El flamenco es tan generoso, tan auténtico, está tan “impregnado en la cultura
del pueblo llano”, sabe tanto de cohabitar culturas, religiones, pensamientos,
filosofías... en paz y armonía que tiene
cosas como estas:
Hay dos etapas en el calendario flamenco que se celebran de manera
especial, ambas tienes connotaciones religiosas, la Navidad y la Semana Santa; en las
dos, se practica de manera distinta. Una de alegría; la otra, de solemnidad y
respeto, y en ambas participan con la misma fuerza tanto creyentes como los que no lo son.
Esta peculiar tradición de la
Navidad flamenca se remonta al siglo XVIII, surge en los patios
de vecinos de los barrios más humildes de Jerez, de Santiago y San Miguel. En las viviendas
jerezanas de entonces había poca intimidad y mucho contacto. En una misma casa
vivían cinco o seis familias; algunas veces, sin ningún vínculo familiar,
compartían el inodoro, la pila de lavar, la cocina con un gran fogón y la cena
de Navidad la compartían en el lugar más espacioso del inmueble: el corral
(para que aprendan del salvajismo tabernario de Eugenio Noel).
En este ambiente familiar,
festivo, de esta celebración tan religiosa como pagana se forma un caldo de
cultivo perfecto para que se desencadene la faz más extrovertida del flamenco
y, también, más controvertida. El
flamenco se ha encargado de pasar por su tamiz decenas de villancicos
procedentes de la tradición popular castellana, no solo andaluza.
Al son de la tinaja y la típica
“botella de Anís”, entonaban los
villancicos religiosos o profanos, a veces hasta anticlericales o picantes.
De estas citas de entonces queda la esencia. Ahora, las celebraciones son
más colectivas, se organizan en asociaciones familiares, peñas, hermandades, en
bares, en las plazas de las calles…
Con el paso de los años esta fiestas también se han profesionalizado y
exportado, se afirma que Parrilla de Jerez fue el primero que la llevó
fuera como espectáculo y, luego, los demás han seguido sus pasos teniendo especial signifcancia la
denominada ‘Zambomba’ Jerezana.
La discografía flamenca guarda celosamente testimonio de estos
villancicos jondos desde sus inicios. Existen grabaciones de pizarra,
registradas entre los años treinta y cincuenta y vinilos posteriores de
cantaores como El Niño Gloria -de quien se dice que debe su apodo, precisamente,
a un villancico que cantaba-, Bernardo de los Lobitos, Manolo
Caracol, Gracia de Triana, La
Paquera de Jerez, Niña de la Puebla, Canalejas de Puerto
Real, Lola Flores, Niño Marchena, Enrique Montoya, Niña de los Peines, Manuel
Vallejo, Rafael Romero, Morente, Camarón,
José Menese… Se puede afirma que todos y todas los cantaores y cantaoras han
cantado y grabado villancicos.
Pedro Sanz.
Diciembre 2012
(Vídeo perteneciente a la película Flamenco, de Carlos Saura, con La Macanita al cante, el coro de Tío José de Paula y las guitarras de Juan Parrilla y Niño Jero).
(Vídeo perteneciente a la película Flamenco, de Carlos Saura, con La Macanita al cante, el coro de Tío José de Paula y las guitarras de Juan Parrilla y Niño Jero).
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