miércoles, 29 de mayo de 2013

Manzanita vuelve, y qué es el flamenco, también

La publicación de un disco recopilatorio del malogrado cantante y guitarrista Manzanita (Canciones encontradas y grandes éxitos. Sony Music), anunciada para el 18 de junio, trae recuerdos de canciones entrañables interpretadas por una dulce voz quebrada. Y también la habitual polémica: ¿era flamenco Manzanita?, ¿sus canciones tienen que ver con el flamenco?, ¿qué es el flamenco?.


Hay una tendencia a relacionar con el flamenco toda aquella música que haga un músico gitano. Esta tendencia lleva implítica un cierto tipo de prejuicios respecto al flamenco -también entre los aficionados flamencos con los ortodoxos y los heterodoxos- y hacia el propio pueblo gitano. Si un músico gitano hace, como hacía Manzanita, canciones pop (el de su época), se tiende a añadir alguna etiqueta específica o la referencia al flamenco, al tiempo que se relegan sus canciones a un determinado sector del público -amplio, como indican las cifras de venta-, no mereciendo el debido tipo de consideración que el mismo tipo de canciones hechas, es un decir, por payos.

Tal asunto cobró fuerza con La leyenda del tiempo, de Camarón, continuado con los llamados 'nuevos flamencos' (Pata Negra, Ketama, Ray Heredia...); y luego se retrotraería a formaciones anteriores: Las Grecas, Los Chorbos -grupo en el que se dio a conocer Manzanita-, Los Chichos y toda aquella avalancha de grupos y solistas gitanos surgidos en la década de los 70 del siglo pasado. Sin embargo la rumba catalana, de los 60, quedó, bastante, al margen de tal relación.
Sabemos que Manzanita tuvo unos inicios dentro del mundo flamenco -sobrino de Manolo Caracol; tocaba la guitarra en los tablaos con muy pocos años, que a los 11 acompañó a Morente-, pero que dejó este mundo para pasarse al de las canciones, al pop, la canción melódica -después a otros géneros, sones latinos, reggae-, como otr@s hicieron en su momento.
Tomemos esos principios flamencos como una escuela, que luego, por diversas causas -económicas, artísticas, sociales-, el alumno decide o no seguir. Dicha escuela aporta un bagaje, una sensibilidad que estará presente en todo aquello que haga ajeno a su formación, y bien que se nota en todo@s los músicos gitan@s que no hacen flamenco: una particularidad musical, unas señas de identidad propia, y no sólo del pueblo gitano, sino de un país, este, en concreto.


La inclusión de Manzanita, junto a Ketama, por parte de Carlos Saura en el cierre de su película, Flamenco, añade confusión -como cuestionables son otras decisiones del director en esta película- al tema en cuestión. Daba como a entender que estos hacían flamenco, cuando no era más que una hermosa canción pop, pop de raíz española, no anglosajón. Aquí habría que entrar en cuál es la música 'grande' de este país (o clásica como llamamos, comúnmente, a la de los países anglosajones y que se suele creer que es la nuestra, la que se tiene que tomar como referencia, como si no tuviéramos una propia creada a lo largo de siglos y siglos). El rock and roll, con el bendito y siempre querido Elvis a la cabeza, tuvo la culpa de todo -el pop y los Beatles remataron-. Su expansión, su aceptación a nivel mundial (colonización, imperialismo cultural, también puede decirse) nos lleva a polémicas como esta, que vuelven una y otra vez. A veces me recuerda a una pareja de amantes que no terminan por conciliar el amor que se tienen, porque alguno de ellos tiene otra idea de lo que es el amor.

En cuanto al disco de Manzanita (Madrid, 1956-Alhaurín de la Torre, Málaga, 2004), es doble. Por una parte, están sus canciones más conocidas; y por otra, ocho temas inéditos, dos de ellos cantados con la participación de su hijo, José. La mayoría son versiones de canciones pop(ulares), entre ellas una del grupo norteamericano, Doobie Brothers, "Tren de largo recorrido". Recuerdos.

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