lunes, 29 de octubre de 2018

Fernanda y Bernarda de Utrera, "en la mente de tod@s l@s cabales" (1ª parte)

"Han sido, son y serán siempre las Niñas de Utrera; las hermanas cantaoras; las nietas de Pinini; eternas Fernanda y Bernarda. El día en que nacieron seguro hubo fiesta grande en Utrera, alboroto en la Calle Nueva."
Inicio del texto de José Manuel Gamboa para el volumen 7 de la colección 'Cultura Jonda', una colección que volvía a poner en circulación discos editados por el sello Fonomusic desde los años 50 -y alguna grabación inédita como, "el volumen 4, De Cádiz... aquella Venta Vargas, que incluye una histórica grabación en directo del I Concurso de Alegrías, celebrado en La Tacita en 1952. Compiten Manolo Vargas, entonces pescadero afisionáo, Juan Vargas y dos jóvenes ilustres: Chano Lobato y el Chato de la Isla. Y ofrece el sonido del taconeo de Pastora Imperio, que bailó para el ganador de las 10.000 pesetas, Manuel Vargas" (A. Álvarez Caballero).


Un total de 22 discos que serían publicados a lo largo de 1997. Puede que traigamos alguno más de esta colección para la serie de textos tomados de los libretos que van con algunos discos de la gran discoteca flamenca de la Biblioteca Pública de Valladolid. Y decimos "puede" porque vamos por orden alfabético y este es el primero y esperamos no sea el último.
Os dejamos con una primera parte, donde Gamboa traza un recorrido por la vida profesional y artística de Fernanda y Bernarda de Utrera, hasta ese 1997; en la segunda parte, detalles, comentarios sobre el contenido del disco que junta dos álbumes de los 70 de las dos hermanas cantaoras, ciertamente "eternas":

Vinieron al mundo en aquel señorial pueblo de Sevilla, Fernanda, la mayor, en 1923; Bernarda, en 1927. Fue en el número 20 de la Calle Nueva, la de Pinini, la del abuelo que trabajaba en el matadero y vivía para la fiesta y la alegría al son de sus cantiñas y sus alboreás.

La Calle Nueva
se ha alborotado
porque Pinini
se ha emborrachado

Hijas de José Jiménez 'José el de la Aurora' e Inés Peña 'Chacha Inés', hija ésta, a su vez, de Josefa Vargas Torres y Fernando Peña Soto, Popá Pinini. Así se inician las dinastías. Los Pinini proceden de Lebrija y por las ramas de la estirpe se extienden los nombres de Bastián Bacán, Pedro Bacán, Miguel el Funi... a los que se unen los de El Perrate, La Perrata, El Lebrijano, Pedro Peña, Bambino, Gaspar de Utrera, etcétera. De oficio carniceros, los Peña Peña o 'Pinini' nunca se dedicaron al arte profesional. Las Niñas, hijas de carniceros por ambos lados, representan la matriarcal primera generación de artistas.
Antes de dar ese paso al mundo del espectáculo, Fernanda y Bernarda eran sobradamente conocidas y queridas por los flamencos. En su casa, de la calle Antón Quebrado, pasaron momentos inolvidables toda clase de flamencos: desde Antonio Mairena a Juanito Valderrama, desde El Príncipe Gitano hasta Manolo Caracol, y, cómo no, su 'fan' número uno, Lola Flores. Eran los tiempos en que Sevilla concentraba el mundillo profesional. Todos los que actuaban por la redonda y tenían paladar, acababan recalando en Utrera para escuchar a las hermanas. Bernarda empezó bailando, mientras su hermana, desde los diez años, le cantaba. Lo hacían por amor al arte, en las bodas, en los bautizos...
El cineasta y dramaturgo Edgard Neville les propuso, en 1948, intervenir, junto a su prima Juana la Feonga, en el rodaje de la película monográfica sobre el género, 'Duende y misterios del flamenco', que estaba preparando. Aquella resultó la primera intervención pública de Fernanda y Bernarda.

Curiosamente, será Bernarda quien interprete a cámara el primero de los cantes por soleá, Fernanda, la reina absoluta de este estilo, aparece acompañándola a las palmas. La escucharemos de seguido, como fondo a las imágenes en que Juan Belmonte tienta una vaquilla. Y es que las tomas se hicieron en la finca Gómez Cardeña, de Juan Belmonte. Aquel cortijo cercano a Utrera, fue la última residencia del inmortal torero. Juan le confesaría a Josefina Carabias: "... es un sitio ¡cómo para morirse allí!"...
La película no se estrenó hasta finales de 1952 y obtuvo al año siguiente una Mención de Honor en el Festival de Cannes. Pero el verdadero debú ante el público de las hermanas llegaría un lustro después. Antonio Mairena hizo las gestiones para que Fernanda y Bernarda se presentaran en Madrid. José Jiménez, el padre de 'las Niñas', se cerraba en banda ante la posibilidad de que ellas se dedicaran al arte. Tenía prevención a que las gentes del pueblo pensaran que era un "mantenido". Él tenía su oficio de carnicero y no faltaba dinero en casa. Pero el director del tablao madrileño Zambra deseaba contar con ellas. Antonio Mairena logró convencer a don José, que ya andaba viejecito el hombre. En 1957, las Niñas entran a formar parte del Cuadro Grande en el incomparable tablao Zambra, donde están un breve plazo de tiempo, antes de pasar, por tres meses, al Corral de la Morería, colocadas por Pastora Imperio. Bernarda, con Gaspar de Utrera y el Niño Ricardo, estuvo un mes en Torres Bermejas. Después, nuevamente juntas, inaugurarán Las Brujas, donde figurarían cerca de un año, hasta la muerte de su padre.

Con Perrate y Diego del Gastor.
Las Brujas, que ofrecía como mayor aliciente comercial a un cuadro de bellezones, sostenía también un compromiso con el arte verdadero. Recordamos ahora la ocasión en que, a finales de los años 80, fueron reclutadas para la promoción televisiva de un automóvil francés, de nombre Triana. La Fernanda, mientras era maquillada, con magnífico sentido del humor avisaba; "Nosotras nos ponemos, pero ¿no queréis que enseñemos las piernas? Si no vendéis ningún coche la culpa es vuestra". Se vendió.
En 1959 muere José el de la Aurora y sus hijas, enlutadas, se presentan a la fas final del II Concurso de Arte Flamenco de Córdoba, donde las descubre el mundillo de la flamencología: Fernanda se alza, tras Juan Talega, con el Segundo Premio de cante por soleá y polo; las hermanas comparten el Primer Premio de tientos y bulerías. Anselmo González Climent, miembro del jurado cordobés e inventor del término "flamencología", dejó constancia de la convulsión que produjo la llegada de Fernanda:
"El concurso promediaba sin mayores alternativas de sorpresa o valor estimable (salvo la figura un tanto previsible de Juan Talega) hasta que apareció la Fernanda de Utrera y puso el ambiente cordobés al rojo vivo (...) Después de oír a la Fernanda de Utrera, cualquier otro cante nos suena a charla vacía".
Aquel año las hermanas participan en el álbum, Sevilla, cuna del cante, su primer disco.
Tras su estancia en Las Brujas, don Fernán A. Casares, el dueño de Zambra, les ofrece un contrato para intervenir en el Pabellón Español de la Feria Mundial de Nueva York, en 1964, donde estarán cinco meses junto a compañeros como Juan Varea, Rafael Romero, Rosa Durán, Perico el del Lunar, Antonio Gades, Fosforito, Juan Habichuela, Manuela Vargas, Mariemma, Enrique Morente, Juan Serrano... En la mencionada exposición mundial, las atracciones del recinto español se llevaron la palma. Tanto es así, que esta edición se llegó a conocer popularmente como la feria de España. Por repetida, no dejaremos de mencionar la anécdota que precedió al viaje trasatlántico de las nietas de Pinini. La cuenta la propia Fernanda:
"Mi madre, como era tan antigua, nos aconsejó por la radio de aquí, de Utrera, que se enteró todo el mundo, que como íbamos a una feria nos lleváramos harina para poner un puesto de calentitos, de churros, por si la cosa no iba bien".

Ya se había puesto en marcha el Potaje Gitano de Utrera, que inaugura la fiebre festivalera andaluza, pero Fernanda y Bernarda no actuarán en él hasta la VII edición, de 1963, en calidad de máximas figuras. Tras la estancia neoyorquina, las hermanas se incorporan de lleno al circuito festivalero de la canícula sureña. No dejan por ello de actuar en tablaos. En 1966 trabajan en el madrileño Villa Rosa y en sus históricos cuartos. Con la compañía de la bailaora Manuela Vargas realizan una gira a lo largo de 1967, año en que la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera les otorga su Premio Nacional. Vuelven a Zambra en la siguiente temporada, en la que disfrutarán del cariño de su pueblo natal, que les dedica el Potaje correspondiente. Finalmente, algo cansadas del trajín profesional, en los primeros años setenta regresan, para quedarse, a Utrera, desde donde saldrán para cumplir con sus compromisos profesionales, entre ellos la grabación de discos. De esta época son los álbumes que presentamos. Bernarda, devota de la Virgen de la Consolación, hablaba así con José María Velázquez, en el irrepetible programa televisivo 'Rito y Geografía del cante', realizado por estas calendas:
"Fernanda hace su cante y yo el mío, pero siempre el suyo es mejor. Ella es más difícil de comprender que yo pá los públicos. Por ejemplo, si ella le gusta a diez, yo le gusto a veinte. Pero ella es mucho mejor que yo. A mí no me gusta el arte. La verdad, sé que tengo que vivir de él, pero no me gusta el artisteo. Prefiero estar Utrera. Cuando hay que ganar dinero, voy a Madrid a grabar; si me llaman de una fiesta, voy, pero en Utrera no me va mal y por eso sigo aquí. Con el cuplé por bulerías he tenido una poquita de aceptación; es lo que la gente me pide. Al público hay que darle lo que pide. El cuplé es una cosa corriente. Ahora, hay que saberlo cantar también".
No es que antes de la fecha mencionada las hermanas estuvieran ausentes permanentemente de su tierra. Tan solo ocurre que es entonces cuando deciden asentarse nuevamente allí. Fernanda nunca desaprovechó momento para estar de fiesta con su gente y en su tierra. Innumerables e interminables son las fiestas al lado de su tocaor favorito, Diego el del Gastor, de las cuales hay una buena proporción grabadas por los aficionados del rincón y los apasionados 'guiris', que tanto se entregaron a este arte encandilados por la figura de Diego. Fernanda, si tuvo, si tiene un ídolo en el arte, este es Diego el del Gastor, con quien más y más a gusto cantó.

Fernanda y Bernarda seguirán trabajando desde entonces como estrellas de cartel, acudiendo a los principales encuentros flamencos -Bienal de Sevilla, Cumbre Flamenca. En 1988 saldrán de gira americana con el poderoso espectáculo, 'Flamenco Puro', donde se encontraban las figuras más señeras del arte gitano andaluz: Farruco, Juan Habichuela, Manuela Carrasco, Chocolate, Güito, Adela la Chaqueta, etcétera. Consiguen ese mismo año el Gran premio del Disco de la Academia Charles Cros de París, por un doble álbum impresionado en Francia -la mitad en estudio, la mitad en directo-, y graban un cante para la película de Mario Camús, La casa de Bernarda Alba. También Pedro Almodóvar, fascinado por el rajo de Fernanda, incluye una bulería suya, sobre una canción de Manuel Alejandro, en la película 'Kika' (1993). Aquello  trajo cola, porque en el disco utilizado por Almodóvar para la banda sonora, el tema aparecía registrado como popular y después resultó tener un padre importante... Además, según se dijo, Pedro no habló previamente con las hermanas... A nadie le amarga una promoción.
En enero de 1990 y en el Hotel Alfonso XIII de Sevilla, Fernanda recibiría la VI Distinción Compás del Cante. Estuvo acompañada por su inseparable hermana, y Pilar López, La Inés y La Pepa de Utrera, Caracolillo, Juanita Reina, Gracia Montes, duquesa de Alba -a quien Fernanda le dedicó un piropo: "Baila gitano que mejor que cuarenta gitanas". Y, nobleza obliga, tuvo que bailar-. El 7 de septiembre de aquel año, Utrera rotula una avenida del pueblo con los nombres de sus Niñas. Y seguirán los homenajes, los merecidos actos de cariño de toda la afición con las hermanas. Bernarda, con la vista casi perdida, Fernanda, con la voz herida, siguen estando en la mente de todos los cabales. Las hermanas, solteras, flamencas y cantaoras de Utrera son una auténtica reliquia. El eco solearero de Fernanda tuvo que aparecer en la película 'Flamenco', de Carlos Saura, para que el documento fuera de ley....

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