Hoy martes, un día antes de
iniciar las distintas fases de sus concursos, el 53 Festival Internacional del Cante de Las Minas recibe al cantaor con
el que más se ha identificado al certamen minero en los últimos 20 años. Los
transcurridos desde que Miguel Poveda
obtuviera la Lámpara Minera.
Su recital de esta noche en la Catedral del Cante estuvo
precedido, ayer, con el reconocimiento de ‘Hijo Adoptivo’ del pueblo de La
Unión. Un nuevo capítulo de la larga y
estrecha relación entre Festival y cantaor, tan memorable para ambos como el
primero.
Para el Festival porque, a
partir del triunfo de Poveda,
entraría en una de sus etapas más esplendorosas, aumentando su prestigio y
proyección internacional. Para el cantaor por el inicio de una trayectoria
artística en continuo ascenso.
Poveda, siempre presente en La Unión. |
Y sí, hay que decir, como
dijimos el año pasado, que 2013 también ha sido un buen año para Miguel Poveda. Y especial también,
porque se cumplen 25 años de trayectoria profesional, que no se pueden resumir
simplemente diciendo, lo que va de su debut en la Peña Flamenca de Badalona a la
plaza de toros de Las Ventas. Escenario que, al margen de su uso
habitual como coso taurino, sólo se abre para las figuras destacadas del mundo de la música de
este país como confirmación de un éxito popular. Y que sea el de un flamenco, es
ciertamente inusual (Paco de Lucía
sería la anterior referencia).
Un hecho sobre el que se hicieron
eco todos los medios de información nacional –prensa, radio, tv, Internet-,
como ha vuelto a suceder con el reconocimiento del Festival de La Unión.
El concierto de Las Ventas,
siendo tan especial, es uno de los 40 que realizará durante todo este año
Poveda; una cifra al alcance de muy pocos sea cual sea el estilo de música del
que se hable, y en escenarios grandes. A lo largo de este 2013 el cantaor habrá
recorrido toda la península, las islas y hasta Ceuta; actuado en Colombia y
Francia y le esperan, para noviembre, Suecia, Holanda y Argentina. Como cierre
de la gira otro lugar emblemático, este sí, para el mundo flamenco: Jerez de la Frontera (20 y 21 de
diciembre; Teatro Villamaría).
Conviene no olvidar que
Miguel Poveda se siente y es flamenco, por mucho que conecte con un público que
no lo sea… del todo.
A diferencia del año pasado,
poco se ha visto al cantaor compartir escenarios con otros intérpretes. Pero
estuvo en el homenaje a Rancapino; y
participó en el disco, Los flamencos
cantan a Miguel Hernández.
Y como muestra de ese éxito
popular, el premio ‘De Pura Cepa’ a la mejor gira del 2012, otorgado en Logroño;
o de su calidad humana, el Premio Dulcinea de la Asociación Santa
Águeda, de Puertollano, “por su carrera, su ejemplaridad, su sangre
manchega y su música terapéutica, para todas las mujeres que pasan por
tratamientos de quimioterapia, a consecuencia de haber padecido un cáncer de
mama”.
Aún no ha acabado el año, y
quien sabe qué nuevos reconocimientos, qué otras agradables noticias puedan
estar por llegar a la vida personal y artística de Miguel Poveda. Un hombre, un artista ejemplo de discrección y referente obligado para entender el estado de las cosas en
el flamenco actual, y el que esté por venir.
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