sábado, 27 de febrero de 2016

Imagen sobre las generaciones flamencas del siglo XXI, por Alberto Valverde Travieso

La Tertulia Flamenca de Valladolid suele recurrir a pintores, dibujantes, ilustradores, artistas de la imagen, generalmente de esta ciudad-provincia, para que plasmen con su arte algunos de los temas que se tratan en sus citas mensuales de la Biblioteca Pública.
En la última sobre 'las generaciones flamencas del siglo XXI', el turno fue para Alberto Valverde Travieso (Valladolid, 1953), pintor, grabador con una larga trayectoria, sobre todo en el mundo del grabado, que comenzara en los años 70 y prosigue en la actualidad (un vistazo a su obra en este enlace).
Alberto combina bien con todas estas generaciones, pues son varias las que están tomando el relevo, asumiendo la responsabilidad de dar continuidad en este siglo al flamenco, de cargar con su peso. El pasado mes de noviembre fue invitado por la Galería La Maleta a participar en 'open workshop' sobre su especialidad. Allí se juntaban la exposición de parte de su obra de distintas épocas con su labor de docente, igualmente larga y en activo. Sobre ésta decía que, «hay que empezar por el principio, lo básico para ir evolucionando»; sobre sus inquietudes como artista, "siempre estoy a la búsqueda de algo nuevo; lo formidable del grabado son sus posibilidades de experimentación: no paras de encontrar recursos y soluciones para la búsqueda plástica propia».
Podría aplicarse al flamenco. Y esta es su visión, la imagen sobre las generaciones flamencas del siglo XXI:


Las obras de los artistas que participan en la Tertulia Flamenca suelen acompañar una guía de audio -como si fuera un disco- que viene a completar la exposición comentada del tema a tratar y los vídeos que se proyectan, en dos horas no hay cabida para tanto como se querría. Para el tema que nos ocupa, se hizo esta selección (en base al material discográfico que disponíamos, hay más, much@s, tómese esta selección como una muestra representativa; en una próxima entrada entraremos en detalles sobre lo que dio de sí esta cita en la Biblioteca, y una cierta explicación de por qué esos cantes):

- Rocío Márquez. Soleares
- Antonio Reyes y Diego del Morao. Fandangos
- Rubito hijo. Romance
- Rafael Jiménez 'Falo'. Montañesa
- Los Mijitas. Soleá por bulerías
- Daniel Casares. Rumba
- Gema Caballero. Panaderas
- Rocío Segura. Caña
- Jesús Méndez. Bulerías
- David Lagos. Siguiriya
- La Yiya. Tonás
- Argentina. Serrana
- Esperanza Fernández y Dorantes. Himno de los gitanos
- Rocío Márquez. Colombiana.

(Añadir que la voz cantaora de Niño de Elche también estuvo presente; ya que hacíamos nosotros la presentación del tema -y algo así se esperaba, creemos-, tuvimos una idea sobre él y sus 'Voces del extremo', lo contaremos).

martes, 23 de febrero de 2016

Enrique Lozano el Pescao grabará su nuevo disco, en directo, en Valladolid (15 de abril)

El pasado viernes en la Tertulia Flamenca se confirmó el día y lugar de la grabación del nuevo disco del cantaor Enrique Lozano el Pescao. Una grabación en directo, el día 15 de abril en la Sala Experimental del Teatro Zorrilla de Valladolid. Habrá un día más, que queda por determinar si será el 14 o el 16.


La propuesta cuenta con la colaboración y participación de quienes llevan el Café del Teatro (Santi y Mario, bien conocidos por su labor flamenca -y de jazz y otras músicas- en esta ciudad cuando estaban al frente del desaparecido Café España), del periódico digital últimocero, y de esta Tertulia de la Biblioteca Pública de Valladolid, que trasladará su cita mensual al recital de Pescao, de ahí el anuncio a los asistentes del pasado viernes para que acudan y hagan correr la noticia.
La sala donde se grabará el disco dispone de unas 80 localidades y se ha previsto un precio de 10 euros la entrada para sufragar gastos.
Pescao es cantaor querido en esta ciudad -y de cualquier buen aficionado sea del lugar que sea- y se ha decidido a grabar un nuevo disco muchos años después de la aparición de Gitano de tierra adentro (1994), que le descubrió y del que nunca se ha sentido satisfecho. Esta grabación llega con un cantaor en pleno dominio de lo quiere hacer y transmitir como artista flamenco.
Pudimos comprobarlo -para algunos seguidores suyos: una vez más- hace dos años en una Tertulia de la Biblioteca a él dedicada donde hizo su cante, habló de sus ideas y mostró su manera de ser como persona y artista, de lo que dimos cuenta en este blog (1 y 2). Apunten la cita en sus agendas, pasen la información, será una de esas ocasiones únicas.

sábado, 20 de febrero de 2016

Club Flamenco (41) Introducción a l@s 'Jóvenes Flamenc@s' del siglo XXI


(Ayer viernes nos tocó hacernos cargo de la Tertulia Flamenca, en la Bilioteca Pública de Valladolid, participación de este blog dentro de la línea que esta cita promueve, que los asistentes no sean meros oyentes pasivos, sino sujetos activos. Propusimos hablar de y escuchar a las nuevas generaciones flamencas, las del siglo XXI. A modo de introducción Pedro Sanz escribió este texto  a modo de guía para situarnos y orientarnos en este tema. Dejaremos para una próxima entrada lo que dio de sí esta Tertulia, que empezaría, antes de la lectura del siguiente texto, con este vídeo).


'Jóvenes Flamencos'. Con este nombre, a mediados de los años 80, una casa de discos (Nuevos Medios) empezó a definir y difundir un buen número de grabaciones de jóvenes cantaores y cantaoras para diferenciarlo de los artistas consagraos, y que por entonces empezaban a fluir en el panorama flamenco y llegaban a las casas discográficas en mayor número de lo habitual.
Esta llegada coincide con la etapa de mayor esplendor de tres artistas y con el mayor proceso creativo hasta la fecha en la historia, propiciando la mayor revolución en toda la historia del flamenco: Camarón de la Isla, Paco de Lucia y Enrique Morente. Estemos o no de acuerdo, un hecho es indiscutible: la asistencia a los conciertos aumenta, se llenan los teatros más importantes del mundo, la publicación de discos se multiplica, etc. etc.
Este hecho está recogido y ampliado en los anales de la historia del flamenco por los más prestigiosos escritores e investigadores.
Anteriormente a esta etapa los artistas flamencos, en la gran mayoría de los casos, procedía de familias con tradición, y en menor media estaban los que no tenían ninguna vinculación familiar y procedentes de asientos no Andaluces. Hoy son much@s los que nada tienen que ver ni con la tradición familiar ni con el asentamiento geográfico.
Más allá de centrarnos en las figuras más significativas de estos últimos 20 años (Miguel Poveda, Mayte Martin, Arcángel, Estrella Morente...), por ser suficientemente conocida su trayectoria, nos vamos a detener en otr@s menos conocid@s que nos aseguran que el flamenco está en un buen camino.
Marcando como punto de inflexión la fecha anterior, podemos afirmar que el flamenco, en sus tres disciplinas de cante, baile y toque, sigue una línea ascendente en calidad y cantidad. Mucho que decir en este sentido la tienen, por este orden: los festivales y concursos flamencos -La Unión, Bienal, Jerez, Córdoba...-, las Peñas y los numerosos centros privados y públicos como Amor de Dios o Fundación Cristina Heeren.
Actualmente existe un nomina de artistas más que representativa de cante, baile y toque; tod@s ell@s jóvenes y algun@ con más edad, pero que se puede entrar en esta cosecha a la que hacemos referencia; y que hemos denominado por JOVENES FLAMENCOS, para diferenciarlos como hemos dicho, de los consagrados.
Por citar algún factor a favor de esta generación -luego en la charla iremos viendo otros- estarían sus grandes conocimientos de los cantes, conocen cómo están estructurados, el compás, la tonalidad... hecho este que les permite adentrarse en otros estilos que no son precisamente flamencos.

domingo, 14 de febrero de 2016

Los motivos para 'Mi retoque al cante jerezano', de David Lagos (por Carlos Martín Ballester)

(Traemos otro texto procedente de un disco, el incluido en Mi retoque al cante jerezano, de David Lagos. Escrito por Carlos Martín Ballester, aficionado, estudioso del flamenco y coleccionista de discos, especializado en las grabaciones a 78rpm y cilindros de fonógrafo -para lo que creó esta web-, responsable también del blog El Arqueólogo Musical. En el texto Martín Ballester cuenta los inicios de la grabación y comenta los diversos cantes incluidos en el disco del cantaor).


"Hará dos o tres años cuando David me comentó en Madrid que estaba considerando la posibilidad de sacar un segundo disco tras El espejo en que miro, editado en 2009. La conversación pasó de ser un mero intercambio de ideas, a una sugerencia envenenada por mi parte: ¿y por qué no haces un recorrido por el cante jerezano del último siglo? Motivos había: no era normal que un corpus flamenco tan rico y extenso en variantes como el jerezano se fuera reduciendo con el transcurso de las décadas a un puñado de cantes y estilos.
La aventura no consistía en adoptar formas flamencas alejadas del acervo jerezano: sólo se grabarían estilos intrínsicamente locales y aquellos foráneos que contaran con el aporte fundamental de un artista de la tierra. El proceso de creación no pudo ser más sencillo y relajado (ventajas de la autoproducción): seleccione los cantes y estilos, elegí y grabé las versiones más adecuadas, y se las mandé a David. A él le correspondió escucharlos con detenimiento, asimilarlos, y lo más importante, imprimirles su propio carácter. La aportación de su hermano Alfredo y la imprescindible labor de Santiago Lara como productor musical y guitarra protagonista, contribuyeron a cerrar el círculo.
El disco se abre con uno de los cantes bandera de Jerez: la bulería por soleá. Entre otras fuentes de inspiración, las obras de Juanito Mojama e Isabelita de Jerez han sido obras de referencias ineludibles. Los tangos comienzan con un sentido ayeo de preparación, para recordar seguidamente la memoria de El Garrido de Jerez (sigue esperando que su tierra le reivindique como merece), Antonio Chacón, El Niño Medina y Juanito Mojama. Cuando este disco no pasaba de ser una mera posibilidad, estaba convencido de que la petenera y la guajira eran dos de los cantes que debían de incluirse. Resulta extraño tener que explicar las razones, dado que nos encontramos ante dos cantes de una belleza extraordinaria. Aunque nos centramos en la obra de El Niño Medina, hay que recordar la enorme labor realizada por otros jerezanos ilustres como Manuel Torres, Antonio Chacón, Isabelita de Jerez, El Garrido de Jerez, etc.
En el instante de afrontar la soleá, la figura de Frijones surge de una manera sobresaliente. La versión personalísima de David es rematada por un recuerdo a Agujetas el Viejo a través del estilo de Carapiera. Era inevitable recurrir a la magna obra de Antonio Chacón cuando se trataba de encarar la malagueña. Entre todas sus obras, la elección estaba clara: según Fernando de Triana, la favorita del genio de la calle Sol era la conocida como A dar gritos me ponía. Una vez elegida la obra, parecía acertado acercarse a la misma a través de la personal mirada de Luisa Requejo, otra jerezana que espera, y que legó una versión extraordinaria.
La seguiriya  recoge influencias de Manuel Torre y Juanito Mojama primero, y de Rafael Ramos Antúnes el Gloria, en el cierre de El Marruro. A modo de coda final, homenaje a otro de los más grandes seguiriyeros jerezanos, Antonio Chacón, a través de su versión de Curro Dulce. Como soporte guitarrístico, que no acompañamiento, se percibe la sonanta de Perico del Lunar. Los fandangos, basados en formas de El Chocolate y El Sordera, brotan renovados gracias a la creatividad de David.
En las bulerías se recogieron ecos de Santiago y la Plazuela a través de las voces de Isabelita de Jerez, Juanito Mojama y el Sernita, entre otros.
El último tema representa la creatividad, en estado puro, de David Lagos y Santiago Lara".

Carlos Martín Ballester. Madrid, diciembre de 2013.


También David Lagos escribía un texto sobre el por qué de esta elección para su disco:

"(...) Al principio me asaltaban muchas dudas sobre el proyecto, ¿no son ya lo bastante buenas esas obras como para dejarlas tal cual? ¿quién soy yo para poner, quitar o modificar el más insignificante detalle a semejantes obras de arte?.
Pero luego me paré a analizar mi punto de vista ante el flamenco, ante el arte, ante la vida: Me niego a ver el cante como un museo de obras muertas, cerradas o intocables. ¿No resucita un cuadro cada vez que alguien lo mira, o un libro cada vez que alguien lo lee, o una copla cada vez que alguien la escucha y/o la canta? Creo que el cante renace cada vez que se interpreta, o quizás sea mejor decir, que el cante nace cada vez que se reinterpreta.
Vaya por delante mi admiración y respeto a todos los homenajeados en este disco. Salvando infinitas distancias, esta obra huye de cualquier imitación, pues hubiera sido torpe por mi parte la más mínima comparación. Sólo he tratado de plasmar mi manera de ver el cante, adaptándolo a los medios de los que dispongo. Aportando mi granito, sin pretensiones, pero sin miedo, pues está hecho con todo el amor del mundo. Ese, para mí, es el camino de la evolución. De mi evolución".

domingo, 7 de febrero de 2016

Los primeros discos de Enrique Morente c@ntados por José Manuel Gamboa. Guía de escucha (2)


(Segunda y última parte del texto escrito por José Manuel Gamboa para el recopilatorio de los primeros discos de Enrique Morente, ... Y al volver la vista atrás, recientemente editado. Más datos, en la 1ª parte. Espero que lo disfruten tanto como nosotros).


Morente, ¡A grabar!; nosotros, ¡A escuchar! (2)
 
En la Cervecería Alemana, de la madrileña Plaza de Santa Ana, tres colegiales, ya mayorcitos, vamos, de colegio mayor, del San Juan Evangelista, Andrés Raya, José Luis Ortiz Nuevo y Francisco Gutiérrez Carbajo, le mostraron un librito prohibido a Morente, quien descubre el contenido: “Era de Miguel Hernández y enseguida me di cuenta de que esos textos podían cantarse por flamenco”. La fuerza poética de aquel bardo maldito inspiró su tercer álbum: “ENRIQUE MORENTE. HOMENAJE FLAMENCO A MIGUEL HERNÁNDEZ” (Clave 18-1251 S, 1971).
Aún cuando Morente no se movía un ápice de los cánones tradicionales, por su inclinación chaconiana en pleno mairenismo –que se impuso defenestrar a quien fuera nominado “Papa del flamenco”- había muchos que le tenían ojeriza, ¡qué no sería después! Imaginen la trifulca contra este hombre de buena voluntad, que se puso a cantar a Miguel Hernández, nada más y nada menos. Fue un flamenco el primero en devolverle la vida pública a aquellos versos de rojo pasional. Cuando apareció el disco, hubo quien se dio a buscar la identidad del tal cantaor Hernández…
Con su guitarrista de cabecera, Manuel Fernández Molina, Parrilla de Jerez (Jerez, 21/IX/1945-6/VI/2009), y el que a diario le acompañaba en el tablao Zambra, Pedro del Valle Castro, Perico el del Lunar (Madrid, 13/III/1940), se registró el álbum en los estudios Hispavox la temporada 1969/70. La censura franquista lo tuvo en dique seco hasta fines de 1971.
Tras sellarlo con un “Denegado”, en segunda instancia acordó aprobarlo pero sin el tema Aceituneros, con el toque de Perico, versión morentiana de Andaluces de Jaén sobre el cante por peteneras que practicaba Rafael Romero, que hemos recuperado en el cedé de rarezas. En México, donde Hispavox tenía su filial Gamma, se editó el LP antes y completo –salvo las soleares, por exceso de duración.
Se conjugan en esta entrega las influencias de sus maestros en Zambra, de forma general Juan Varea –Dios te va a mandar un castigo, bulerías por soleá-, sumándose a la inspiración Rafael Romero –El niño yuntero, malagueñas de La Trini con fandango del Albaicín-, sin olvidarnos de Bernardo el de los Lobitos, cuyo eco está presente en las dulces granaínas -Un veneno ‘pa’ que yo muera- y el momento sublime, con las Nanas de la cebolla. Muestran una inequívoca procedencia Morente, tanto por el repertorio lírico como por las cadencias musicales, los tientos, El carro de mi fortuna, y las soleares, Con la raíz del querer, con ecos alcalareños de Joaquín el de la Paula intercalados por el estilo trianero que se atribuye sin mayor certeza a Pinea el Zapatero.
Pero lo esencial fue la propuesta lírica/cantaora-creadora que hizo Morente. Sentado sobre los muertos fue la composición morentera inicial que planteó el disco, basada en primitivos romances sanluqueño-portuenses, algunos con dejos de petenera. Pero era tan de la casa que en su tiempo de nacimiento, 1969, no sabía Morente cómo tildarla, ni qué acompañamiento guitarrístico colocarle –finalmente se lo puso Parrilla. A esas alturas, no crean, Morente ya manejaba en secreto un curioso repertorio propio, caso insólito desde hacía décadas, que, sin embargo, ocultaba por temor a represalias… Cuando ejecutaba su singular seguiriya –Voces doy al viento- Rafael Romero siempre le preguntaba por la procedencia, y Enrique se lo atribuía a “un gitano viejo de Sanlúcar”…
Demostración sonora de lo antedicho queda de manifiesto en el disco de inéditos con la seguiriya Este pan moreno, cuyo segundo cante es precisamente la versión primera de Voces doy al viento. Se registró en 1971, junto a las alegrías Me tiene de tal manera, con el toque de Parrilla de Jerez, pero nunca hasta hoy se publicaron estas obras. Tras impresionarlas, el gran director de teatro y discípulo de Buñuel, Juan Ibáñez (1938-2000), quien acabó firmando la contra del disco español dedicado a Hernández, le propuso a Enrique una temporadita en México.
Allá se fue el 6 de septiembre de 1971, con Parrilla de Jerez y su hermana la bailaora Ana Parrilla. En principio era por tres meses y medio, pero Morente se hizo un máster de okupa azteca: “Iba pa un mes y me quedé un año”. Los Parrilla volvieron y Morente desde allá reclamó acá a un jovencito guitarrista madrileño de casta flamenca y sobradas facultades que había conocido en Zambra, José Manuel Ortega Heredia, Manzanita (Madrid, 7/II/1956-Alhaurín de la Torre, Málaga, 6/XII/2004). Con la perspectiva atlántica, Morente vio el cielo abierto: “Cuando me preguntan dónde aprendí a cantar, tengo que decir: en México. Yo me encontré a mí mismo en México. México significó la libertad. Empecé a liberarme de una serie de miedos, de advertencias... Fue en México con Manzanita cuando, él y yo, juntos, empezamos a inventar ritmos, a tocar y a cantar de otra forma. Era una cosa natural. Nos salía así, no es que quisiéramos descubrir América, pero, ¡por desgracia!, descubrimos cosicas…”.


Aquel viaje iniciático revelará a Morente que su barco era a la vez un portaaviones con despegues discrecionales hacia territorios ajenos a dogmas y confusiones, donde habitan oídos libres. Juntos, al regreso, Morente y Manzanita se integrarán en El Café de Chinitas antes de plasmar parte de la querencia exploradora en un disco de significativo título, “ENRIQUE MORENTE. SE HACE CAMINO AL ANDAR” (Clave 18-1342-S), que vino con la primavera de 1975.
Se grabó en varias sesiones dispuestas tras las actuaciones en el tablao –se nota el “dejo tablao”-, sin el más mínimo descanso aconsejable para recuperar fuerzas, y ahí está medio cuadro del local, Manzanita y Los Chorbos, Tony Maya… y Luis Habichuela, quien pronto le presentará a Enrique a su hermano Pepe…
Morente en México había perdido el miedo a la libertad, al qué dirán patrio-flamenco, y no se arredró a la hora de refrescar a lo festero su repertorio o bautizar las creaciones que presentaba a su nombre. Aquí aparecen los primeros cantes con denominación de origen desde los tiempos de la II República. Muestra sus propios tangos –A la hora de la muerte-, que causan gran impacto, sus tientos -Yo seré como la mimbre-, al fin su seguiriya, Voces doy al viento, repleta de semitonos mineros como sus fandangos -Contando los eslabones. Estos últimos, por cierto, con Paco de Lucía los registró Camarón de la Isla antes que Morente «Ni que me manden a mí»-, aunque el padre del guitarrista y productor ocultó la procedencia. En cualquier caso, Camarón fue a disculparse ante un Morente que antes que molesto estaba feliz por escucharle a José su cante. Había química entre ambos.
Acerca del repertorio tradicional morentizado hemos de referir los fandangos del Albaicín, Granada, calle de Elvira, la versión ligera de aquellos inaugurales de Frasquito Hierbabuena, o las gaditanas alegrías Sale el sol.
Interpreta a modo de tarantos la levantica, en Minerico barrenero; lo hizo primero para una coreografía de Mario Maya y Carmen Mora, después secundando a Loli Flores y Manuela Vargas, e impuso moda entre la profesión que tomó la costumbre de hacer estas músicas en aire binario bailable: Camarón, Rancapino, Juanito Villar, José Mercé, etcétera. Completando el apartado minero aporta Trabajar y madrugar, cantes de tarantas-mineras que Chacón reformó partiendo del repertorio almeriense y unionense. Entregado afronta Enrique con cadencias propias las soleares Lloré más que Jeremías, que hunden sus raíces primero en aires de Alcalá y segundo de Triana –por Mairena atribuidos a La Andonda-, para rematar, a la antigua forma, con una bulería por soleá.
Al ver al hereje levantarse y hacer camino al andar, la santa flamencología puso el grito en el santo cielo.
Hubo excepciones. Un valiente que escudó el determinante paso de Morente, fue Fernando Quiñones. Desde las páginas de ABC (19/IV/1975) alabó su gesto, apoyando la urgente necesidad de caminar por sendas diferentes recuperando cada cual su propia voz. Con la obligada cautela Quiñones piropeó el trabajo y las creaciones personales del cantaor, eso sí, «peropeando», poniéndole peros, negándoles valor a los tangos que él vio como «rumbitas de Peret». Nadie es perfecto.
Unas “rumbitas” de genuino sabor tanguero sacromontano y rítmica de Caño Roto que concluían con un guiño a Federico, el recuerdo a “Doña Rosita la soltera”: Abierta estaba la rosa… Este mismo año 75 aparecieron de inmediato dos versiones alternativas, con letras adaptadas a la música de Morente. Una del cantaor trianero Curro Fernández, “No reniego de mi raza” (Moviplay/Gong, 1975), y otra en son de gipsy rock a cargo del grupo folkflamenco almeriense Cal y Canto, “Cada verso un camino” (Polydor 23 85 102, 1975). Con “Se hace camino al andar” se iniciaba también el concepto de “se hace camino al copiar”, que cuajará de giros morentianos el flamenco presente. Muchos de los hallazgos del momento han pasado de manera casi anónima al acervo flamenco. Las entonaciones atarantadas de Morente, su concepción de los tangos –más jaleos y bulerías por venir-, las nuevas variantes de viejos géneros, la dimensión catedralicia de la tonalidad..., son los primeros eslabones de una cadena que se prolongó en múltiples direcciones.
A propósito, escuchemos las palabras que en 1993 nos dejó Manzanita:“Con Enrique Morente hice Se hace camino al andar. La verdad es que Enrique siempre ha sido un hombre muy innovador, muy inquieto. Él me ha enseñado mucho. Yo creo que la mayor parte de lo que soy yo me lo ha enseñado él. Me enseñó lo que era la poesía. El disco que hicimos... Yo creo que de ahí, de ahí empezamos a partir mucha gente. Todavía hoy escuchas ese disco y está actualizado, parece que está hecho ayer. Yo estoy muy contento de ese trabajo y me imagino que él también. Nos queremos muchísimo. Fue una experiencia irrepetible. Muchas veces hemos pensado en hacer otro trabajo juntos, pero las circunstancias lo han impedido”.
Nada es eterno y ya no podrá ser. Pero, al menos, gracias a las gestiones de Javier Bilbao, se han rescatado de los archivos Hispavox descartes del álbum de marras, que hoy adquieren particular valor, con Morente y Manzanita mano a mano. De los famosos tangos A la hora de la muerte hemos logrado recomponer dos piezas alternativas, una, magnífica, donde únicamente escuchamos la voz en directo de Morente, y una segunda en la que se dobla haciendo un dueto como los que a inicios de los años 60 practicaban La Perla de Cádiz y María Vargas, cantando al unísono por alegrías; aquí lo hace Enrique por tangos y está que se sale. Y por otra parte ha surgido una joyita, muy significativa en la biografía de Morente. Nos referimos a los fandangos de don José Cepero, Pa ese coche funeral, que el granadino puso en actualidad. Les refrescamos el episodio. Coincidieron el tremendo Proceso 2001 y el atentado al presidente del Gobierno almirante Carrero Blanco. Aquel día señalado, 20 de diciembre de 1973, Enrique Morente anunciaba un recital en el Colegio Mayor San Juan Evangelista. Y cantó, pero poco. Tan sólo el añejo fandango: Pa ese coche funeral / yo no me quiero quitar el sombrero, / pa ese coche funeral, / que la persona que va dentro / me ha hecho a mí de pasar / los más terribles tormentos. 
De seguido…, el acabose. Del escenario se llevó la policía a Morente, suspendiendo el recital, y al local se le sancionó con una multa de 100.000 pesetas…, que a cuatro años vista la Ley de Amnistía mandó a la papelera.
Con todo, lo más rupturista de Morente este rupturista año de 1975, será su colaboración en el primer disco en solitario del rockero sevillano Gualberto, “A la vida y al dolor” (GONG/Movieplay S-32.645), que sacaría el inefable Gonzalo Garciapelayo. Por aquello de los contratos en exclusiva, Morente aparece simplemente como Enrique, pero es tan inconfundible como Bob Dylan, no pasa desapercibido! Lo escuchamos en el disco de extras: La pincelada en Canción del arco iris (Rainbow song), el quejío lacerante entre sitares y sonantas en aire de bulerías por soleá de Terraplén, y el cante “semitonado” de Prisioneros –compartido con “cante” anglosajón- sobre una base rockera eléctrica y ecléctica. Allí los pelos largos jóvenes, aquí los flamencólicos con los pelos de punta. “¡En qué tribunal se ha visto / ni en qué sala ni en qué audiencia / al reo darle por libre / y al libre darle sentencia!”, canta Enrique antes de ir, casi, preso de tanto alarde de libertad. En su favor conste que este último cante por carceleras se lo transmitió Aurelio Sellés, del original martinete del gaditano Juan Cantoral –para Silverio el mejor de la especialidad-. Ya lo decía el maestro: “Solo retrocediendo podemos coger carrerilla para saltar al mañana”.


Consumando esta primera etapa profesional, Enrique Morente plasma una obra antológica, “HOMENAJE A DON ANTONIO CHACÓN. ENRIQUE MORENTE / PEPE HABICHUELA” (Clave 18.1380 S, 1977), culminación de esos tres lustros volcados en el desagravio a quien fuera indiscutido number one del género, calumniado por los flamencólicos –término aportado a nuestro bagaje léxico por Morente. Para la recuperación de la figura y el arte de don Antonio Chacón encontró Morente el aliado crucial en su amigo –y productor- José Blas Vega, quien, por su parte, entregará a la bibliografía flamenca un ensayo absolutamente esencial: “Vida y cante de don Antonio Chacón” (Ayuntamiento de Córdoba. Concejalía de Cultura, 1986). De momento unen voluntades en la confección de un doble álbum que recupere todos los cantes posibles de aquel genio jerezano. Antonio Chacón era el no va más a defender, recuperar y divulgar.
Mientras Blas Vega profundiza en el apartado histórico, Morente refresca su legado artístico para devolverlo a la vida en plenitud, un legado que fue recomponiendo con ayuda de los viejos sabios que en el planeta flamenco fue encontrando: Pepe el de la Matrona, Manolo el de Huelva, Aurelio Sellés, Bernardo el de los Lobitos, Jacinto Almadén, Rafael Pareja, Tío Parrilla, Pericón de Cádiz, Manuel Pavón, Juan Varea, Manolo Caracol, Antonio Grau y tantos otros. Nada hay aquí de improvisación, sí de investigación y mucho trabajo para actualizar el legado de Chacón. En este sentido hay que abrir párrafo aparte para recibir a ese guitarrista con el que concibió, tono a tono, acorde tras acorde, la colosal obra. Señoras, señores, con ustedes, José Antonio Carmona Carmona, ¡Pepe Habichuela!
- Hola, qué tal.
- Pues mira, hablando de ti estaba. Que eso, qué cómo conociste a Morente y tal y tal.
- Pues fue en 1973 o 74. Yo trabajaba en Las Brujas con Manolo Sanlúcar, y Enrique, que entonces hacía pareja artística con él, vino al tablao y nos conocimos ¡Ah!, antes, lo escuché en Zambra y mi hermano Luis me lo presentó y me hablaba muy bien del paisano, de que cantaba fuera de serie… Pero esa noche nos fuimos desde Las Brujas a tomar una copa a la venta El Palomar, y hubo ahí un encuentro bonito de la guitarra y la voz. Así empezamos…, pronto vinieron las actuaciones en las universidades, y luego los discos, que grabamos en 1977 hasta tres, el doble de Chacón y “Despegando”. Me preguntó -“¿Te apetece que grabemos?” - “Ya estás tardando”, le dije. Me iba todas las tardes a ensayar en su casa, en Álvarez Abellán, en Carabanchel, Su madre, que en gloria esté, nos daba de merendar mientras nosotros andábamos preparando el disco, y echábamos la tarde fenómeno. Se nos pasaba el tiempo volao, porque estábamos haciendo algo que nos gustaba a los dos. Lo trabajamos mucho, y ese trabajo se nota nada más que empiezas a escuchar los discos; se nota que hubo ensayos y complicidad.
- Pero sé que a la hora de grabar alguna de las piezas llegaste al estudio algo perjudicado…
- ¡Cómo lo sabes! Tenía er deo con fiebre, me había pillado el pulgar con la puerta del coche y estaba sin uña. Pero Enrique, como era así, me animó a intentarlo –“A ti, como te suena la guitarra, no te hace falta ni uña ni na…”-. Bueno, ahí ha quedado, y, la verdad, no ha quedado mal.
Pepe Habichuela (Granada, 23/X/1944) se hace cargo de todas las guitarras que suenan, pues a veces hace recordings e interpreta dos a la vez, y, por si fuera poco, en el mirabrás utiliza el instrumento como elemento de percusión. Del resto de las percusiones, jaleos y palmas se encargaron Cancanilla -quien también baila-, Guadiana y Chocolate de Madrid. Con tal apoyo Enrique y Pepe, su mano derecha por muchos años –con fiebre y sin fiebre-, concibieron un trabajo que es un auténtico monumento en torno al legado pontificio de Chacón, poniendo al día el complejo mundo de las esencias y las herencias chaconianas, creadas en los albores del pasado siglo y caídas en desgracia con la posguerra, porque llegaron los doctores de la Iglesia Jonda dispuestos a pasarse de listos y quedarse cortos de oído. Morente se eleva por las escalas tonales en un paroxismo vertiginoso mientras Pepe armoniza en la guitarra todas y cada una de sus cadencias, sin acudir a los lugares comunes, buscando soluciones de futuro. Es por ello que insistirá Morente en que ambos aparezcan en portada y sean anunciados con letras de igual tamaño. El cantaor, tan poco dado a vanagloriarse, sí a restarse méritos, fuera de norma declaró sobre esta obra cuando hubo lugar: “El disco que hice con Pepe Habichuela, Homenaje a don Antonio Chacón, me parece que es un trabajo serio, que tiene una calidad…”.
El doble álbum de lujo, presentado por José Blas Vega, llevaba en portada un retrato de los protagonistas realizado por Mario Pacheco, quien sitúa a cantaor y guitarrista ante un velador del colmao madrileño Los Gabrieles (C/. Echegaray, 17) con dos catavinos de buen fino, rodeados de azulejos publicitarios de la época.
Chacón impartía cátedra allí mismo, a la vera de la plaza de Santa Ana. En la imagen, Pepe Habichuela está tocando en la guitarra sobre el inspirador acorde de taranta, que tanto aportó al cante de Chacón y a Morente para su revolución flamenca.
Por una vez lo bien hecho bien resulta, e Hispavox presenta el trabajo oportunamente, siendo condecorado el álbum en 1978 con el Premio Nacional de Música Popular del Ministerio de Cultura… Hubimos de aguardar a que en 1995 dicho ministerio concediese a Enrique Morente el Premio Nacional de Música -distinción hasta la fecha vetada para un flamenco-, para que Hispavox, y aún tardó un año, se replantease digitalizar su obra y reeditar completo por vez primera tan significativo álbum. Le tendremos que echar la boca.
El que aquí se presenta es un Chacón tan fidedigno como actualizado. Apartándonos del método empleado hasta este punto, no vamos a entrar a pormenorizar ningún cante. Como tal antología ya está suficientemente sistematizado el contenido, pero adviertan ustedes mismos y asómbrense de la dimensión tonal de cada pieza.
Con un legado así, sí que se puede y da gusto hacer camino al andar…

martes, 2 de febrero de 2016

Los primeros discos de Enrique Morente c@ntados por José Manuel Gamboa. Guía de escucha (1)

(Nos parece oportuno traer a este blog el texto de José Manuel Gamboa para el cofre de seis discos de Enrique Morente, ... Y al volver la vista atrás. Forma parte del librillo que acompaña al recopilatorio de los cinco primeros discos del cantaor más otro de cantes inéditos y rarezas; el librillo incluye textos de otros autores. Todo él se puede encontrar en este enlace, pero queremos que también esté disponible aquí; en especial la parte referente a la guía de escucha elaborada por Gamboa, tan reveladora, educativa, amena, sabia... Un texto que es un recorrido por la historia del cante flamenco en general y la del cante de Morente, en particular, unidos como la erudición y el singular -óle- estilo del autor-cronista que es puro y gozoso asombro. Sólo recogemos la parte donde Gamboa analiza, cuenta, señala cada cante de los diferentes discos; hemos obviado una entradilla biográfica, de muy recomendable lectura).



Morente, ¡A grabar!; nosotros, ¡A escuchar!


La distinguida pareja dancística formada por Susana Audeoud Koniz (Berna, Suiza, 10/10/1919-Zúrich, Suiza, 1/1/2010) y José Luis de Udaeta Paris, José de Udaeta (Barcelona, 27/5/1919-15/9/2009), difundió con plena fortuna nuestros aires nacionales por Europa entre 1948 y 1970. Adelantados en la creación de espectáculos dramáticos, conformados, desde el lenguaje coreográfico por el flamenco, el clásico español y nuestras danzas regionales, pusieron en escena piezas de profundo arraigo español, entre otras “La Celestina”. Hubo química en la escena y tras la escena, que Susana se casó con el pianista y compositor de la compañía Antonio Robledo, en la pila Armin Janssen (Hannover, Alemania 12/V/1922-Zúrich, Suiza, 2/X/2014), quien a la postre compondrá con Morente las obras sinfónicas “Fantasía de cante jondo” y “Alegro soleá”.

De momento, Enrique debuta en el microsurco al participar en el registro del disco “LA CELESTINA. BALLET CREADO POR SUSANA Y JOSÉ, Música: Antonio Robledo. Textos: Alberto Cárdenas” (Emi/Odeón MOAL 119, 1966), donde está acompañado por el magnífico piano de Janssen, el oboísta Pedro Iglesias y la superlativa guitarra de Andrés Batista Francisco (Barcelona, 12/X/1937).

Interpreta –en el papel de Calixto- junto a La Talegona –en el papel de Celestina-, las bulerías cortas En casa de Celestina, que se inician con músicas navideñas de Juan Mojama/A. Mairena y se aliñan con aires pregoneros de Manuel Vallejo, y en solitario los martinetes del Hechizo del cíngulo, que Morente toma de Aurelio Sellés y, originalmente, de Pepe el de la Matrona –los grabó en 1947-, llevando el cante a su sitio, sin aliviarse, pero que ya los hace suyos, morentianos, por las melismáticas elevaciones “microtonales” en la parte valiente que marcan la diferencia. Empieza a hacer historia.

El 23 de febrero de 1967 se hace Morente con el premio del concurso I Presencia de Málaga Cantaora en Madrid, en la final celebrada en el Teatro Beatriz, compitiendo con reconocidos profesionales -Bernardo el de los Lobitos, El Flecha padre e hijo, Antonio de Canillas, Alfredo Arrebola… Rafael Pareja, santón de conocimiento infinito y miembro del jurado, viéndose en minoría ante un veredicto final consecuencia –dicen- de componendas, zanjó con un terminante bastonazo en la mesa: “El premio tiene que ser para ese niño de Granada, que va a ser un cantaor de época”. Por cierto, según recuerda el cantaor unionense Niño Alfonso, algo parecido anunció dos años antes en Cartagena el maestro Pepe Marchena: Enrique el Granaíno es el mejor cantaor que he escuchado nunca, el que va a acabar con todos nosotros el día que ya no estemos aquí. Es el futuro del mañana”. Tal repercusión alcanzó el triunfo de Morente en el certamen, que propició su puesta de largo discográfica. El elepé de estreno, en la tirada inicial, incorporaba una faja con la inscripción: “Gran Premio del Certamen de Cante Jondo. Primera Presencia de Málaga Cantaora en Madrid”. Saldría el álbum, “CANTE FLAMENCO. ENRIQUE MORENTE” (Hispavox HHS 10-324), en el segundo semestre del 67 junto al primero de los epés, “Enrique Morente. Cante flamenco” (Hispavox HH 16-630). A la gozada discográfica se sumó su entrada en el tablao más cabal conocido, Zambra, y más concretamente en el elenco principal de la casa, el Cuadro Antología del Flamenco, con Rosa Durán, Juan Varea, Pericón de Cádiz, Rafael Romero y Perico el del Lunar.


El pianista José Romero, que conocía a gentes en Hispavox, pidió cita y con Morente se presentó allí para que José Luis de Carlos, director artístico de la discográfica, atendiera al estilo del puntero valor en cierne. Se encontraron con que De Carlos estaba acompañado por Félix García Vizcaíno, Félix de Utrera (Las Palmasde Gran Canaria, 29/VI/1929-Madrid, 4/IX/1998), tocaor al que conoce Enrique en ese momento. Le hicieron una prueba y José Luis ficha a Morente, le impone de acompañante a Félix, y se encarga del registro, justo antes de cambiar de empresa. Acabará en CBS, dando a conocer a Las Grecas o Los Chorbos, y ficha a Morente cuando este cumpla su contrato con Hispavox…

Por lo pronto, Morente consigue que la independiente madrileña, tras la marcha de De Carlos, contrate al amigo José Blas Vega, quien se hará cargo en la misma del departamento de Flamenco y Folklore. En aquel tiempo Enrique era un “protegido” del tótem del arte flamenco jerezano, el respetado Tío Parrilla, que lo defendía como el joven valor del cante flamenco, hasta el punto de ponerle de guitarrista a su propio hijo, Parrilla de Jerez. Es más, el venerable calé se enfrentó al estudioso local Juan de la Plata, presidente de la Cátedra de Flamencología, que mantenía cierto escepticismo respecto al granadino. Junto al Tío Parrilla, disfrutó Morente de veladas de cante compartidas con santones como el Tío Borrico y costeadas por don José Cantos y Ropero, quien le hizo escuchar algunas de sus grabaciones privadas, como la que le hizo a Tío José de Paula, todo un tesoro, de donde Enrique posiblemente tomase las quejadas seguiriyas inéditas que se descubren en el disco extra, Este pan moreno –que muchos atribuirán a Paco la Luz y más parecen de Tío José. Y de esta importantísima etapa jerezana de Morente derivará el súmmum de la discografía flamenca, el álbum “Canta Jerez” –editado ya en 1968-, que se grabaría en el marco de una fiesta celebrada en los estudios Hispavox, de la calle Torrelaguna de Madrid, con lo mejorcito de la cantera jerezana, un álbum que se cierra con una fiesta por bulerías dedicada al Tío Parrilla…En su debut disquero, Morente sorprende por la profundidad y diversidad del contenido, por momentos inédito. Veámoslo. La verdulera, el único cante rítmico, sigue la estela de D. Antonio Chacón –del que Morente era defensor a ultranza e imbuyó a Blas Vega-, con el pregón aflamencado por Tío José el Granaíno. La pieza recientemente fue versionada por Los Planetas en “La leyenda del espacio”. Plaza de los Herradores, responde al fandango albaicinero que Frasquito Hierbabuena engrandeció, dotándolo de mayor musicalidad, y salvaguardó Cobitos. El primitivo cante de la caña no podía faltar en estos tiempos de gusto antológico, ofreciéndonos Morente una intransitada versión de excelente copla, Y conmigo no ha podío.

Tal vez lo más llamativo del contenido fuese Ni quien se acuerde de mí, la malagueña de la Peñaranda, toda una primicia. Pepe el de la Matrona le enseñó el cante, adjudicándolo con ciertas reservas a Concha la Peñaranda:

Estoy casi seguro, pero ahora mismo no me acuerdo…”. Se enfadó al ver el disco así asignado, pero en 1969 el propio maestro lo incorporará a su antología, “Tesoros del flamenco antiguo” (Hispavox HH 10-346/7). Les diremos que en 1912 la Niña de los Peines había impresionado el cante, en una versión menos matizada, menos clara y definitoria, sin atribuirlo a nadie. Algunos opinan que es en realidad la bandolá de los jabegotes. Sin embargo, arrancando el siglo XX la primicia de este cante la grabó El Mochuelo, que granaína llamó; así fue conocido hasta los años 20, cuando pasó al olvido.

En la soleá De tu querer apartarme, hace Morente los cantes del cabeza del cante grande gaditano, Enrique el Mellizo, según el perdido modelo original; repitiendo hasta tres veces el segundo verso del primer cante, y metiendo unos ayeos en el último verso de esa primera copla. Aurelio Sellés, Matrona y Manolo el de Huelva fueron sus guías. En igual sentido, de hondo calado es su aportación de la seguiriya fetén del Mellizo, Toíto me viene en contra, hasta entonces mal difundida. Cante grabado por Pepe el de la Matrona el 18 de febrero de 1947 para el profesor Manuel García Matos, que igualmente plasmó en París acompañado por Román el Granaíno en 1957. De Matrona lo recogió Morente y ante Aurelio Sellés contrastaría su exactitud y validez ratificándolas: “¡Eso lo hace Enrique muy bien!”, declarará el sabio anciano de Cádiz a José Blas Vega. Más allá le dejará dicho que si el cante se ha de conservar con autenticidad en el porvenir, el único capaz de transmitirlo, “el único que lo pueda conocer es este Morente, porque lleva el régimen ese; Morente lleva el…, el sitio”.

Se me apareció la muerte, es una malagueña de Chacón que aprendió Enrique de Matrona y practicó desde los primeros años 60 manteniéndola en repertorio siempre. Dicen que es un estilo que reformó el genial jerezano, tomándolo del cantaor llamado Gayarre Chico o Gayarrito. El pianista Arturo Pavón nos aseguró: “Chacón la cantaba con cuatro versos, y mi padre le agregó un quinto: Para alivio de mis penas”. De Chacón lo retomarán otros, pues la malagueña “Por buscar la flor que amaba”, que se ha atribuido a Manuel Torre y a Diego el Marrurro, es una copia de la presente, un mismo cante. También divulgó, aprendidos de Pepe de la Matrona los martinetes, En la estación de Jerez, y los aires mineros de Pedro el Morato, A las minas del Romero. En las soleares Me tienes consumío, es una vez más Matrona el asesor, aunque Morente añade ecos de Fernanda de Utrera. Interpreta cantes trianeros de Ramón el Ollero, El Quino y Silverio, siendo la copla del segundo cante original de Matrona. Y de este recoge las variantes jerezanas por seguiriyas de Manuel Torre y Marrurro en Mi hora mala llegó.


Pasado un año largo regresa Enrique Morente a los estudios de Hispavox un par de tardes, esta vez con un guitarrista por él elegido; el mejor que teníamos en España: Manuel Serrapí Sánchez, Niño Ricardo (Sevilla, 11/VII/1904-14/IV/1972). Juntos impresionan el despampanante Lp CANTES ANTIGUOS DEL FLAMENCO. ENRIQUE MORENTE. GUITARRISTA NIÑO RICARDO” (Hispavox HH 10-355), editado en la primera mitad de 1969.
El prólogo, ideal para dejar flamencos boquiabiertos, lo pone con la Que te quise con locura, la malagueña grande de Chacón en una versión verdaderamente merecedora de la colosal acotación; Ricardo le secunda, divino, con un toque en tonalidad de taranta. Fue este superlativo cante el que le otorgó al granadino carta de naturaleza cabal entre toda la afición. La seguiriya que sigue, Los ojos abrió, tiene particulares significaciones mellizas, dobles enjundias: 1º En el segundo estilo, que da título, presenta al pueblo flamenco nada menos que un decimonónico cante del a la sazón rey del flamenco Silverio Franconetti, estilo que aprende del veterano Rafael Pareja. 2º En el cante inicial hace un giro, un semitono, que será un pequeño paso para el hombre, pero un paso de gigante para el arte jondo, pues con él venía a concretar la unión del Oriente y Occidente flamencos, de la Andalucía Bética y Penibética. Adoba el cante jerezano de Manuel Molina de unas “caídas” propias del cante minero:



Como una cosa

como cosita propia

Te-e-he mirao yo

pero quererte como yo te quería

Ya-a-a eso se acabó.



Nos referimos al semitono –así lo llaman los flamencos- que introduce justo en lo que marcamos en negrita, con lo que inicia lo que también se podría llamar la tarantización del cante jondo bajo andaluz. Inserta Morente en el sistema modal bajoandaluz la característica séptima tarantera, esa nota diferencial de los aires mineros dentro del sistema del fandango sureño –la séptima del primer grado (séptima dominante del modo menor); el punto de inflexión melódica, donde tiende a caer la voz en momentos cruciales, caso clarísimo del primer tercio de la cartagenera: “Te inclinaaas” –avanzando pueden comprobarlo en Si vas a san Antolín. Esa nota viene de la parte del fandango que va en tonalidad mayor, que no de la modal, dado que el fandango sureño es bimodal. Esta es la cuestión y la novedad, utilizar una nota en sexta dentro del modal andaluz, y poner allí el quejío.

Este cruce de tonal y modal en absoluto fue producto de laboratorio, sino devenir natural del cante por el corazón, la mente y la voz de un aficionado de amplio espectro. Esto es lo que a los sordos e inmovilitas del planeta flamenco les llevó a acusar a Morente de que “cantaba al revés”. Está bien definido, porque se entiende ¿O no?

Pero más que romper el esquema tonal del cante bajoandaluz, la escala andaluza, lo ENRIQUE-ce con sentires de su Oriente flamenco. Es un acto de hermandad, de afición ecuménica. Y más allá, en lo sucesivo, romperá esquemas con sus mezclas de las escalas andaluzas y mayor/menor, algo que se continúa en la guitarra de Pepe Habichuela.

Por cierto, el primero en tomar prestado el semitono de Morente será un ratón colorao llamado Camarón de la Isla, que lo lleva a su inmediata seguiriya “A los santos del cielo”, de 1970. Ítem más: Nadie se llame a engaño cuando vea la obra registrada a nombre de Blas Vega –o bajo el seudónimo Ópalo-, pues en aquel tiempo era muy complicado para un creador flamenco darse de alta en Autores, y ni merecía el esfuerzo para las pocas ganancias que se devengaban. Por eso Enrique le cedió la obra a su amigo Blas, que era socio SGAE y podía hacer el registro. En varios cantes ocurrió algo semejante, con este y demás autores.

Merecía comentario el cantecito. Más telegráficamente les informaremos que prosigue Morente su recital con unos fandangos grandes del jerezano Niño Gloria, De rabia rompí a reir; dos estilos de soleares de Merced la Serneta y entre ellos intercalado uno de Frijones, En lo mejor de tus sueños, con divina letra y música; la malagueña de El Canario, Por las trenzas de tu pelo; unas impresionantes peteneras, Estrella de fuego, las que hacía Chacón y que logra reconstruir, con sello propio, según la información que le aportó Manolo el de Huelva. Igualmente de procedencia chaconiana, vía El de la Matrona, nos llegan los aires taranteros almerienses, Soy del reino de Almería, la famosa cartagenera de Chacón, Si vas a san Antolín, y el martinete con toná, Soy un pozo de fatigas, que puede estar influenciado por Jacinto Almadén y Juan Varea –un claro ascendiente en todo el álbum, como notable es el de Manolo Caracol- aunque muestre la personalidad de Morente. Nos restan las seguiriyas jerezanas Pago con la vida, del Marrurro y Manuel Molina; estas últimas, por Enrique adrede respiradas -sin tirar de fiato-, negándose al aplauso fácil que tal uso procuraba en los festivales a los cantaores más gaiteros –“Prefiero la hecatombe a la mediocridad”, era uno de sus lemas-.

La afición se hizo lenguas de la titánica malagueña grande de Chacón que presentó Morente, obligando a su discográfica a sacar en 1970 un epé –el cuarto y último del cantaor-, con dicha pieza, amén de la seguiriya de Silverio, la petenera y los fandangos: “Enrique Morente. Guitarrista Niño Ricardo” (Hispavox HH 16-733).

Entró el granadino en el mundo del festival bajoandaluz, y a una la crítica y la flamencología del lugar le dio nones ¿Por qué? Porque se salía de la tabla, se salía del camino predeterminado, de la norma establecida por el imperante mairenismo –el mairenismo; Antonio Mairena, siempre respetó la valía y afición de Enrique… -. Y así empezó la leyenda del cantaor desprestigiado. Hablar de Morente es un continuo tener que recurrir a las comillas, escuchémosle: “Estoy súper desprestigiao…, gracias a ese desprestigio vivo. Yo estoy muy contento con mi desprestigio. Hay gente que se deprime, se suicida… Yo no, es fantástico estar desprestigiao. Es una situación divertidísima”.

Pues ya metido en faena “empezó Enrique con las tonterías”…, que así entendía su mismo productor el álbum por venir… Estando en estas, “si no te mueres, te quedas desfigurao”, falló el maestro ¿Qué había sucedido?

(Continuará)


Post data: Claude Worms también se hace eco de ... Y al volver la vista atrás; y dedica, en su web de flamenco, un artículo a comentarlo; además incluye varios de los cantes del disco para su escucha. Recomendable).