Y eso demostraron, ratificaron el grupo de chiquillas que bailaron y
cantaron haciendo que la fiesta comenzara a soltarse. Y Cuqui a la guitarra, al que en particular va dedicado este artículo,
con Chicho cerraron
apoteósicamente el recital con un estllo
más moderno. Fueron presentados como los
‘nuevos Chichos’, pero eran mucho más. Sólo tenías que oír cómo de la garganta
de Cuqui salían rugiendo historias de los que no tienen nada y son odiados por
aquellos que no entienden que cuando no se tiene nada y encima te lo niegan
todo, uno se vuelva loco o malo. Porque a todos nos gusta vivir y gozar y todos
sentimos, que es en lo único que nos parecemos”.
El relato de C. Fields se
vuelve más entusiasta al contar el bis tras el final de fiesta, con los músicos
gitanos haciendo, “lo tradicional como antes habían hecho los payos. Las niñas
bailando el cante de sus mayores, la subida de algún payo para unirse a la
fiesta, que hubo de terminar por la cosa del horario, pero que no supuso ningún
problema pues había sitio y ganas de continuar”.
Diego y Luis Lara. |
Y entre aquellos
aficionados estaba Pablo de Alba
‘Besuguito’, a quien los gitanos trataban con el respeto que sus años, de
vida y afición al flamenco, se merecían. Aunque le invitaron a salir, Don Pablo
se quedó al margen, pero detrás del escenario, su lugar, como lo era el estar en
esta confraternización gitano-paya.
“… y más marcha flamenca,
bien surtida de papeo y mol. Y siguió la fiesta por Camarón, Los Chichos, Chunguitos, y vuelta a la seguiriya,
los fandanguillos, las bulerías, payos y gitanos alternándose en el cante,
haciéndonos bailar y gritar porque al final sólo había personas, hombres y
mujeres”. Fiesta non stop making sense flamenca, la que se
montó en una casa del Coso; aún lo recordamos, como al llamado Niño
de Cartagena, que apareció con el güiski y se lamentaba: “Si yo supiera
llevar el compás sería el amo del mundo”; el resto ya lo tenía.
(Disculpas por la calidad de las fotos, era uno de los puntos flacos del periódico aquel. "La gran curva" suena mejor en el disco, Remain in light, pero nos recuerda el espíritu del final de fiesta en Peñafiel, y es que también se colaron los ritmos 'talking heads' en nuestros como flamencos pasos de baile; y a l@s gitan@s les gustó).
No hay comentarios:
Publicar un comentario