lunes, 18 de febrero de 2019

Antonio Mairena: La Casa del Mairenismo y sus duendes (I)


A mediados de los 90, la figura de Antonio Mairena no provocaba tanta división como lo hiciera en décadas anteriores (ortodoxia-heterodoxia / pureza-'fusión'...). Podía verse con cierta objetividad su destacado papel, alta relevancia dentro de la historia del flamenco. Esa objetividad se pone de manifiesto en el texto que escribiera José Manuel Gamboa para el nº 2 de la colección Cultura Jonda, El mairenismo. vol.1. Esta colección recuperaba grabaciones que iban desde 1952 hasta casi la fecha de edición -1997- de la veintena de discos que la conformaban. Publicadas en vinilo por el sello discográfico Movieplay, reeditadas en cd por Fonomusic (en 2008-09 por Warner).



Este disco, cuyo texto traemos al blog -primera parte de tres-, al no contar con la voz cantaora de Antonio Mairena -"No llegó a grabar con la empresa por tener obligaciones contraídas"-, se ocupa de su 'escuela', el mairenismo, de los cantaores y alguna cantaora que con tal 'movimiento' se puede relacionar (y de quienes se ocupa el volumen 2 de la colección). Y empieza con los más cercanos, sus hermanos, Curro y Manuel: La Casa del Mairenismo, que dice Gamboa y explica a continuación con su verbo sabio:
 
El mairenismo no es sólo una forma de interpretar el flamenco, es toda una teoría genealógica del cante y una concepción geográfica de su ámbito. En la figura insigne de Antonio Mairena (Mairena del Alcor, Sevilla, 1909-Sevilla,1983), se conjugan dos vertientes igualmente sobresalientes. la del cantaor fuera de serie y la del ideólogo activista con grandes dotes para la promoción. Fruto de ello, en los años sesenta y setenta (siglo XX) florece, al calor de Antonio, una manera de interpretar el cante grave y solemne, en la cual el marchamo gitano-bajo andaluz cobra especial valor. Dentro de esos parámetros, la labor de Mairena sirvió también, no se puede olvidar, para dignificar una profesión que empezó a ser más 'lucrativa'. En los festivales flamencos veraniegos de Andalucía, los artistas pudieron ver aumentada su categoría como músicos y, en consecuencia, alcanzar la debida remuneración económica por su participación en ellos.

Declaración de principios: La teoría mairenista por boca
del propio Antonio Mairena
"Para mí en el cante auténtico, desde los tiempos de Manuel Torre, Chacón o Pastora (Niña de los Peines), y anteriormente a ellos, por lo que me han comunicado por tradición oral, había los cuatro cantes básicos: el cante por seguiriyas, por tangos, por soleá y por tonás; lo que se entiende por el matiz del cante gitano-andaluz. Luego hay otros cantes que pertenecen al matiz que genéricamente se le llama flamenco, que es el derivado de todos los fandangos, como pasa con la malagueña, la taranta, la cartagenera, todos los cantes de Levante. Y hay infinidad de cantes, como pasa con la petenera, que también tiene sus calidades, naturalmente que las tienen..., pero es otro matiz distinto al cante gitano-andaluz.
La tierra donde mejor se da el cante es en Triana, en Jerez, en treinta o cuarenta kilómetros alrededor de Sevilla, en lo que baña el Guadalquivir que va de Sevilla a Cádiz. Luego vienen los Puertos y Cádiz. Y el rincón de la parte de Algeciras. Luego hay otros sitios, como pasa en Málaga, que ya es otro género, que nace del folclore andaluz y se ha introducido en el mundo del flamenco como cantes cantes de verdadero valor. Y como sucede en Málaga, ocurre en la provincia de Huelva, y en Córdoba, Jaén y Granada. en fin, esto llega hasta Almería y se introduce hasta Levante. Pero lo que es el cante de alta pureza gitano andaluz, eso es la geografía concretísima de Sevilla a Cádiz".
Pero, es más, Antonio quiso construir, con sus hermanos Curro y Manuel, su propia casa cantaora, para transmitir a las posteriores generaciones toda la monumental sabiduría flamenca tradicional de la que era portador. Bien es cierto que Antonio fue algo más que un mero transmisor. Muchas de sus aportaciones a cantes como la seguiriya, la toná, la liviana y la soleá eran de cosecha propia, aunque él se empeñó en restar valor, cuando no negar esa faceta creativa. Quiso mostrarse como revelador de viejos duendes.



En septiembre de 1975, Antonio Mairena, por motivos de salud, se despedía de su actividad profesional -lo que a decir verdad nunca llegó a hacer-, durante un homenaje que se le tributó en al décimocuarta edición del Festival de Cante Jondo que lleva su nombre. Paco Herrera actuó como mantenedor de la velada, que tuvo su punto álgido cuando Curro y Antonio Mairena, acompañados por la guitarra morena de Melchor de Marchena y la atenta presencia de Manuel Mairena, Nano de Jerez y El Poeta de Alcalá, interpretaron, respectivamente, seguiriyas y cabales. Antes, el maestro tuvo unas palabras de gratitud, transmutadas en apología mairenista emborrachada de siglos, que reproducimos a renglón seguido por considerarlas sumamente representativas del fenómeno que tratamos:
"En agradecimiento a esta grandeza de homenaje que el ilustre Ayuntamiento de mi patria chica Ha tenido a bien tributarme en esta noche de mi parcial retirada, he querido corresponder. Yo no me he sacado de la manga el mairenismo. Lo he sacado de 200 años o 250 años de mairenismo, de la gitanería que aquí se asentó con motivo de la feria más grande que ha tenido España. Toda la tradición gitana de Mairena y toda la tradición cantaora no gitana va incluida en este pequeño libreto que he querido recopilar para que nuestro Ayuntamiento conserve para la posteridad y sepa que este mairenismo no es un mito, es una realidad".
Antonio Mairena estuvo muy conectado a la discográfica Movieplay. No llegó a grabar con la empresa por tener obligaciones contraídas. Sin embargo, el catálogo flamenco de Movieplay refleja como pocos el ámbito de ese mairenismo que, a comienzos de los sesenta, se encontraba en pleno auge. Aquí grabaron sus primeros o únicos álbumes, con Melchor de Marchena -la guitarra eternamente compañera de Antonio-, algunos de los cantaores más unidos a la Casa de los Mairena. Tal vez quien lo estuviera más directamente fuese su propio hermano Curro. Aunque había impresionado algunos cantes en obras colectivas, incluso junto a su hermano Antonio, en Movieplay grabó, jaleado por Manuel Mairena, este su raro álbum de larga duración. Raro por ser el único que nos legara; raro, por permanecer casi inédito para la mayoría de los aficionados; raro, por contener una misteriosa forma de cantar, que besa continuamente la cara del duende.



[El disco que aquí hemos traído, lleva por subtítulo, Los duendes de Curro y Manuel Mairena y guitarras de Melchor de Marchena y Enrique de Melchor -el mairenismo también llegó al toque-, recopila el siguiente material discográfico de los dos hermanos:

De Curro, una seguiriya y sevillana incluída en el disco Homenaje a Andalucía (1971), de Melchor de Marchena; y la totalidad de ese "raro álbum", El duende de Curro Mairena (1971), donde interpreta: Soleares de Alcalá; Tarantos; Seguiriyas de Manuel Torre; Tientos; Seguiriya de Manuel Torre, Francisco la Perla y Frasco el Colorao; Soleares de Cádiz y La Serneta; Bulerías por Soleá; Tonás.
De Manuel Mairena ofrece cuatro fandangos procedentes del disco que compartiera con Niño León (1975); y cuatro saetas del EP, Mi saeta gitana (1971).
En las siguientes entradas, José Manuel Gamboa escribe sobre los dos hermanos y aporta una guía de escucha de este primer volumen del Mairenismo].



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