lunes, 24 de septiembre de 2012

La madre en el alma flamenca

El tema de la madre es "el tuétano del flamenco", es "el amor de los amores", dicho, respectivamente, por Luis Rosales y los hermanos Caba Landa. Tanto uno como otros coinciden en que, "es difícil acertar en la elección de coplas alusivas a ella, precisamente por la belleza y abundancia de tales coplas"... "podrían citarse mil ejemplos".
Para Rosales las alusiones a la madre se descomponen en dos planos: El de carácter afectivo y humano, y el sacral. En el primero, "la madre asume la totalidad de los afectos necesarios, representa la compañía y el pan sobre la mesa, la mano que nos deja las horas libres y que nos quita los alfileres de la boca; la camisa lavada, la medicina y la manta al alba para que el cuerpo no se enfríe; los pañuelos, la herida y los consejos; el agua hervida cuando niño y el pago de deudas cuando mayor... la madre es el tú necesario, el tú esencial, esa persona con la que estamos hablando siempre cuando decimos -Tú...".

Sin motivo y sin razón
la hice llorar un día.
Perdóname 'mare' mía,
que ahora comprendo yo
lo que conmigo sufría.
(Fandango. Camarón de la Isla)

"Desde el punto de vista sacral", prosigue Rosales, "la madre asume la totalidad de los valores imprescindibles: la importancia, que confiere su valor a la vida; la seguridad, que nos permite pensar en el mañana; la vinculación, o sea, el principio de solidaridad que nos brinda su ayuda cuando desfallecemos; lo originario, que hace a la vida recrearse continuamente".
Los hermanos Caba Landa dicen lo mismo con otras palabras. Sitúan a la madre en, "los rincones más cálidos que el alma jonda reserva a la ternura", junto a la esposa, el padre, el niño o la amistad:
No hay besos más delicados
que aquellos que da una 'mare'.
Desde que murió la mía,
nadie ha sabido besarme
como  mi 'mare' sabía.
(Seguiriya)

Es el deseo de una vuelta, "gozosa a la infancia, al balbuceo sentimental", a "la inocencia", creándose "una atmósfera de ternura que sensibiliza todo un universo de recuerdos". Por eso, su pérdida, "supone el dolor más profundo y sincero":

Por aquella ventana
que al campo salía,
le daba voces a la 'mare' de mi alma
y no me respondía.
(Seguiriya. Tomás el Nitri) 

Vamos a hincarnos
de rodillas que ya viene Dios:
Va a recibirlo la 'mare' de mi alma,
de mi corazón.
(Seguiriya. Manuel Torre)

Un dolor que con el paso del tiempo adquiere, "matices religiosos.., la virilidad jonda santifica a la madre", hasta el punto, "que la imagen sublimada de la madre se funde en el símbolo de la Virgen".
Por último, Luis Rosales apunta, "esta concentración absoluta de afectos y valores vinculados a una persona perecedera es una consecuencia o, mejor dicho, un don de la pobreza... la asombrosa y mítica ampliación de la maternidad en el cante flamenco es una consecuencia de la cultura de los gitanos, pero también y sobre todo de su tristeza secular de raza perseguida y pueblo pobre".

(Los textos de Luis Rosales proceden de El cante y el destino andaluz; los de Carlos y Pedro Caba Landa, de Andalucía, su comunismo y su cante jondo. Por citar otro texto más sobre el tema, La madre y la compañera en las coplas flamencas, de José Cenizo -Signatura Ediciones. 2005-).

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