Las Pruebas Selectivas al Concurso del Festival Internacional de Las Minas ocupan la tarde de este viernes en las 14 Jornadas Flamencas 'Ciudad de Valladolid'. A las ocho de la tarde, en el Lava (para conocer el nombre de l@s participantes y otros datos os remitimos a la entrada que les dedicamos en este blog).
Y por la mañana, a las doce del mediodía en la Casa Revilla. Dos presentaciones. La primera sobre un cantaor querido y muy apreciado por la afición:
y del libro, Canela de San Roque. Por el hablar de la gente, del que hablarán uno de sus autores, Carlos Martín Ballester, y el editor, Alberto Martínez, de El Flamenco Vive.
La otra presentación son los cuatro cds conmemorativos del 60 Aniversario de El Corral de la Morería, y se contará con la presencia de José Manuel del Rey, director gerente del tablao.
Cada disco viene acompañado por un texto escrito por José Manuel Gamboa, donde cuenta historia del tablao y reseña a l@s artistas participantes con su sabía y alegre maestría. Y nos parece oportuno traer estos textos aquí. Dada su extensión, lo dividimos en dos partes. La primera, hoy, con los volúmenes 1 y 3. Mañana, los restantes.
VOLUMEN 1
El Corral, nacido del empeño
flamenco de unos punteros industriales madrileños de la hostelería, encabezados
por la figura señera de Alfonso Camorra, con don Manuel del Rey al frente del nuevo negocio, el corral ha sabido
mantener el tipo y subir el listón, ofreciendo a su clientela una restauración
y un arte flamenco del primer nivel. Por eso contó con visitantes ilustres de
toda clase y signo, flamencos incluidos. Sabicas por delante, nuestro tío en
América: era llegar a España y presentarse en Morería, coger la guitarra y
regalar sus “ensueños árabes” para el disfrute de la parroquia flamenca. Con él
empezamos.
Los primeros pasos de la Morería
allá por la primavera de 1956, con Regla Ortega, Antonio Arenas y Jarrito,
según costumbre, nada tuvieron de fáciles. A don Manuel se le ocurrió reclamar
la presencia de un insigne retirado de la escena. Nada más y nada menos que
Pastora Imperio. Logró convencerla –a pesar de que no se contaba en la sala con
una pianola, para ella al parecer muy importante- y su arte y su tirón
atrajeron hacia el tablao lo mejor de cada casa. En recuerdo a la eminente
artista van los tanguillos que ella le enseñó y canta Antonio Mairena, otro de
los cabales visitantes de Morería. Allí se juntaba con su amigo Manuel Floreal
Vallejo, apelado por igual Manuel Mairena o Mairenilla, en el Corral desde
1959. Él fue quien le presentó La Platera a Manuel del Rey. Rescatamos ahora,
que hay motivo de celebración, aquel Ep nunca digitalizado, “¡Fiesta!” (Fontana,
1962), donde se reúnen la Platera de Córdoba, Dolores Amaya, La Taranto (Sara
Lezana), Mairenilla y la guitarra de Antonio Arenas.
Comprueben hasta qué punto fue
importante la intervención de Pastora Imperio en Morería, escuchando hablar a
una verdadera e inolvidable cantaora de cartel, La Paquera de Jerez: “Madrid ha
sido todo para mí. Yo la primera vez que vine aquí, me trajo Pastora Imperio al
Corral de la Morería. Yo empecé en el Corral de la Morería”.
Paquera acababa de grabar un par
de discos para Philips, dos placas de 78rpm. Que se rescatan ahora gracias a la
colaboración de Carlos Martín Ballester, y desde Morería se elevó al cielo
flamenco de los intocables. Compartió tablas con otro valor puntero, Antonio
Fernández Díaz, Fosforito, hoy Llave de Oro del Cante, vencedor absoluto en el
I Concurso de Arte Flamenco de Córdoba, en la primavera de 1956. Alfonso
Camorra le reclutó para Morería, donde debutaba el 2 de noviembre de aquel
entonces, encaramándose a lo más alto del escalafón. De él les ofrecemos un
cante nunca digitalizado que impresionó José Bedmar justo antes de presentarse
en Córdoba, y otro que dedicamos a Blanca del Rey, “Llegando a Córdoba”, pues
acompaña al cantaor Juan Serrano, hijo de Antonio del Lunar guía que fue de
Blanca.
El protagonista joven de la inicial
“Antología del Cante Flamenco” (1954) registrada, Jarrito, fue, según se ha
dicho, el primer cantaor que tuvo Morería, y de él rescatamos un cante cuya
letra escribió Alfonso Camorra. También fue autor este de “Aquellos tiempos”,
la pieza que nos interpretan Los Serranos, grupo que debutó en Riscal –digamos,
la casa madre de Morería-, de donde surgió una de las mayores figuras de la
guitarra de todos los tiempos, Víctor Monge, Serranito, quien varios años actuó
en el tablao junto a Lucero Tena y el cantaor Gabriel Moreno. Gabriel, recién
llegado de larga estancia profesional en Nueva York, arribó en Riscal, pasando
de ahí a Morería. Nos interpreta, “Vengo del extranjero”, nunca más a
propósito.
Y merece lugar a parte, como
cantaor de la casa, tal vez el más emblemático de la historia de la Morería:
Porrina de Badajoz, súper-figura del género que nos descubrió los aires
extremeños y nos deja, en “La Repompa no ha muerto”, un recuerdo para su
compañera de tablao cuando amargamente se acababa de marchar la malagueña con
su fama a punto de caramelo. En Morería numerosas veces compartió Porrina
escenario, en artístico duelo por fandangos, con Antonio El Sevillano, otro de
los miembros indelebles que pasaron por el tablao. Aquí va una feliz muestra
–por cierto, olvidada- de su estilo. Le acompaña Ramón de Algeciras, cuyo
hermano, Paco de Lucía, presentó en el Corral de la Morería el disco que le
lanzó definitivamente, Fuente y caudal, con su rumba “Entre dos aguas”.
Sería imposible reunir en tan
corto espacio al plantel flamenco de Morería, pero hemos querido recordar,
junto a los figurones, también nombres como el del Gitano de Valladolid –padre
de Agustín Carbonell El Bola, y hermano de Pedro Montoya, este suegro de Curro
de Jerez, todos actuantes en la sala- que bien cumplieron su obligación en la
casa; por igual, el poderoso Juan Cantero –aquí secundado por Romerito de
Jerez-, ellos siempre a la sombra y alumbrando los cuerpos juncales en danza.
Son estas, a la par, grabaciones olvidadas que devolvemos al sonoro. Con ellos,
la soberbia Gabriela Ortega ¡Nadie dijo la poesía como ella!, y en Morería
encontró la tribuna apropiada para ponerla en práctica.
Y demostrando que este tablao de
ningún modo es algo del pasado, les ofrecemos la voz de Arcángel grabada durante
una reciente actuación en el Corral de la Morería. Ahí sigue, en vanguardia,
este flamenco rinconcito mundial de nuestros amores ¡Y que sea por muchos años!
VOLUMEN 3
Desde que el
tablao es tablao, lo que sucedió a mediados de los 50 del pasado siglo, fue la
cátedra profesional del flamenco, donde los valores en ciernes se formaban y
los artistas experimentados se acababan de pulir. Más aún, fueron los tablaos
los que dieron de comer, mantuvieron la cantera e hicieron posible el fabuloso
flamenco contemporáneo. De aquel manantial de gloria, el Corral de la Morería
es la referencia absoluta.
Dos álbumes nunca digitalizados.
“¡En el tablao!” (Polydor, 1966), capitaneado por la guitarra de Antonio
Arenas, con joyitas como esas alegrías cantadas al unísono por La Perla de
Cádiz y María Vargas, y a la primera por tientos, tangos, fandangos onubenses y
bulerías, y a la segunda por fandangos y soleá, respectivamente. Antonio el Camborio –cantándole a la luna que
aún no estaba pisada por humano pinrel-, Faiquillo, Gabriel Cortés, marido y
compañero artístico de la Gitana de Bronce. Carmen Moreno –figura por error en
el vinilo como Carmen Navarro-, rumbeando, y Orillo de Chiclana –aunque otra
errata lo hace trianero-, hermano de Rancapino; bulerías por soleá que dice con
el mejor temple y metal alguien que fue sobre todo conocido como bailaor,
Felipe de Triana (Sevilla, 1906-Madrid, 1969), quien, sin remedos que valgan,
nos hace recordar al venerable Tío Gregorio, Borrico de Jerez.
“Gracia y salero” (Polydor, 1965;
reeditado en 1969 como “Las tapaeras del sentío”). Al respecto nos comentaba
Perlo de Triana: “Eso eran unos tientos que me los grabó La Perla de Cádiz, que
al final le pusieron al disco de título como los tientos, y ahí yo hice
“somos”, un bolero que hacía Machín y entonces me hicieron que lo cantara. Me
dijeron: ‘A ver si cantas algo alegrete’. Me dijeron en la Philips. Y canté
entonces ese bolero por bulerías”.
El Perlo consiguió sus mayores
logros como autor de coplas flamencas, siendo el Corral de la Morería
precisamente quien editó sus primeros libros. Aquí podemos disfrutar de una
de las raras grabaciones –dos títulos-
que como cantaor nos legó. Destacan en el álbum las intervenciones de un grande
la danza, Manolete, quien ejecutó una farruca y unas alegrías, quintaesencia
del baile de hombre. Con él están tres guitarras peculiares, cada una con su
aquel, las de Antonio Arenas, Paco del Gastor –anunciado Paco de Morón- y
Enrique Escudero, que nos entregan hasta cuatro alegres números de concierto, por guajiras,
fandangos, sevillanas y bulerías; como festeros son, per se, los jaleos del
cuadro –El Cortijo de la Braulia- que se van alternando.
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