sábado, 8 de junio de 2013

Mayte Martín cierra, hoy, las Jornadas

"El flamenco es mi origen, no mi yugo", declara en su web la cantaora que este sábado clausura las  X Jornadas Flamencas 'Ciudad de Valladolid', en el Teatro Lava, a partir de las ocho y media de la tarde (Entradas: 15 euros).


Ella es Mayte Martín y estará acompañada por el toque de Juan Ramón Caro. La misma pareja que clausuró la primera edición de las Jornadas, un año más centro de reunión y atracción de la afición flamenca vallisoletana, y de otras partes de esta región (y alguno de fuera de ella). Afición presente incluso desde la ausencia.
Pedro Sanz, coordinador de las Jornadas, realizó un emotivo homenaje a Pascual Cordero, presidente de la Peña La Seguiriya fallecido en febrero de este año, al dejar una butaca vacía, aquella en la que el buen aficionado que era Pascual se habría sentado. Butaca adornada con un ramo de hierbabuena, una de cuyas ramitas siempre le acompañaba.
Fue el primer día de las Jornadas en el transcurso de una breve presentación, en la que Pedro también tuvo unas palabras para toda la afición en general. Recordando la respuesta de uno de l@s infaust@s ministr@s del gobierno español actual -cuando éste, el ahora ministro de Hacienda, estaba en la oposición-, sobre por qué su ppartido no colaboraba en la solución de la crisis: que se caiga el país, que ya lo levantaremos nosotros; Sanz señaló que la afición flamenca ha respondido de una manera distinta, "empujando todos en la misma dirección", cuando el flamenco se ve amenazado, "para que no sufra ni la menor grieta que ponga en peligro el disfrute de este arte. Las Jornadas Flamencas", continuó, "no son más que un complemento a todas esas iniciativas que se vienen haciendo desde distintos ámbitos en la ciudad. Os doy las gracias".


El "cante cadencioso y emotivo, natural pero henchido de sustancia" (F. Neira), de Mayte Martín vuelve a una ciudad que la ha visto y oído en diferentes escenarios -desde la sala pequeña de un café al gran auditorio- y formatos (por ejemplo, De fuego y agua, con las hermanas Labèque). Y siempre ha dejado huella. Una huella interior, de carácter personal, como es la trayectoria y el hacer el cante de la cantaora (y guitarrista y compositora). Cosas de dos, título también de su último disco.
"Soy catalana, pero por mis venas corre sangre andaluza y murciana. Mi padre es malagueño y madre del barrio cartagenero de Santa Lucía. La verdad es que no había pensado en ganar con mi minera; simplemente deseaba hacer un buen papel. Bueno, tengo que decir que cuando, en la noche que media del viernes al sábado, descubrí la luna llena, que mi signo de Aries señala como propicio, me dio el pálpito del triunfo", decía Mayte Martín tras ganar la Lámpara Minera en 1987, seis años antes de que hiciera lo propio, Miguel Poveda. A uno y otra se les asocia como representantes de una generación que renovaría el interés por el flamenco.


Generación deudora de la de Camarón de la Isla, en su rebeldía respetuosa, en el medir, hermanar el flamenco con otras músicas -en el caso de la cantaora, principalmente, con el bolero, al que ha dotado de una dignidad, de una clase que parecía haber perdido por la empalagosa utilización a la que venía siendo, y desgraciadamente sigue, sometido-, de tener su cante el tono de su tiempo, sin olvidar a quienes les precedieron, con una querencia muy especial, para Mayte, hacia La Niña de los Peines.
Claridad, dulzura, entrega, compromiso, sentimiento libre y verdadero, personalidad flamenca como artista y persona: Mayte Martín.

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