martes, 24 de noviembre de 2015

Rancapino Chico, aprender "y encontrar mi personalidad" (Este jueves recital en Valladolid)



Yo vengo de mi padre, cantaor; de mi tío Orillo del Puerto, de mi abuela La Cazaña, de mi abuela Rafaela, por parte de mi madre, que era una gran cantaora, pero en aquel tiempo cuando se casó, lo típico ¿no?, mi abuelo no quería que se dedicara al flamenco, pero ella cantaba en las comuniones, las bodas, las fiestas, ella y la Perla (de Cádiz) eran íntimas amigas y las dos tenían el mismo cante, la Perla le cogía a ella y ella a la Perla”.

El Obispo y La Obispa, otros parientes de los Rancapino.

Antecedentes flamencos de Rancapino Chico, que este jueves abre un ciclo de tres actuaciones flamencas en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid. El viernes, turno para La Macanita; y el sábado, el baile ‘Improvisao’ de Farruquito.


Nuestro contacto en un periódico local nos ha pasado una entrevista al hijo de Rancapino, de la que extraemos algunos fragmentos de un cantaor que se subió por primera vez a un escenario a los cuatro-cinco años de edad (un resumen de su trayectoria en este enlace).
Según se desprende de sus palabras el momento en el que se encuentra Rancapino Chico es en el de “ir aprendiendo, coger tablas y conocimientos”, sin dejar de buscar su personalidad:

“Yo tengo unas fuentes de donde yo bebo, primeramente de mi padre, que ha bebido de otras fuentes de las que yo también estoy bebiendo: el maestro Manolo Caracol, al que más recuerdo siempre, Mairena, Juan Talega, la Fernanda, la Perla… y me gusta recordar esos cantes antiguos como cuando por soleá me siento muy bien recordando a Tomás Pavón, Aurelio Sellé, Antonio de la Calzá.
Bebo de esas fuentes pero siempre acordándome de mi padre, de la personalidad que él ha dado a esas fuentes; porque mi padre cuando canta por el de la Calzá los giros que hace con la vez eso es de él o cuando hace las cosas por Caracol y las hace distintas,  a lo mejor hay tercios que los alarga más, o la malagueña del Mellizo que él le da una personalidad como los cantes de Cádiz respecto a otros cantaores.
Ahora tengo 27 años y mi baza va a ser siempre esa, pero intentaré con la edad y poquito a poco, porque ahora mismo estoy aprendiendo, encontrar mi personalidad y hacer los cantes a mi manera, ya sea mejor o peor no lo sé. El cante puro está hecho, una soleá de Alcalá es una soleá de Alcalá, y la siguiriya de Manuel Torre es la de Manuel Torre de toda la vida, ahora… sí me gustaría, por ejemplo, coger otras letras nuevas, a veces meter tu personalidad en algunos tercios, eso sí se puede hacer”.
No tiene prisa en sacar un disco, pero lo tiene presente: “Cuando yo me vea preparado. Hacer un disco es muy frío y yo me tengo que encontrar a gusto. Tiene que ser de verdad, que me lo pida mi cuerpo, no por agradar al público. Tiene que haber un motivo, sintiéndome”.

Rancapino y Camarón (vía callejón del duende)

Habla de las vivencias que le ha contado su padre, “ojalá yo las hubiera tenido, me ha contado que antes se pasaban muchas fatigas y como ellos, los viejos, dicen, si has pasado muchas fatigas el flamenco lo haces mejor. Yo al lado de mi padre he vivido como un rey, él me lo ha dado todo. Yo cuando estoy cantando me baso en mis penas y en mis alegrías, en cosas que han pasado en la realidad. Hoy en día lo que estoy escuchando de mis compañeros a mí me gusta mucho y creo que el flamenco está muy bien. Y eso es mejor, y que seamos formales, que nos tomemos el cante flamenco como un trabajo, en el sentido de ser responsables”.
Y de los recuerdos de su padre y Camarón de la Isla: "Ellos han vivido una historia muy bonita; mi padre me cuenta muchas cosas de aje, de lo que han pasado, de la Venta de Vargas; que siempre se estaban 'matando' los dos, pero luego no podían estar el uno sin el otro. Y Camarón cuando se enfadaba con él le decía, porque mi padre es cinco o seis años mayor y que mi padre siempre se ha dado a conocer como que sabía mucho, Camarón le decía, 'que eres muy viejo'".

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