(Hace como una año publicamos un par de entradas sobre las saetas -"cerbatana que busca a Dios en lo alto", ¿Ramón Gómez de la Serna?-, coincidiendo con los días de Semana Santa, donde la saeta, allá por el Sur, no por estas tierras donde manda el silencio, o mandaba. Al repasar, entradas antiguas nos encontramos con varios defectos de edición en una de las entradas, esta que os traemos ahora, esperemos que por fin debidamente corregida. Para escuchar algunas
saetas, este enlace).
Cultos
religiosos o cofradías han existido en Sevilla desde los albores de la
cristiandad. No obstante, sólo es a partir del siglo XVI que algunas de estas
asociaciones comenzaron a interesarse por estimular el renacimiento de la fe de
la población en general, y este movimiento dio lugar a las primeras
procesiones. Al principio fueron acontecimientos sobrios y espartanos. A la
cabeza de la procesión iba un abanderado con el estandarte de la cofradía.
Después los cofrades y demás personas quienes por motivos personales deseaban
tomar parte en la devoción. A la cola un sacerdote o noble, rodeado de los
"hermanos de luz" (cofrades que portaban velas) y los "hermanos
de sangre" (aquellos que portaban imágenes), llevaba un crucifijo.
Pastora Pavón, Niña de los Peines. |
Este
formato básico y austero ha ido desarrollándose progresivamente para alcanzar
el ostentoso esplendor de las procesiones actuales. Los cofrades todavía visten
túnicas de tejido basto atadas a la cintura con una soga. Alrededor del cuello
llevan los escudos de sus correspondientes cofradías. Muchos caminan descalzos,
sus rostros escondidos detrás de la característica toca cónica. Al paso que la
procesión hace su ruta por las calles estrechas, una banda militar toca una
marcha lenta y solemne. En determinados puntos el desfile se detiene delante de
un balcón o plataforma donde espera un cantaor o cantaora para ofrecer su
saeta, un cante lleno de misticismo andaluz, cantado a palo seco y que personifica
el espíritu de la Semana
Santa.
"Mira una rosa de pasión
cuéntate siete puñales
una corona de espinas
y tres clavitos mortales"
una corona de espinas
y tres clavitos mortales"
La
saeta se canta a Jesucristo y la
Virgen, nunca a los santos, aunque sus imágenes forman parte
de las procesiones. Los incontables versos hermosos de la saeta expresan la
grandeza y el sufrimiento de Jesús y el profundo dolor de la Virgen en coplas de cuatro
o cinco líneas octosilábicas. A menudo se escuchan los términos "saeta
por siguiriya" y "saeta por martinete". El
flamencólogo Hipólito
Rossy define la saeta por siguiriya como un verso de saeta cantado a la
melodía de una siguiriya. Dice que la saeta por martinete es lo mismo, pero con
melodía de martinete. Estas acepciones son poco probables porque la música de
la saeta carece de tan amplia variación. Es más verosímil la explicación del
autor Donn
Pohren. Dice que la saeta cantada al compás de la siguiriya es saeta por
siguiriya, y la que se canta libre, o sin ritmo, es la saeta por martinete
(ésta última siendo la forma más corriente y tradicional).
Manuel Centeno. |
También
se distingue hoy en día entre la "saeta antigua" y la "saeta
moderna" aunque tampoco los expertos concuerdan en cómo definir una y
otra. En términos generales, la saeta antigua fue una versión más sencilla y
menos flamenca de la moderna, y se basó en cánticos religiosos. Era una forma
relativamente poco dramática que muchos dicen que estaba destinada a
desaparecer. Rossy cree que la nueva saeta data de tan reciente época como la
segunda década del siglo veinte y que fue una creación directa del gran saetero
Manuel
Centeno. Además dice que algunos atribuyen esta creación a don Antonio Chacón, lo cual
Rossy encuentra poco probable debido a la avanzada edad del cantaor en aquella
época, y porque rehuía cantar al aire libre.
"¿Quién te ha
clavao en esa cruz?
¿Quién te ha puesto espinas?
¿Quién te ha herío ese costao?
Está tu Mare Divina
con el corazón traspasao"
¿Quién te ha puesto espinas?
¿Quién te ha herío ese costao?
Está tu Mare Divina
con el corazón traspasao"
Ricardo
Molina y Antonio Mairena no creían
en las raíces antiguas de la saeta. Afirmaban que la saeta moderna apareció
durante la época dorada del flamenco (las últimas décadas del siglo XVIII)
junto con el resto del cante flamenco como un derivado de las tonás (cantes
primitivos de los juglares que se convirtieron en el actual martinete, debla y
carcelera), o como una versión corrupta de cánticos litúrgicos católicos,
islámicos o hebreos. Escribieron que las "llamadas saetas antiguas"
no fueron más que simples narrativas evangélicas, más recitadas que cantadas, y
que todavía se escuchan en numerosas localidades de Andalucía.
La
mayoría de los estudiosos concuerdan en que la Semana Santa en
Sevilla ha perdido gran parte de su significado religioso debido a ciertos
excesos comerciales. Rossy atribuyó esto en parte a la "nueva saeta".
Escribió que para cantar la saeta antigua sólo faltaba una voz potente y buena
pronunciación para que los oyentes pudieran captar el contenido de los versos,
y se escuchara con un profundo respeto. Pocos años después de su aparición, la
nueva saeta eclipsó a la antigua y hoy en día la muchedumbre de Semana Santa
jalea y aplaude al cantaor capaz de ejecutar este difícil cante, y hasta
protestan cuando el intérprete no es de su agrado.
Semana Santa de Arahal, principios del siglo XX. |
Nunca
se sospecharía que los profesionales del cante crearían una saeta que sería
demasiado compleja y precisaría demasiada técnica para que un amateur fuera
capaz de interpretarla. Sin embargo la naturaleza lastimera intrínseca del cante
flamenco casa bien con la esencia y la intención de la saeta. Molina y Mairena
criticaron a los "innovadores" que, careciendo de los
conocimientos artísticos, flamencos y musicales, corrompieron las saetas
tradicionales que son incapaces de dominar. Otros individuos se quejan de que
tanto los versos como las melodías están llegando a ser superficiales o
frívolos. Se está sustituyendo el exhibicionismo por la espontaneidad. Durante
décadas, en la época semanasantera se han convocado, y se convocan, concursos anuales de saeta
con jugosos premios en metálico.
Manuel Torre (3º por la izq.) sentado junto a Manuel Vallejo. |
Aunque
existen cantaores especializados en las saetas, algunos de los genios más
grandes del cante como Silverio Franconetti, El Nitri, los Cagancho, El
Marrurro, Curro Durse, El Mellizo, Manuel Torre, Niño Gloria, Pastora Pavón,
Tomás Pavón o Manuel Vallejo eran famosos por sus
interpretaciones de la saeta.
"El sol se vistió de luto
y la luna se eclipsó
las piedras se quebrantaron
cuando el Señor expiró"
y la luna se eclipsó
las piedras se quebrantaron
cuando el Señor expiró"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.