lunes, 2 de julio de 2018

La historia de Los Chiquitos de Algeciras (Pepe y Paco de Lucía), por José Manuel Gamboa (1)

Retomamos la serie dedicada a recuperar textos de los libretos que acompañan discos de flamenco -de la colección de la Biblioteca Pública de Valladolid- y llegamos a Los Chiquitos de Algeciras. Antología inédita (1962-1988), doble cd editado por Warner en 2016, con toda la discografía y algún tema inédito que el dúo formado por Paco y Pepe de Lucía grabara, en lo que fue el inicio de su trayectoria artística, cuando eran 'chiquitos', pero sobradamente preparados. 
El verbo rumboso, tocado por la gracia, sabio más allá de archivos y hemerotecas, el que abarca vivencias -en la calle, las casas, los tablaos...-, del agitador flamenco José Manuel Gamboa es el encargado de narrar -y apasionar con- la H/historia de Los Chiquitos. Larga historia que desgranaremos en varios capítulos para goce y disfrute ¡del mundo en general y del flamenco en particular!



Chiquitos pero ratones –coloraos


Ni a los 14, ni antes ni después, nunca jamás cantó Pepito de Algeciras como un crío, siempre lo hizo con la prestancia de un adulto con voz, naturalmente, de niño, pero con inaudito dominio del cante grande dicho con solvencia y estilo.
No les pido que me crean, les reto a que lo comprueben. Y del asombro de la guitarra de su hermano Paquito, ni hablar, que eso es lo que ocurría, que nadie le echaba mayor cuenta. Hasta el punto de que cuando Los Chiquitos de Algeciras, que así se daban en llamar, se presentaron en 1962 al I Concurso Internacional de Arte Flamenco de Jerez de la Frontera, por poquito Paquito se vuelve de vacío, de no ser por la obstinación de Luis Maravilla, guitarrista miembro del jurado. Porfiaba en que eso sería una injusticia morrocotuda, negarle un galardón a ese niño, que era el más esplendoroso de los futuros hechos ya presente, era cubrirse de… lodo. Y se lo entregaron, un premio especial que hubieron de inventarse por no dejar sin galardón –ya “comprometido- a los consagrados. ¡Y hasta 2010 no volvió contratado como concertista a Jerez!, lo que deja en mal lugar –y que me perdone- a la “afición” del, eso sí, venerable lugar jondo.
Yendo de la mano de su ferviente admirador Reyes Benítez, hasta Jerez se llegaron José y Francisco Sánchez Gómez en pantalón corto, para competir en el teatro Villamarta, entre los días 8 y el 10 de mayo, por alguno de los trofeos; más que por el trofeo en sí, por la remuneración económica, que achuchada estaba la economía doméstica. Y dada su calidad pusieron en un brete al jurado, pues las bases descartaban cualquier trofeo para un artista infantil y estos Chiquitos demostraron ser unos ratones coloraos que se las sabían todas. Presidía el cuerpo calificador don José Carlos de Luna, y lo integraban Augusto Butler, Anselmo González Climent, Pilar López, José Suárez, Ramón de Paula, Arcadio Larrea y Luis Maravilla,, que intercedió por el infante tocaor e hizo diana. Augusto Butler (Máximo Andaluz), flamencólogo y organizador del evento, lo confesaría a su compañero Anselmo: “Pepe de Algeciras es muy niño para templar y sentir los cantes grandes. Así y todo es más capaz de pellizcos que el propio Antonio Mairena. Pepe se presentó como profesional sin tener el carné sindical del caso. Pero al advertir sus excelentes atributos flamencos, Pepe Suárez y yo le arreglamos la papeleta. Y creo que valió la pena hacerlo así” (‘Viejo carné flamenco’, Anselmo González Climent. Revista Candil, nº 70). 
Pepe obtuvo el premio del grupo C (Malagueñas), y hubo de inventar la directiva un galardón para su hermano. Así que Pepito y Paquito, aunque este mucho menos, hicieron caja. Aquel obtuvo 35.000 pesetas y Paquito, 4.000. Y fue su padre, don Antonio Sánchez Pecino, quien supo invertir las ganancias.


Demos un paso atrás para saber de la familia. Antonio Sánchez Pecino, Antonio de Algeciras (Algeciras, Cádiz, 5/II/1908-Madrid 23/VI/1994) y Luzía Gómes Gonçalves (Castro Marim, Portugal, 47VI71912-Madrid, 17/VIII/1997), formaron un matrimonio que trajo al mundo una superdotada estirpe flamenca que, sin apartarse jamás de la esencia jonda, formará por sus cualidades una verdadera revolución.
Su primer vástago, María Lucía Sánchez Gómez (Algeciras, Cádiz, 6/VII/1935-9/I/1999), sobradamente dotada para la canción, marcó una excepción al rehuir los escenarios y ser el único miembro de la prole que se mantuvo apegado a la tierra que la vio nacer. Pero estaba escrito, su hijo, José María Bandera Sánchez (Algeciras, Cádiz, 14/II/1960) se convertirá en un guitarrista puntero, dándose a conocer con sus tíos. A María le siguió Ramón (Algeciras, Cádiz, 5/II/1938-Madrid 20/I/2009), quien como Ramón de Algeciras fue conocido por todo el planeta flamenco desde que, muy joven, se pudo integrar en las principales compañías merced a su solvencia guitarrística, pues dominaba los malabares de la gran eminencia del género en España: Manuel Serrapí Sánchez, Niño Ricardo (Sevilla, 1/VII/1904-14/IV/1972). Aunque también se instruirá en la guitarra su hermano Antonio (Algeciras, Cádiz, 31/VII/1942-17/V/2014), este buscó el medio de vida en el mundo de la hostelería, aún sin perder jamás su vinculación al ámbito flamenco –donde fue conocido cariñosamente como el Tío Pringue-, y de esa guisa su hijo Antonio Sánchez Palomo (Madrid, 1984) alcanzará a convertirse en segundo guitarrista de la compañía de su hermano Paco. A Antonio le sigue el primer hermano al que han de llamar genio y el único que nos queda de ellos, José, Pepito de Algeciras, en lo sucesivo Pepe de Lucía (Algeciras, 25/IX/1945), cantaor, compositor, guitarrista, padre de la exitosa cantante Malú (fruto de su matrimonio con la bailaora y cantante Pepi Benítez, que conoció durante su estancia en el tablao Las Brujas, de Madrid, y que fuera parte del grupo Arena Caliente). Y el inefable Paco de Lucía (Algeciras, Cádiz, 21/XII/1947-Playa del Carmen, México, 26/II/2014).
A todos los adiestró don Antonio Sánchez, el cabeza de familia, pero colaboró en la formación flamenca de las criaturas el que fuera padrino de Pepe, José Santiago Mateo, el Niño de la Botellas (Jerez, 1929-Algeciras, 1953), tocaor aficionado que animó a la chiquillería de los Sánchez Gómez a tirarse pronto al ruedo artístico. Ya en 1958 pasaban por Radio Algeciras y a fines del 59 actúan frente al público en una función benéfica, y repiten en 1960, además de incorporarse el 26 de junio de 1960 al elenco que congregó la Plaza de Toros local, donde se aunaron las veteranías de Rafael el Tuerto o el Chato Méndez con la despampanante juventud de los Chiquitos y su hermano Ramón, actuando también Dominguillo, que colaborará en las grabaciones de los infantes como letrista.


...y allá que se fueron a la capital, echándole horas de tren expreso para parar un AVE, los Chiquitos y el padre de las criaturas, don Antonio, con sus exiguos ahorros... 
continuará...

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