miércoles, 25 de abril de 2018

'El Camarón de la Isla con la colaboración especial de Paco de Lucía' (1973/1997), por Faustino Núñez

El nuevo texto que traemos al blog pertenece al libreto del quinto disco que grabara Camarón, el titulado El Camarón de la Isla con la colaboración especial de Paco de Lucía, publicado en 1973 y reeditado en 1997, como toda la discografía del cantaor (se volveria a reeditar en 2005, remasterizado). Una reedición que incluía una serie de textos escritos por Faustino Núñez, a quien se sumaría en alguno de ellos, José Manuel Gamboa. Los dos, Gamboa y Núñez, escribieron un libro imprescindible sobre el genio de la Isla, Camarón. Vida y obra (Iberautor. 2003), donde disco a disco, cante a cante analizan-cuentan el arte de Camarón y por extensión el de Paco de Lucía. Tal y como aquí hace Núñez, pero ampliado, explicando los adjetivos en grado superlativo aquí empleados para referirse al inolvidable cantaor, y a su compañero al toque.
Se ha escogido este disco, de todos los que dispone la Biblioteca Pública de Valladolid sobre Camarón -toda su discografía oficial y alguno posteriormente editado-, porque es uno de los que tienen todas las hojas del libreto completas -signo del movimiento, de préstamos que tienen los discos- y porque resulta representativo del hacer de Núñez, uno de nuestros más reputados escritores -y más- de flamenco (hemos puesto enlace a cada cante -en el título-, para acompañar la lectura con la escucha; disfruten de una y otra).


Tal y como se había hecho en los tres primeros discos que grabó Camarón, aparece en este de nuevo el clásico título ‘con la colaboración especial de Paco de Lucía’. Si bien por primera vez en la portada aparece un retrato de Camarón solo, realizado por José Lamarca, y que representa al joven cantaor luciendo una apariencia que servirá de modelo a muchos flamencos, artistas y aficionados. La estética de la esclava y los anillos, los grandes cuellos de las camisas sobresaliendo por la chaqueta y, cómo no, el pelo largo y repeinado. Una forma de lucir que el mismo Camarón iría poco a poco variando a su gusto. Al margen de apariencias, los cambios verdaderos los podemos observar en lo musical, ahí es donde realmente apreciamos las mejoras que disco tras disco los dos jóvenes artistas gaditanos pretenden imponer a su renovado estilo.
Por aquellos años la carrera de Paco como concertista va día a día en aumento, imparable en su ascenso a lo más alto. En este mismo año de 1973 el de Lucía graba nada menos que su ‘Fuente y Caudal’, larga duración en el que aparece la famosa rumba ‘Entre dos aguas’, que le catapultará definitivamente a la fama. Por su parte el Camarón, siempre junto a Paco, continúa su camino ofreciéndonos este su quinto disco lleno de esencias flamencas y en el que no escatima un ápice en verter, sobre los doce cantes que deja grabados, lo más exquisito de su repertorio. Junto a Paco prepara los cantes: “el Paco me escucha una cosa que cree que es buena, me dice, hazla otra vez, y la grabamos”. Así de sencillo es el proceso creativo de estos dos gigantes de la música española del siglo XX. Y tras escuchar el disco comprendemos por qué es así de hermoso el resultado: fundir la profundidad cantaora de Camarón con el inteligente tamiz de un esteta como Paco de Lucía.
Si en discos anteriores predominaba la variedad de estilos, aquí, sin desechar el esquema clásico de ofrecer la mayor diversidad posible, Paco y Camarón incluyen hasta tres Fandangos, dos Bulerías (que, por cierto, aparecen las dos seguidas en el disco), unas Bulerías por Soleá y, cómo no, la Soleá, los Tangos (esta vez de Málaga) y la Seguiriya, cantes estos obligados en casi toda la discografía de Camarón. El disco se abre con un Taranto y concluye con una Malagueña y con el único Martinete que dejara grabado Camarón en toda su carrera discográfica. A estas alturas de su vida Camarón habrá dejado ya grabados más de veinte estilos distintos, lo que viene a demostrar su conocimiento de  los palos flamencos y su versatilidad como cantaor actualísimo. Todos los estilos suenan en su voz con un eco de auténtica sabiduría flamenca, a la vez que poseen la personalidad y el poderío de tener un estilo propio, una forma única de interpretar los estilos flamencos, siempre aliñados con el inmejorable acompañamiento de Paco de Lucía, y Ramón de Algeciras en la segunda guitarra. En esta ocasión el padre de Paco de Lucía, Antonio Sánchez, aparece como autor de la totalidad de los temas que aparecen en el disco.

El acento innovador, que el Camarón y Paco siempre han querido transmitir a los aficionados, aparece en esta grabación con una intensidad sincera y segura, puramente flamenca, sin aprovechar coyunturas más o menos favorables, y siempre apostando por el esfuerzo de abrirse un camino en el, por entonces, monolítico panorama flamenco. Si el mercado discográfico estaba muy regado de productos cuasiflamencos o seudoflamencos, un producto como éste aparecía como una apuesta arriesgada que sólo el paso de los años ha podido confirmar sin paliativos: su enorme calidad artística; más allá de las infundadas críticas que algunos ‘enteraos’ quisieron verter sobre la obra de estos dos enormes recreadores del más puro cante y toque flamenco.
Su vocación jonda queda plasmada desde el principio. El hecho de abrir el disco con un Taranto, demuestra la valentía de estos dos jóvenes artistas. Con ‘Camino de Totana’, en realidad una Taranta, el cante de Camarón se nos muestra pletórico de facultades. La guitarra de Paco de Lucía propone bellísimas falsetas y un acompañamiento respetuoso y magistral. Algunos acordes de la guitarra son, sin duda, premonición del nuevo lenguaje armónico que impondrá su autor a las jóvenes generaciones de guitarristas.
‘Hermanito mío’ son unas Seguiriyas, género jondo por antonomasia que Paco introduce con novedosas realizaciones en lo melódico preparando el cante de Camarón donde recreará los estilos de Manuel Molina y Juanichi el Manijero, versión que tiene los hermosos tonos de las Cabales, con sus guiños al tono mayor. Por Seguiriyas es el Camarón un destacadísimo exponente, en este repertorio se encontraba en su terreno y supo renovar un cante tan tradicional con el singular timbre de su voz.
Una arpegiada introducción de la guitarra abre los Fandangos, ‘Que no se quita con ná’. El estilo del Niño de Camas es recreado por Camarón en una textura alta, que demuestra la amplitud de sus facultades cantaoras. Todos los presentes en la grabación explotan de júbilo ante el sincero cante del de la Isla. Los ritornelos de Paco entre fandango y fandango son auténticas obras maestras de la música de guitarra. La compenetración entre ambos artistas viene demostrada con creces en este corte de relajado y sincero ambiente familiar.
Por Bulerías no tenían rival y esto queda demostrado en estas ‘Dame un poquito de agua’, que interpretan totalmente entregados. El Camarón abre con un ‘yali yali’ para entonar las coplas con un tremendo sabor flamenco. Las guitarras derrochan en todo momento falsetas y más falsetas, pequeñas piezas para guitarra. Los trabalenguas del cante demuestran por otra parte su dominio de los estilos de su comarca de origen, los estilos de Cádiz que él desde niño escuchó en las mejores versiones. Cierra con ‘nonaino’ muy rítmico imponiendo el sello de la casa.
Por si unas bulerías no eran suficientes, ahí van otras, esta vez tituladas, ‘La jaca que yo tenía’. En esta ocasión podemos escuchar nuevas tonadas de los estilos, más recortados, propios de la provincia de Cádiz. La tercera letra tiene algunos tonos de cuplé, de canción, como era común en la interpretación de algunas bulerías. ‘Lailo lailo’ para concluir el cante y, como antes, imponer el sello propio de los estilos que ambos artistas supieron cultivar juntos.
‘A la sombra de un laurel’ son unos hermosos Fandangos de Huelva inspirados en la popular romería que todos los años se realiza a la ermita de la Virgen del Rocío en la primavera, a la que todos los flamencos son muy devotos. El tono general en el que están interpretados estos fandangos tienen una muy marcada personalidad ya desde el principio y aunque breves (dos letras) albergan la esencia de estos por los que Camarón y Paco tenían una especial predilección como han sabido demostrar a lo largo de su extensa carrera discográfica.
Una introducción de la guitarra abre estos tangos de Málaga, ‘Quisiera volverme pulga’, en realidad unos tangos del Piyayo o tangos aguajirados. El cantaor malagueño Piyayo después de estar en Cuba ‘metió por tangos’ los puntos que se cantan en la perla del Caribe. Camarón hace una versión muy inspirada, a la vez que valiente y virtuosa, demostrando una vez más su conocimiento de estos cantes, penosamente considerados por algunos como poco gitanos y en consecuencia poco flamencos.

Foto: Pablo Juliá.
Al igual que en el disco anterior, Camarón incluye en este unos Fandangos recreación de aquel creado por el cantaor Antonio de la Calzá, que titula ‘Salud antes que dinero’. Tanto Paco como Camarón se encuentran aquí inspiradísimos, con una compenetración que merece el reconocimiento de todos los presentes en la grabación. La interpretación de Camarón es tan soberbia que merece, incluso en ambas letras, el ole de su inseparable compañero.
Son las Bulerías por Soleá un género que combina la armonía de las bulerías con el compás de la soleá. El sugestivo resultado lo podemos escuchar en toda su grandeza en estas ‘Busco yo mi soléa’. En realidad se trata del primer cante de una Bulería por soleá, siendo el segundo y tercero una soleá. En este corte podemos apreciar como los lentos melismas del cante y su inspiración creadora demuestran la talla artística del joven cantaor de la Isla, que por entonces iba paso a paso definiendo su personalidad avasalladora, imponiendo su estilo hasta el punto de convertirse en el rey del cante durante décadas.
Ahora le toca el turno a una Soleá, con armonía y compás de Soleá por supuesto. ‘A un sabio le oí decir’, un recio cante con todos los ingredientes del más auténtico cante jondo. La interpretación se ciñe a las versiones tradicionales que se realizan según los estilos trianeros. En Triana, la Soleá, la Seguiriya y los Tangos tienen versiones de inspirada vena flamenca que Camarón sabe hacer suya sin desmerecer cualquier otra versión.
La Malagueña del Mellizo, quizás una de las composiciones más emblemáticas del corpus del cante flamenco, ha soportado el paso del tiempo manteniéndose dentro de los esquemas melódicos que el enorme creador gaditano, Enrique el Mellizo, impuso en su día.  La versión del Camarón y Paco de Lucía, titulada ‘Las espinas de una flor’, rezuma frescura en todos sus parámetros interpretativos, y ambos artistas, con aire renovado, saben interpretar este cante añejo dotándolo de la actualidad que merece.
Camarón no cultivó con frecuencia los cantes a palo seco, es decir, aquellos que se interpretan sin el acompañamiento de la guitarra. El Martinete ‘Las doce acaban de dar’, de marcado estilo camaronero, es templado en un primer momento con una toná, que dará paso al martinete propiamente dicho. Un martillo golpea sobre un yunque, en clara referencia al pasado fragüero de los gitanos de la Baja Andalucía, realizando la métrica del compás de Seguiriya, sobre el que se interpretan muchos de estos cantes. Camarón concluye así este disco que marcará una nueva etapa en la imparable ascensión de su vertiginosa carrera como cantaor y artista completo del Arte Flamenco que fue.

jueves, 19 de abril de 2018

Un año de libros flamencos (2017-2018, 23 de abril: Día del Libro)

Llega el 23 de abril, Día del Libro, y como venimos haciendo recopilamos los libros publicados desde el pasado 23 de abril (2017) hasta este. Una notable cantidad para el arte que tratamos, nos interesa; publicaciones cada vez más variadas en cuanto a autor@s, y también tratamientos -tenemos incluso un libro de ilustraciones- de diversos aspectos del flamenco, lo flamenco y l@s flamenc@s.
Esperamos haber recogido la mayoría de libros que se editan o autoeditan, de los cuales hemos dando cuenta, a lo largo del año, en la cuenta de tuiter. En la mayoría de los casos se han incluido enlaces sobre el contenido de los libros o referencias a ellos y sus editoriales. Empezaremos este listado por los publicados en 2017 y de ahí en adelante. Anímense, hay interesante material. 


-Manolo Garrido, un cantaor de casta, de Ildefonso Sena (Imagenta Comunicación, 2017)
-Y la flauta se hizo flamenca. El lenguaje de Jorge Pardo: metodología y análisis (1975-1997), de Trinidad Jiménez (Universidad de Sevilla, 2017). Tésis.
-50 años de Flamenco en el Isabel de España, de varios autores (Colegio Universitario Isabel de España. 2017) Libro de Fotografías.
-Historia de la guitarra y los guitarristas españoles, de Ignacio Ramos (Editorial Club Universitario. 2017) Edición ampliada.

-Historia del Flamenco en Valdepeñas, de Lázaro Abad (AC Flamenca Fosforito; Ayto. Valdepeñas. 2017)
-Desde Jerez para el mundo del flamenco, de José Junquera Barea (Editorial El Boletín. 2017) Letras flamencas.
-La danza en Miami (1998-2017); las reseñas cuentan su historia, de Orlando Taquechel (¿? 2017). 


-Pulpitarrita con pasaporte flamenco, de Silvia Marín (El Flamenco Vive. 2017). Didáctico (incluye 2 dvds)
-De las danzas y andanzas de Enrique el Cojo, de José Luis Ortiz Nuevo (Athenaica Ediciones. 2017). Reedición.
-José Menese. La voz de la cultura jonda en la Transición Española, de Génesis García (Editorial Almuzara. 2017)
-Víctor Monge 'Serranito'. El guitarrista de guitarristas, de José Manuel Gamboa (El Flamenco Vive. 2017). Incluye un dvd.
-Crónica Jonda, de Silvia Cruz Lapeña (Libros del K.O. 2017)
-Mi baile y otros textos, de Vicente Escudero (Athenaica Ediciones. 2017). Reedición.
-El sueño de Don Ramón Montoya, de Agustín Carbonell 'Bola' (La Voz del Flamenco'. 2017). Nueva edición ampliada. Incluye 1 cd.

-El ruiseñor sin ojos, de Álvaro Seisdedos (Allanamiento de Mirada. 2017). Ilustraciones.
-Camarón de la Isla. El mundo es devorado lentamente, de Beñat Arginzoniz (Sierpe Editorial. 2017)
-Una mirada fotográfica hacia el flamenco de Granada, de Joss Rodríguez (Diputación de Granada. 2017). Libro de fotografía con textos de vari@s autor@s.
-Granada y el flamenco. La historia que contar, de José María Bonachera (Los Libros de la Estrella. Diputación de Granada. 2017)
-Desde La Alhambra yo te los cuento, de Antonio Campos (Diputación de Granada. 2017). Ficción.


-Historia cronológica del flamenco y sus estilos, de Luis Presa (Letrame. 2017). Didáctico.
-25 años de Agenda Cultural de la Universidad de Cádiz, de Daniel Heredia (Universidad de Cádiz. 2017)
-En clave de flamenco, de Sebastián Díaz (Editorial Juglar. 2017). Ficción.
-Flamenco. Orientalismo, exotismo y la identidad nacional española, de Trinidad Pardo (Universidad de Granada. 2018).
-Curro Lucena, un señor del cante, de Gabriel Olea (La Serranía Editorial. 2017).
-Diez años de flamenco  al aula, de María Donaire (Autoeditado. 2018)
-José López-Cepero, el poeta del cante, de Antonio Conde (La Droguería Music. 2018). Más un cd.


-Un payo entre los flamencos, de Pablo San Nicasio (Octaedro/Mágina. 2018)
-Curro Palo. Vida y misterios de un cantaor flamenco, de Santiago Moreno (Autoeditado. 2018). Ficción.
-La Chana: Bailaora, de Beatriz del Pozo y Antonia Santiago (Capitán Swing. 2018)
-Manuel Torres, de Carlos Martín y otros autores (El Flamenco Vive. 2018). Incluye dos cds.
-Pepa Vargas. Memoria de una mujer flamenca, de Fernando C. Ruiz y Rafael Cáceres (Athenaica. 2018)

-El flamenco, la Cátedra... y yo, de Miguel Domínguez (Autoeditado. 2018)
-Arqueología de lo jondo, de Antonio Manuel (Almuzara. 2018)
-Enrique Morente. La voz libre, de Balbino Gutiérrez (Fundación Sgae. 2018) 3ª edición.



(A continuación, unos libros que no reseñamos en su momento y otro, que sin ser de flamenco, su autor sí ha escrito libros sobre el tema)
-Orígenes, evolución y vivencias del arte flamenco, de Camilo Gómez (Diputación de Huelva. 2016)
-Manuel García Martos. Biografía de un folklorista español, de Carmen García-Matos (Soubriet Libros. 2017)
-Homenaje a Alfredo Arrebola. Arte y sabiduría del cante flamenco, de varios autores (Editorial Granada. 2016)


Añadir este enlace donde se puede leer, descargar el libro, Las fronteras entre los géneros. Flamencos y otras músicas de tradición oral.
O este sobre la revista 'La Madrugá', de la Universidad de Murcia.

jueves, 12 de abril de 2018

Tío Gregorio el Borrico, por Mario Bois (Colección 'Grands Cantaores du Flamenco. Volumen 12)



Un nuevo texto tomado del libreto que acompañaba el volumen 12 de la colección 'Grands Cantaores du Flamenco'; nuevamente escrito por Mario Bois, director de esta serie de discos, editados originalmente en Francia. Con fecha de 1991 este volumen está dedicado a Tío Gregorio el Borrico (1910-1983. Jerez de la Frontera) Incluye, al completo, el disco ‘Homenaje a El Borrico de Jerez’: bulerías por soleá -2-, soleares -2-, siguiriyas -2-, alegrías, bulerías -2-, tangos; más dos cantes de ‘Antología del Cante Flamenco de Hispavox’: ‘Martinetes de Jerez’ y ‘Fiesta en el Barrio Santiago’ con la participación, al cante, de Terremoto de Jerez, Romerito, Diamante Negro, El Sordera, Sernita, y las guitarras de Paco Cepero y Paco de Antequera. El resto de cantes cuenta con el toque de Paco Cepero.


“Me gusta esa especie de monstruo. Que nadie se extrañe que, de ese cuerpo pesado, de esa masa tallada en roca, de esa cara de bulldog (tiene cierto parecido a la de Winston Churchill), pueda salir una voz grandiosa, de campana y bronce raídos por el tiempo, algo así como las raíces nudosas de un árbol centenario, una voz sacudida por vivos estremecimientos, que canta un cante salvaje, milenario, histórico, una voz del fondo de las cavernas. El Borrico nos recuerda a Terremoto de Jerez, al igual que él, es un terremoto, pero más antiguo, más lejano. El Borrico es anterior a Terremoto (es 26 años mayor) y sin quitar que ambos se cuenten ya, en este siglo (XX), dentro de las más excelsas figuras del cante gitano de Jerez, a nuestro parecer, el modesto Borrico es el maestro (Así y todo, no posee la potencia vocal de Terremoto, ni el timbre, ni la afinación, ni la locura devastadora del genio joven. El alumno ha superado al maestro). Resulta evidente que muchos de los cantaores actuales quedan descoloridos frente a estos dos astros en erupción e incandescentes… El Borrico más Terremoto, es algo telúrico. ¡“La consagración de la primavera”! Otros son… Debussystas, sin que ello sea desmerecerlos, ya que, por otra parte, puede resultar admirable.
Con el Borrico he podido comprobar que no tuve necesidad de escoger entre las (escasas) grabaciones que llevó a cabo: ni un solo cante blanducho, adulterado, nada de Rumbas, Tanguillos, Guajiras, y demás concesiones para agradar. Todo lo que grabó, todo lo que cantaba, surgía incansablemente de los géneros más antiguos del cante grande: Soleares, Siguiriyas, Martinetes… (ensimismado, condenado a la búsqueda del absoluto, al igual que la tauromaquia, que se reduce a tres suertes fundamentales, clásicas, olas, constante vuelta a empezar del  mar ¡Oh, Sísifo!).


Pero también es necesario que hable la voz de la sangre, que los gitanos bailen. Así, El Borrico volverá una y otra vez a las Bulerías (a las que da una dimensión más majestuosa, al  cantarlas por Soleá). Grabó poco, porque se consideró un aficionado (ahí podemos encontrar a los más grandes), una especie de filósofo errante, pobre como Job (¿Hay dinero acaso que pueda pagar su cantar? El cante grande no es algo que se da todas las noche, a una hora determinada, en una taberna de profesionales), un gitano puro que, inconscientemente, sabe que su cante, al igual que la vida, es una eterna re-creación, que los momentos más intensos de la vida, el amor y la muerte, son efímeros, que todo ello no es sino un fuego que asciende y muere y renace, que el placer y el dolor son una misma llama abrasadora que nos extirpa el mismo grito del alma. Entonces… ¿discos? ¿para qué? ¿cantar ante máquinas? ¿ante aparatos extravagantes en un estudio vacío, sin nadie a quien decir esas cosas que salen de lo más profundo de uno mismo? No tiene ningún sentido.


¿Su vida? De aquí para allá, a salto de mata, a lo que salga. En un principio, obrero agrícola, se va consagrando poco a poco al cante, “sin querer salir nunca de su provincia”. Era lo que se decía antes, “un cantaor de ventas”, de esos que son llamados a última hora, ya que siempre están desocupados cuando "está de paso un viajero acaudalado”. Se diría que estamos en el siglo pasado (XIX) (Reconstruimos estos datos del ‘Diccionario de Flamenco’, de José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz). Un día, alguien le espeta: ”¡Canta más bajo! ¡Chillas como un borrico!!”. A raíz del incidente, se le queda ya el apodo de El Borrico. En una entrevista, contó la siguiente anécdota:
“Estando un día en una caseta de la Feria de Sevilla, me encuentro con La Pastora (nombre de La Niña de los Peines) y con su marido, (Pepe) Pinto. Alguien nos embarcó para ir de fiesta a cantar a una venta. Estaba tan emocionado de estar acompañado por gente tan importante, que tuve que… ir al retrete. Allí, me acordé de la letra de un antiguo cante de José el de la Paula. Salgo, me acerco al guitarrista y le digo: "¡Escucha y sígame! Me salió bordado el cante que era la perfección misma, tan requetebién que, aún hoy en día, veinte años después, la gente que estuvo allí, todavía lo comenta”.
En 1967, El Borrico causó tal revuelo con una Bulería por Soleá, en un ‘Encuentro Internacional del Arte Flamenco’ de carácter oficial y formal, que le concedieron la COPA DE JEREZ y le empezaron a rogar que grabara discos. Para ello, era necesario ir a Madrid; fue en el Talgo, y se quedó deslumbrado a medida que iba descubriendo “ceniceros y moquetas por todas partes”. Ortiz Nuevo y Blas Vega contribuyeron en gran medida a que, durante ese último periodo, en el cual hizo una auténtica carrera, fuera conocido. “El Borrico alcanza el nivel de los grandes maestros que conservan las reliquias de la mejor época”, escribirá uno de ellos; y el otro, manifestará lo siguiente: “El cante de El Borrico pertenece a este género del cante grande que jamás puede perecer”.
He ahí pues, como a fines de este nuestro siglo XX, en un rincón de su Andalucía, de donde no le gustaba salir, ese hombre no hizo sino cantar verdadero cante, el que no da ningún dinero, tan complejo y tan difícil de transmitir en su forma antigua, y que él supo respetar con rigor, SIN BORRAR NADA. Ponía letras, “transmitidas a través de sus antepasados", de un alto grado poético. Y ese hombre… ¡no sabía leer! ¡Oh, fuerza, nobleza, grandeza del pueblo andaluz!


Alexis Weissenberg escuchó este disco: “El Flamenco es ante todo el grito del deseo, también una confesión inacabada. Es una declamación que vacila entre la acusación y la declaración, entre el impulso de la vida y la nada. Sin embargo, una grieta, o mejor dicho, una ruptura están enclavadas en él desde el principio”.


(Como en otros discos de esta colección, el texto del libreto contaba con traducción al inglés y al español, del original francés. En otros discos de esta colección no se incluye la traducción al español, caso de los dedicados a Manuel Agujetas o Carmen Amaya, -tal vez, con tiempo, pueda traducirlos, y si mi oxidado francés está a la altura. 
Discos disponibles en la Biblioteca Pública de Valladolid, como todos los álbumes que estamos trayendo aquí, y que vamos colocando por orden alfabético. El próximo: Camarón de la Isla, por Faustino Núñez).

jueves, 5 de abril de 2018

Días de flamenco en vivo por Burgos, Segovia, Valladolid: María Terremoto, Jesús Carmona, Rosalía, Lizana...

Recogemos algunas propuestas de flamenco, vamos a dejarlo ahí, en directo para este fin de semana en nuestra ciudad y provincias cercanas a ella de esta región (las que hemos podido controlar, ojalá haya más aunque no nos enteremos, y vosotr@s/ustedes lo vean y disfruten).
Empezamos por Segovia y con baile, el de Jesús Carmona. Este viernes y sábado en el Teatro Juan Bravo presentando su espectáculo 'Amator' (horarios, precios, aquí). Uno de los nombres destacados del panorama actual del baile flamenco, impulsado por el premio obtenido en el Festival Internacional del Cante de Las Minas en 2012, El Desplante para la modalidad de baile. Desde entonces es un habitual de festivales, teatros -nacionales y extranjeros-, y de tablaos.


Carmona recientemente ha participado en el Flamenco Festival de Nueva York, al igual que Rosalía, quien para su actuación en Burgos (Cultura Cordón.  7 de abril. 20.30 horas. 12 euros) cambia a su actual acompañante y mitad de su éxito, el guitarrista Raúl Refree, por el tocaor Alfredo Lagos. Una cierta novedad en su trayectoria la de contar con el acompañamiento del hermano del cantaor David Lagos, que no es la primera, pues han colaborado en diversas actuaciones; y la llevará a mostrar un repertorio más propiamente flamenco (hay que decirlo así, por cierta controversia existente en torno a la ¿cantante o cantaora?). Añadir que el día antes, viernes, Rosalía y Alfredo Lagos estarán en el Teatro Bretón, de Logroño (entradas agotadas).


Nos quedamos en Burgos, también el sábado, pero en el Teatro Principal. Y sin solaparse con la actuación de Rosalía, pues será a las diez de la noche -¡aprovechen la sobredosis de flamenco, burgaleses!. Porque mucho flamenco traen María Terremoto, Anabel Valencia, al cante, y Nazareth Reyes, al baile (más un amplio plantel de tocaores y acompañantes: palmas, percusión). Tres mujeres, jóvenes, continuadoras de sagas flamencas con peso. María, de los Terremoto de Jerez; Anabel, de la casa Valencia, de Lebrija (es prima de José Valencia); Nazareth, del barrio Santa Cruz, de Sevilla, hija de los bailaores Cristóbal Reyes y Juana Amaya.

Pasamos a Valladolid, con Antonio Lizana (viernes; Lava. 20. 30h. 11 euros). Una actuación integrada dentro del 13 Festival Jazz de Valladolid -antes de Castilla y León-, la del saxofonista y cantaor, también presente en el citado Flamenco Festival NY. Su presencia puede considerarse como muestra del interés que (el) flamenco sigue generando más allá de su circuito.
El sábado en el Teatro Las Peñuelas de la localidad vallisoletana de Cigales (19.30h.; 8 euros) el guitarrista Raúl Olivar, y su grupo, que continúa presentando su nuevo disco, Castellano.

Arte: Triptxo Lopez.

Y el domingo la afición flamenca de Valladolid rinde homenaje a uno de sus aficionados más entregados a la causa del flamenco en esta ciudad: Carlos Salgado 'Castañeta'. Y será la propia afición quien brinde este reconocimiento con su cante, toque y baile para un hombre, un aficionado entrañable, dispuesto a jugarse sus 'jurdós' en pro de que la afición flamenca a este arte perviva en su ciudad.

lunes, 2 de abril de 2018

Beni de Cádiz (Colección 'Grands Cantaores du Flamenco'. Vol. 17) por Mario Bois

Proseguimos con textos aparecidos en libretos de discos flamencos. Turno para el dedicado a Beni de Cádiz (1929-1990), el volumen 17 de la colección, Grands Cantaores du Flamenco. Una publicación made in Francia, con continuas ediciones, no sólo en el país galo, sino en diversos países de Europa, España incluida (años 80, 90 -a esta década pertenece el cd del cantaor gaditano-, y principios del siglo XX). Dirigida por Mario Bois -ver nota biográfica al final-, quien firma los textos del libreto, en francés, inglés y español. Hemos obviado los comentarios de Bois a cada cante, al considerarlos muestra de la personal forma de escribir del autor, la cual queda más que reflejada -de ahí el interés de traerla aquí- en su texto sobre la vida y obra Beni de Cádiz.
Sí incluimos la ficha técnica:
Guitarras: José Manuel Roldán, Pepe Martínez, Luis Maravila, Antonio Arena, Antonio González, Paco Aguilera
El disco contiene 18 cantes seleccionados de toda su discografía: Fandangos, bulerías por soleá, bulerías, siguiriya, zambra, soleares, alegrías, malagueñas y verdiales, “cante macho del levante”.
Traducción Montserrat Moral.


"Sin duda alguna este disco evocará a Manolo Caracol. De genio menos fuerte pero capaz de un arte tan elevado. Beni de Cádiz no sabe hacer ‘hacer carrera’, y lo mismo que Caracol tampoco sabe de asuntos. Beni lleva en sí el cante  grande, el que viene desde lejos, lo canta sin remilgos, tal como sale, a veces con geniales ocurrencias, siempre con musicalidad e indiscutible gran pureza de estilo: de esta vieja fuente surte, generoso, un chorro límpido.
Pero Beni no sabe manejarse la vida; graba mucho para cualquier editorial fonográfica, importante o no, ofrece su cante grande en cualquier ocasión con tal de recibir un ‘cachet’ enseguida desvanecido y hecho humo. La suya es obra dispersa: raros son los discos que grabó enteramente. Si tal o cual le pide cantar cualquier cosa, mediocres cantes flamencos, ‘novedades de tercera fila acompañadas por orquestas de quincalla, pues igual lo admite y canta estas farándulas. Bien sabemos que lo mismo hacía Caracol; y también podemos entenderlo ya que con muy pocas excepciones –una de ellas es Antonio Mairena-, la sola práctica del cante puro no alimenta. Por esto se encuentra lo mejor y lo peor en los discos comercializados de Beni, se encuentra todo lo que uno quiere y más de lo que no quiere. Muy a las claras Beni nunca supo de directores artísticos o consejeros profesionales…


Le conocí por los años 70, cuando iba de bar en bar, en la noche sevillana. A su alrededor noté tanta admiración como piedad. Le vi consumido por fuego misterioso, quemado por esta incandescencia que calienta, da brillo y luego destruye, abrasado por este oscuro y obstinado demonio que se llama el duende flamenco.
Se llamaba Benito Rodríguez Rey. Nació en Cádiz en 1929. Su vida profesional la empieza como bailaor en la compañía de Manolo Caracol y Lola Flores. A partir de 1955 se integra en la Compañía como cantaor. Luego pasa al Ballet Pilar López y, a consecuencia, de una grave enfermedad, tiene que dejar su actuación en 1959. Se le cree perdido y se organiza, en Cádiz, un importante homenaje a favor suyo: aquella misma noche actuaron la Niña de los Peines, su marido Pepe Pinto, la joven Paquera de Jerez, el fabuloso Terremoto de Jerez… ¡Es poco decir nuestra añoranza de no haber asistido a tal velada!
El año siguiente se encuentra otra vez a Beni en los mejores tablaos de Madrid y, durante el verano, en los festivales andaluces de flamenco. En 1971 en el Concurso Nacional de Córdoba recibe, además de varios premios por categorías, el Premio de Honor. Vuelve entonces la enfermedad. Pero Beni, Fénix que siempre renace, otra vez emprende el vuelo y vuelve a los tablaos y a las peñas de Andalucía, sobre todo las de Sevilla. 1976 representa el año cúspide ya que gana el máximo galardón: el Premio Nacional de Cante. Los últimos años serán de declive, de cansancio, de sufrimiento y de pobreza.
Todavía participa en algunos festivales (algunas veces incluso llega a olvidarse del texto, cosa nunca vista ni en un simple cantaor de afición). Muere en 1990, según dicen, discretamente, en una casi indiferencia, a los 60 años. Hace muy poco se le ha brindado un rotundo homenaje. Acabada la vida, brota la leyenda.


En su tiempo se escribió de él:
“Artista de excepción, Manolo Caracol influyó de manera tan importante como peligrosa en el estilo de Beni… su propia personalidad así amenazada tendría que cuidar más de la calidad de su repertorio” (según Fernando Quiñones).
“Benito demuestra inmejorables calidades escénicas. Se trata no sólo de cantar y de cantar bien sino también de comunicar (…) de lanzar el cante con brío, de anclarlo en el público, a quien ya no se puede dejar. En esto, que muy pocos artistas dominan, Beni es el maestro de los maestros… Lograr atención, luego silencio y entonces darse el lujo de cantar sin micrófono, de irse entregando… en un cante de los más afinados, compenetrado de misterio y de dolor” (según J. L. Ortiz Nuevo).
Como auténtico flamenco vivió Beni del aire de su tiempo, vivió como bogan aquellas barcas en la bahía de Cádiz."




Mario Bois (1931, Francia), escritor y editor musical. Muy relacionado con la danza y la música clásica, llegando a ser presidente del Consejo Internacional de la Danza para la Unesco entre 1994 y 1997; de joven mantuvo relación con Igor Stravisnsky, publicando un libro con sus recuerdos, al igual que haría con Rudolf Nureyev, con quien mantuvo una larga amistad, confiándole el bailarín la gestión de sus derechos; también con el compositor Iannis Xenakis. Nombrado Chevalier des Arts et des Lettres, el flamenco ha sido otro de sus interese. Además de dirigir esta colección de flamenco -hasta 26 volúmenes hemos encontrado-, ha escrito diversos libros: Carmen Amaya, la danza del fuego (Espasa Calpe, 1994); Flamencos (Prix de la Maison de poesía), Le Flamenco (Prix des Muses), Le flamenco dans le texte (Atlantica eds. 2016).