viernes, 21 de julio de 2017

'Rodolfo Otero: Amor por la danza', en versión original (7 de julio del 2016 - I)

Hace un año se dio el primer paso para lo que ha terminado siendo el libro, Rodolfo Otero: Amor por la danza (Ediciones Fuente de la Fama, 2017), donde el bailarín vallisoletano cuenta su trayectoria profesional y vital. Un 7 de julio nos sentamos en torno a la mesa camilla del comedor de su casa y comenzó la grabación.

-¿Está grabando?
-Sí.
-Joder. El espía. El grabador espía.
-(...) Rodolfo Otero ¿y el segundo apellido?
-González.
-¿Nacido en?
- Montilla.
-¿Jaén?
-Córdoba (con acento andaluz) Montilla, de Córdoba, hijo.
-Madre mía, suspendido. ¿En el año?
-(con poderío) Mil novecientos treinta y dos.
-¿A qué edad te vienes a Valladolid?
-A los dos años y medio.
-¿Por qué?
-Porque habían trasladado a mi padre, que era director de escuela, de escuelas nacionales, que llamaban entonces, como los institutos de ahora, ¿no le has visto? En la calle Arca Real, que es de ladrillo, como muchos que se hicieron durante la República. Al lado de las casas molineras que había eran como palacios.
-¿De dónde era tu padre?
-De León. Y mi madre también, de un pueblo que se llama Caboalles de Abajo, pegando a Asturias.

Foto del amigo Holly Martins tras leer el libro.

Y la transcripción de las grabaciones, tal cual se realizaron a lo largo de un mes, es lo que traigo aquí. ¿Razones? Si como usuario soy partidario de la libre descarga, también debo serlo como autor. Ya informé al editor de mi intención de sacar en el blog la versión original, el material base sobre el que se ha construido el libro, que dio en una forma narrativa, como esta versión original la tiene, diferente, no 'elaborada', pero con el nexo común de la capacidad narradora de Rodolfo. 
Creo que el publicar las grabaciones originales complementa el contenido del libro y no afectará a su trayectoria de venta, la cual va bastante bien, dentro de su modestia -225 ejemplares, numerados-, y más ahora que también se distribuye por El Flamenco Vive, con lo cual amplia su espacio de distribución, de Valladolid !al mundo! 

-¿Qué recuerdas de la llegada a Valladolid?
-Que vivíamos en esa casa de enfrente y pasamos a esta, que era nueva, tenía cuarto de baño, y mi padre dijo que esta era mejor, claro. Me acuerdo porque el que nos ayudó a trasladar los muebles y los enseres era un carbonero que había ahí (señala enfrente de la casa) que se llamaba Antolín, y me quitó o  perdió un coche, que yo jugaba con él, era pequeño y le ponía en la mesa camilla y no se caía nunca, llegaba al borde y se echaba para adentro. Y le perdí y lloraba yo, el cabrón de Antolín, le puse.
-¿Cómo empieza tu interés por el baile o qué fue primero el interés por la música, el flamenco?
-No, verás, es que primero, en mi casa había una cultura impresionante. Mi padre hablaba cinco idiomas, tenía dos carreras.
-Espera, ¿cuántos hermanos erais?
-Cinco hermanos, pero ahí (en la casa de enfrente) se me murió la única hermana que tenía. 

Estas grabaciones permiten ver el tipo de relación que mantenemos Rodolfo y yo, vecinos con buena relación durante 30 años en el mismo edificio, lo cual permite un plus de confianza, de relajación a la hora de ejercer el papel entrevistado-entrevistador. En el libro se ha rebajado un poco esta relajación, procurando no perder de vista reflejar la forma de ser de Rodolfo, a través de su forma de expresarse, lo que vendría a ser su personalidad, tal vez más expuesta en estas transcripciones. Su personalidad es uno de los atractivos a la hora de encarar este proyecto, una personalidad muy flamenca, la de su tiempo, la segunda mitad del siglo XX (Ochenta y cuatro años tenía Rodolfo en el momento de esta charla). 


-Sigue con lo del inicio de tu atracción por el baile.
-Pues, ya tenía yo catorce años o así, y viendo en el Teatro Zorrilla, de Valladolid, a Carmen Amaya con toda la troupe, con su familia, llevaba mucha gente, gitanos, compadres de ella, de aquí también y les metía a bailar en el teatro, en el Zorrilla. Y ahí fue donde me enamoré del baile, y del flamenco, claro.
-Y ¿antes?
-Y antes, pues no. La música sí, porque mi padre tocaba el laúd, el violín; mis hermanos también, y era en casa un ambiente musical, y de todo, cultural. Mi padre me enseñó, siendo yo un niño, alemán ¡anda, jódete Manuel! Italiano sabía yo también porque mi padre daba clases de todo esto. Entonces vino un italiano aquí (a su casa) porque había en el Prado de la Magdalena, lo que llamaban (con acento italiano) el ‘autoparco’, porque era de los italianos que arreglaban los coches, camiones y cosas de la ‘güerra’; y vino este señor que era mecánico. De Milano. Don Federico Buffa. Se llamaba así. E il mio, mi padre le dijo  por qué no se traía a su mujer aquí, que quería aprender español correctamente. E vino la sua dona, vino su mujer, y estuvieron viviendo en nuestra casa y dormían en esta habitación (donde se graba la conversación). Doña Ada, se llamaba.
-Y de ese impacto de Carmen Amaya
-Ni dormía.
-…  ¿empiezas a querer saber del flamenco?
-No, yo ya daba patadas. Iba, primero, empecé con Doña Ramona, hombre. Estaba trabajando de aprendiz en Sederías de Oriente y no se había decretado, todavía,  el horario –era Ministro Girón– de trabajo, ni los precios, entonces salíamos de la tienda a la hora que les salía de los cojones a los dueños, y a lo mejor a las diez de la noche estábamos repartiendo paquetes. Total que se instituyó la Ley de comercio y yo me marché al Toisón de Oro, en la calle Duque de la Victoria, también era bueno pero no tenía la categoría de las Sederías.
-¿Qué edad tendrías cuando empezaste a trabajar?
-Antes empecé a trabajar, por el hambre que había, porque se murió mi padre, se ahogó mi hermano. Mi hermano llevaba la casa, porque sabía casi… iba a decir como mi padre, muy parecido. Era un monstruo. Con 18 años. Profesor Mercantil.
-¿Tú eras el pequeño?
-Yo era el pequeño. Entonces el ambiente que había en casa era todo cultura, de baile menos.
-Doña Ramona. 
-Doña Ramona era de Huelva, su marido era consumero. Luego, la hija Carmen también enseñaba, se iba a Madrid a una academia a arramplar lo que podía de baile e iba incrementando el repertorio. Nos echaron porque rompí las tablas de su casa, en la calle Calixto Fernández de la Torre, y tuvimos que ir al Hotel Madrid, que estaba en la Plaza Mayor esquina con la calle la Pasión, a bailar, al comedor que estaba abajo.

Invitación de la presentación del libro.

El libro se presentó a finales de abril, desde entonces nos ha deparado a Rodolfo y a mí -y allegad@s- un buen número de alegrías y sorpresas. Algo que ni se nos pasaba por la cabeza cuando comenzamos las grabaciones, que yo afrontaba en plan 'menuda movida en la que me he metido' -y que llegara a ser un libro, y publicarse-, y Rodolfo... pues siendo el mismo, que de meterse en movidas anda sobrado y toros más grandes ha lidiado.
Durante las 14 Jornadas Flamencas 'Ciudad de Valladolid' se nos ofreció la oportunidad de volverlo a presentar como parte de la agenda cultural de su programación, junto a otros autores de libros flamencos. Pedro Sanz, director de las Jornadas y una de las personas influyentes en que este libro se hiciera, él fue quien plantó la semilla, dijo estas palabras:
"El libro que se va a presentar recoge la biografía de uno de los personajes más importantes que tenemos en Valladolid, yo digo que es el más importante, aunque haya alguno que lo cuestione. Es la biografía de un bailaor que llegó a un nivel muy alto, Rodolfo Otero.
Y este hombre a fuerza de tesón, de luchar, consiguió llegar a ser primer bailarín de uno de los grandes del baile flamenco, Antonio Ruiz Soler, Antonio el Bailarín.
El libro a mí me sorprendió muy gratamente porque era el primer trabajo que realizaba Benito Carracedo, crítico musical. Es un libro directo, no tiene ambigüedades, ni florituras. Es directo como es su personaje, como es Rodolfo. Espero que os guste".
Ese es mi deseo también y con la serie de entradas que vendrán a este blog de manera continuada -salvo las oportunas interrupciones para otros temas que surjan-, y marcadas por los días en que se realizaron las grabaciones. He empezado con la del primer día, con el inicio; en la próxima entrada el resto de lo que se habló aquel 7 de julio de 2016. En versión original.

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