"Volvamos a la pregunta de antes. ¿Se es flamenco hoy?
Convengamos en afirmar que hoy, hay menos bohemios y menos flamencos. Este gran
contraste que está en el pensamiento de muchos, condiciona no sólo las formas
evolutivas del flamenco, si no que además genera las condiciones para sus
experimentos.
A mayor libertad más cultura, a más cultura mayor
bienestar. Aquí esto que es así no cobra toda su dimensión en las artes. Ello
puede interpretarse como una contradicción. Ningún arte es perfecto. No existe
la perfección por mucho afán y empeño que pongamos en querer descubrirla.
Tampoco existe un único camino para querer transitar hacia ella. El arte
flamenco no contradice esta afirmación. Tan así es que este arte surgió de y
entre los despojos de las clase sociales más débiles, y con ello, de las graves
crisis de la civilización moderna. En estas clases encontró el flamenco su gran
caldo de cultivo. ¿De qué otro modo se puede entender el papel jugado por los
artistas flamencos, pese a las vicisitudes y humillaciones pasadas en las
diversas etapas del mismo? También, o quizás por estas causas, floreció el
flamenco en Andalucía. Esta región del mundo prefirió siempre ser foco de
conquistas que luz conquistadora. De ahí que en este pequeño rincón del mundo
se dieran moradas civilizaciones y pueblos tan diferentes.
Es cierto que durante las distintas etapas del cante, por
decadentes que fueran, siempre han surgido elementos relevantes y ricos desde
el punto de vista artístico. Con ello se han estimulado sus valores más
sustantivos y singulares. Como ya hemos dicho esta semilla se da,
fundamentalmente, entre las capas marginales de la sociedad. Valga el ejemplo
de Jerez como gran comarca cantaora.
Juana la del Pipa/La Macanita. |
Jerez, ciudad a la que acudimos hoy, en tiempos de no poca
fusión y confusión a bendecir sus aportes, todavía y pese a esos avatares,
sigue generando propuestas flamencas. Ahí está Juana la del Pipa, María Vala,
Manuel Moneo, Luis el Zambo, el Torta, la Macanita, Fernandito Terremoto. Todos ellos en su
madurez o juventud ofrecen formas tan flamencas como la que más, y ello es
posible en la medida en que un territorio como Jerez sigue siendo cuna del
flamenco. Ello da marchamo de autenticidad flamenca.
Desde el punto en que una persona es flamenca, vive,
siente y piensa en flamenco, su arte, si lo tiene, será flamenco que es
“sinónimo de gitano”. Con las excepciones que toda regla tiene, el flamenco
como arte no puede explicar su origen en clave racial, aunque sí, en alguna
medida, su desarrollo y profundidad. En ello convergen no pocos factores que
ahora, por falta de espacio, se hace imposible abordar.
En el contexto citado, otros modelos musicales, que
provienen de culturas foráneas como son las rancheras, boleros o tangos
argentinos se tornan flamenco, en voces como la de la gran señora del cante que
fue Pastora Pavón, igualmente de Antonio el Chaqueta, Bernarda de Utrera o
Chano Lobato. Pero hay que tener en cuenta que ello sucede a causa de las
omnívoras formas musicales festeras que tienen las bulerías, no así tanto con
otros cantes.
Este acontecer está mucho más
cerca de la innovación (fenómeno más dependiente del hacer y genialidad de un
artista) que de la evolución (acumulación de las capacidades de varios
artistas) siendo por ello una interesante cuestión para analizar. Sin embargo,
algunos temas grabados por Enrique Morente, el Lebrijano, Mayte Martín, José
Mercé, Niña Pastori y muchos más, quedan al margen de esos dos caminos y, si
son flamencos o no lo son, tampoco se puede afirmar categóricamente. No
obstante, algunas de esas propuestas pueden que estén en un terreno de nadie.
¿Dónde encajarlas pues? No tengamos prisa, el tiempo se encargará en decidirlo.
En cambio otras propuestas de estos y otros artistas, se puede concluir
exponiendo claramente, que de flamenco no tienen nada. Son temas distintos al flamenco,
interpretados por artistas que sí son flamencos, pero nada más. Ni todo es
innovación, ni tampoco evolución en el flamenco. Simplemente son músicas y
cantos ajenos al flamenco, con los que el artista flamenco ni tan siquiera ha
perseguido esa intención que a veces le asignamos.
Manolito de María (Flamenco Project) |
La composición puede ser flamenca en la medida en que el
artista la proyecte como tal. O sea, sin apartarse de sus raíces, conjugando
los modos y las formas flamencas, sin descafeinar sus ritmos, sus aires y sobre
todo sin que pierda un ápice de sus motivaciones intrínsecas.
Es muy honesto cantar (para uno) para sí mismo, también
para cubrir la necesidad de otros que escuchen. Mas por ello, el ingrediente de transmitir lo que se canta nunca debe
faltar. Si no fuera así el cante quedaría muy devaluado. Lo excelso y difícil
es penetrar en el interior de quienes escuchan, despertar los sentimientos.
Sentimientos como capacidad de sentir, los tenemos todos,
pero esa forma de transmitir emoción y de expresarse en flamenco... ese estar
dentro de los carriles del cante gitano y flamenco, o sea, el acto finito de
producir y transmitir el cante expresando su cultura lírica y exprimiéndose en
esa pelea, en ese reto o desafío, el corazón y las entrañas; eso no lo poseen
todos, ni aun reuniendo grandes recursos y cualidades para la lírica.
La acción de cantar no es suficiente si no se transmite,
si no se pellizca el cante hasta lastimarse. Manolito de María nunca fue
profesional, sin embargo, mejor que él, la soleá de Alcalá, quizás se encuentre
únicamente en Antonio Mairena y Juan Talega, pero más pura no. Él la cantó sin
barroquismos, sin influencias foráneas, con todo su primitivismo. Nadie
advirtió que Manolito de María fuese un inmovilista, su cante por soleá tiene
tanta pureza como las pinturas de Altamira. Él sólo cantaba lo que sabía, lo
que sus vivencias entre sus gentes le habían hecho aprender en sus carnes. Ese
caldo de cultivo, tan efímero, en el que bebió, fue su único alimento para
ejercer la acción del cante. Expresaba el cante a pellizcos, hasta lastimar los
huesos. Sin embargo, el tiempo y los medios -también su forma de ser ayudó a
ello-, quisieron que fuese un don nadie para tantos y tantos andaluces. Nadie
hace cuentas sobre las ganancias de un artista de ese calado, respecto de las
que hoy perciben muchos artistas de la movida flamenca madrileña. Con éstas, se
podía haber muerto rico y no siendo un hombre pobre. Guardemos silencio para no
añadir más escándalo a este cuadro de tristezas y de torpezas. Hoy son muchos
los artistas que comen de sus cantes.
No, no todo es cuestión de evolución ni de innovación,
sino de autenticidad. Eso es lo que
falta; autenticidad en las jechuras del cante. Ni más ni menos. ¿Qué
otra cosa es la pureza en el mismo?
Los padres de la flamencología moderna creen que sólo con
dar voces, construir un estribillo “que suene” y un buen acompañamiento
musical, cajones y flautas, es suficiente. Con eso creen que ya tenemos una
recreación de bulerías y tangos. Pero el
cante para pervivir no necesita de estos injertos.
¿Quién, con autoridad, se atreve hoy a sentenciar que el
acompañamiento del cajón o de la flauta, significa entrar en los moldes de la
innovación, o el quedarse a solas, con la guitarra de acompañamiento, es todo
un factor o síntoma de inmovilismo? ¿Se es inmovilista aceptar tal cual la Pastoral
de Beethoven, las cantatas de Bach, el concierto para violín de Brahms, o el Requiem de Mozart? Para muchos cambiar
por cambiar significa progreso, cuando las más de las veces, lo que se hace, es
dar barniz a la parroquia y a los parroquianos.
Hace sesenta años, Fernando el de Triana se hacía esta
pregunta. ¿Qué daño ha hecho la guitarra flamenca al cante, para que ésta sea
tan maltratada? Hace más de sesenta años, Sabicas acompañado con el violín de
Rafael de la Unión,
para muchos un desconocido, graba fandangos, tarantas y media granaína. Al
violín apenas si le faltó hablar: toda una joya flamenca. Ahí quedó grabado un
gran encuentro entre la guitarra flamenca y el violín. Un buen ejemplo del que
debemos sacar enseñanzas muy positivas, no por la novedad que supuso, sino por
la frescura flamenca de dicho encuentro.
Lo verdaderamente importante en estos contrastes es que en
el bien hacer de los artistas debe presidir, y por tanto mantener, el nexo
común que el cante tiene con la tradición y los valores intrínsecos de sus
formas flamencas, ¡en todas sus épocas! Defenderlo y divulgarlo es tarea de los
más conscientes. Para divulgarlo, quién mejor que los artistas. El buen hacer
de éstos es el mejor escaparate, el espejo más perfecto, su imagen más nítida.
Tiempo tenemos para lamentar lo que está sucediendo, pero
no así los escenarios adecuados para elevar nuestras críticas y alternativas.
Cuando afirmamos que la cultura está en manos de botarates y canallas, ni tan
siquiera se atreven a censurar lo atrevido de una denuncia que algunos hacemos.
Cuando escuchamos a esos entendidos de nada, al menos del flamenco, bendecir
innumerables baratijas en los medios, nos entran ganar de vomitar. De ello
también hacemos partícipe a muchos artistas que venden su arte a precio de
saldo. Que se salve el que crea que reune méritos para ello, y el que no, que
aprenda en el cuarto lo que en otro escenario difícilmente puede enseñarse.".
(Fin a esta reflexión de Luis Soler Guevara publicada en la extinta revista Candil -nº 121, mayo/junio 1999-, por un purista, como el mismo se define, sobre un tema recurrente en el ámbito flamenco. Habrá otras formas de expresar lo que Soler fija en términos de 'evolución e innovación', tal vez de utilizar otros términos que vengan a decir algo parecido e incluso más acertados o complementen, pulan esta reflexión, que algunos de nosotros compartimos en todo o en parte, pero que todos disfrutamos y apreciamos -¡Nos falta Agujetas!-.
Señalar la eliminación de algunos párrafos del artículo original referentes a la relación artistas/no artistas-administración pública tipo "¿Y qué decir del enchufismo en la administración de
algunos artistas?", por no quedar claro a quién se refiere, si a todas, a la de Andalucía, ...; aunque el autor no concrete -y uno piensa, tal vez equivocado, que debería-, su opinión al respecto sí ha quedado plasmada -ver parte 2-.).
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